Si decido dejarte [YiZhan]

Capítulo extra

Nunca imaginé que mi vida cambiaría de la noche a la mañana de una manera repentina solo por culpa de un jodido pimiento.

Me rio de solo recordarlo, por vueltas del destino esa no era la primera vez que nuestros caminos se cruzaron, ni tampoco la última.

Wang Yibo, mi alfa destinado, mi ángel guardián, mi protector.
También el de mi pequeño A-Yuan, ¿casualidad o causalidad?

No lo sé realmente, tampoco creo que importe en estos momentos.
El es el amor de mi vida, el padre de mis hijos, porque aunque no tengan lazos de sangre, él los ama de igual manera que a nuestra Mei Ling.

Con A-Ling costó un poquito más, ya que al ser más grande, aún no aceptaba la idea de que Yibo no era el reemplazo de Darren.

Pero poco a poco se fue ganando su confianza y cariño. Ahora tengo que enojarme para que dejen esos juegos en línea, que ambos se pasan horas jugando juntos recostados en el sofá.

A-Yuan mucho antes de conocerlo ya lo distinguía por su aroma, después lograr tener a su superhéroe favorito en su hogar y poder decirle papá, le hizo olvidar aquél plato que nunca le llegamos a comprar con Darren, el cual seguía reclamando cada cierto tiempo.

El señor y señora Wang le brindaron el mismo afecto que mi Alfa, ni hablemos de la Nana consentidora.

Meng Ziyi también los trata como sus propios hijos, y ellos la adoran, como a sus dos hermanas por igual.
Todos ganamos en esta encrucijada, aunque varias veces traté de nadar contra las corriente del destino, éste se encargó de colocar cada pieza en su casillero.

A mi querido doctor, amigo y psicólogo Liu Haikuan, también le llegó su martes 13. Su adorado omega destinado, primo de Yibo, el celoso y posesivo Wang Zou Cheng, lo condenó a pagar sus actos pecaminosos estando en vida.

Ahora esperan un hermoso varón, que todos nos encargaremos que no siga los pasos de su atrevido padre.

Aunque sabemos que el sillón solo es un fetiche sexual de esa pareja, nadie se atreve a contradecir las palabras de Zou Cheng, más en su actual estado.

Jamás dejaría que mi alfa durmiera en ese lugar, aunque lo amenacé en más de una ocasión y lo corrí de la recámara para que deje de malcriar a nuestra Meimei, luego volvía a descansar entre mis brazos.

Mi corazón no aguantaría volver a tenerlo lejos después de todo lo que hemos pasado, el sufrimiento que le causé por mis estúpidas decisiones.

El esfuerzo que hace por ser el alfa ejemplar y responsable de nuestra familia.
Demostró ser un  gran hombre a pesar de su corta edad, superando mi espectativa y prejuicios, en todos los sentidos.

Valoro cada una de sus acciones, como cuidó de mí y de nuestra hija cuando estuvimos al borde de la muerte.
Trato de no ser tan duro con mi alfa, pero a veces parece que tengo un niño más haciendo travesuras por la casa.

Con todos los preparativos del primer año de nuestra cachorra, olvidé tomar mis supresores, el cual hizo que mi celo aparezca cuando menos lo deseaba.

Los síntomas invadieron mi cuerpo cuando estaba tomando una ducha antes de la celebración.
Maldije porque podía escuchar claramente las voces de nuestros invitados resonando desde el jardín.

Pero ahora, lo único que quería, necesitaba y anhelaba era a Yibo, a mi Alfa, el único capaz de apagar éste fuego que comenzaba a consumirme.