Capítulo IV

12.4K 1.4K 2.3K
                                    

Sus mejillas no dejaban de arder, su cabeza le daba vueltas y sentía que su corazón en cualquier momento iba a salirse de su pecho.

No lograba concentrarse. Era una lucha constante entre sus pensamientos y sus más ocultos deseos.

Deseaba poder calmarse, calmar su cuerpo que reaccionaba al perfume embriagador del hombre junto a él que rezaba tranquilamente luego de haber despertado descaradamente todos sus sentidos.

-Me... retiraré un momento.- le susurró.

Se levantó dispuesto a calmarse un poco, mas fue detenido por la mano del castaño.

-¿Quieres que te acompañe?- eso provocó que comenzara a entrar en pánico .

Al no tener respuesta, interpretó ese silencio como una afirmación.

-Volveré en un minuto, continúen rezando, por favor.- anunció al grupo de hombres que mantenían los ojos cerrados y concentrados en sus conversaciones con Dios.

Movió su cabeza hacia la dirección que lo quería guiar; por parte de Judas, solo se dejó guiar, como todo un "apóstol".

-¿A dónde vamos?- preguntó después de haber caminado unos minutos.

-Hacia el prado que siempre voy a rezar.- sin razón alguna, Judas se estremeció ante tal proposición.

Todo el camino se mantuvo en silencio, pensando. Pensando en su propia reacción. Nunca se había comportado así, y menos con un hombre.

¿Qué estaba ocurriendo con él?

Caminó hacia Jesús, para seguidamente sentarse sobre la roca.

-Jesús... antes de rezar...- se armó de valor y soltó las palabras que se rehusaban a salir.- quisiera saber más de ti...- sus manos sudaban, sus ojos se dirigían a cualquier dirección menos a sus marrones ojos.

Eso sorprendió al contrario, siendo cubierta automáticamente por una satisfacción al entender que el único motivo de su apóstol era conocerlo más, por ende su persona le comenzaba a agradar.

-¿Qué quisieras saber de mi?- tomó el atrevimiento de sentarse más cerca de él, rozando sus ropajes.

El acercamiento logró que sus mejillas retornasen a encenderse.

-Cómo... ¿Cómo sabias de mí? La primera vez te acercaste con tanta confianza, como si me conocieses... y me llamaste por mi nombre... no logro entender...

-Es porque yo ya te conozco, Judas...- delicadamente había posado su mano sobre la oreja de Judas, dándole leves caricias.


El epítome del pecado... (JudasxJesús)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora