Capítulo XII

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El sepulcral silencio, entre los externos sonidos de la naturaleza, eran la única banda sonora que acompañaba los compases de sus corazones.

Paulatinamente, sus labios se fueron desuniendo dejando consigo un abrasador vapor sobre sus labios y palabras quimeras que jamás fueron ni serían dichas.

Los ojos pardos de Judas chocaron contra los marrones cálidos de Jesús.

"¿Ahora qué?"
Se preguntaba Lucifer con palomitas en mano.
"¿Qué le dirá Jesús? ¿Qué responderá Judas? ¿Cómo diablos ello aún no han dicho nada y el Dios del inframundo ya se ha terminado una bolsa completa de ese aperitivo?"

-Jesús...

-Creo que... Debemos ir con los demás.

-Jesús, nosotros–

-Es muy tarde, Judas. Temo que puedas resfriarte.

Ante la negativa de querer brindar una respuesta, Judas asintió ante su pedido y caminó a su lado en mutismo.

Cuando finalmente los pasos de ambos se hicieron lejanos, Lucifer dejó escapar un exagerado bostezo.

-Vaya~ El hijo de Dios se atrevió a desobedecerlo... Realmente es una oportunidad única para ir a molestar al viejo...

Mientras más imaginaba la expresión que el hombre pondría ante esta confesión, más satisfecho se sentía. Después de todo, es su trabajo, ¿No es así? Como todos siempre dicen: "El diablo siempre está haciendo maldades".

"Ajá, sí".
Ideas estúpidas proveniente de gente estúpida supone él.

Con nueva energía positiva renovada, dejó que la perla de niebla hiciera su trabajo de llevarlo hacia su próxima parada: El Paraíso.


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El cantar de las avecillas fueron las alarmas que indicaban un nuevo porvenir.

-Hey, Andrés, mira.

Llamó el castaño menor, Santiago, mostrando ante su amigo la pequeña ave que se posó sobre su dedo.

-Qué tierna es~

-¿Verdad? Tal vez le caigo bien. ¿Crees que debería ponerle nombre?

-¡Gran idea! ¿Qué tal...?- se tomó unos breves segundos antes de continuar.- ¡Bindíl!

-¿Qué clase de nombre ridículo es ese?

Le expresó un tercero, Simón, quién se había acercado silencioso por detrás de ambos.

Por suerte para la pequeña ave de color Oliva, entre ambos jóvenes Andrés era el más miedoso.

-¡No deberías aparecerte así con otras personas! ¡Pueden tomarte como alguien sospechoso!

El epítome del pecado... (JudasxJesús)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora