Llegaron a una enorme casa, alguien en la entrada, saludó inclinando levemente su cabeza, para luego abrir el gran portón eléctrico enrejado, dejando ingresar al interior de la vivienda, la motocicleta con ambos pasajeros.
Yibo, estacionó su vehículo de dos ruedas, en el jardín delantero, junto a una exuberante fuente de agua situada a unos metros de la entrada de la mansión Wang.
Bajaron de la moto, el menor entrelazó nuevamente su mano con la de Zhan, quién era llevado casi a rastras al interior de aquél lugar.
-Buenas tardes, señor Wang -una ancianita, se inclinaba delante de Yibo, mientras él la sostenía de sus manos, evitando la formalidad.
-Nana ¿No hay nadie en la casa? -preguntó, tomando nuevamente la mano del mayor, quién obserbaba entretenido todo el lugar.
-No, señorito ¿El joven es...? —indagó mirando hacia el mayor, quién se dio cuenta que se estaba dirigiendo a él.
-Mi nombre es Zhan, mucho gusto —prinunció, notando —en ambos rostros—, una sonrisa. Era la primera vez que lo pronunciaba delante del castaño.
-El gusto es mío, señor Zhan -dijo, mirando a Yibo, mientras acariciaba su rostro-. ¿Qué te ha pasado, muchachito? -notando los golpes y la sangre marcada cerca de su boca.
-Nada grave, Nana. No te preocupes -expresó retirando la mano mientras dejaba un beso sobre ellas-. Estaré en mi recámara, allí tengo lo necesario para limpiar mis heridas. De ésto... ni una palabra a nadie —ambos sonrieron de manera cómplice.
Xiao Zhan y Wang Yibo, subieron la gran escalera e ingresaron por una de las primeras puertas a la habitación del alfa.
Zhan, se sintió embriagado por un instante, pues la habitación, olía a sándalo puro, dándole a saber que era la del menor.
-Siéntate en mi cama, iré al cuarto de baño por el botiquín de primeros auxilios -declaró el alfa.
El mayor se preguntaba cómo demonios había terminado en la recámara de su alfa destinado, rodeado por sus objetos personales, apoyado sobre el lugar dónde éste descansa todas las noches.
Lo peor de la situación, eran las feromonas dispersas por toda la habitación, lo hacían estremecerse por unos momento. Xiao Zhan tenía que salir de ese lugar lo antes posible.
Su móvil comenzó a sonar sacándolo de sus pensamientos, cuando vio el nombre, dudó en contestar la llamada, pero igualmente lo hizo.
-¿Qué quieres, Liu? —por desgracia, Yibo salía del baño trayendo consigo los medicamentos para tratar sus lastimaduras. El alfa se sentó junto a él, mirándolo fijamente.
-Quería pedirte perdón.... lamento mi impulso Zhan... el accidente te dejó tan cerca mío que no me pude contener... lo lamento tú sabes bien lo que siempre he sentido por tí —sonó muy arrepentido.
-Eso no te da derecho, Liu Haikuan -elevando un poco la voz-, te lo dejé en claro muchas veces; nosotros podemos ser sólo amigos y tú lo aceptaste, no tienes que aprovecharte de mi situación... —viendo como el semblante de Yibo cambiaba al darse cuenta con quién estaba hablando.
-Te llamé para decirte que no dejes tú tratamiento por este error, Zhan... Te prometo que no volverá a ocurrir...
-Espero que todo quede claro... nos vemos el próximo mes -el omega estaba por cortar, pero escuchó un grito del otro lado de la línea.
-Zhan, no cuelgues... dejé para lo último lo más importante... -sonando preocupado.
-¿Ahora que ocurre, Liu? —viendo cómo Yibo se paraba molesto, sacándose la prenda superior que estaba manchada con sangre, justo delante de sus narices.
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Si decido dejarte [YiZhan]
FanfictionXiao Zhan está casado con Darren Wang hace más de diez años y dos cachorros son el fruto de ese matrimonio. La burbuja de la familia perfecta se rompe cuando accidentalmente conoce a Wang Yibo; su alfa destinado. Desde que Wang Yibo entra a su vida...