Si decido dejarte [YiZhan]

Capítulo 7

Me desperté sobre su pecho desnudo, un poco avergonzado y agradeciendo que todo el tiempo, la luz de la habitación, estuviese apagada.

Antes de volver a la realidad, respiré profundo y me conforté con el aroma que aún desprendía su cuerpo dormido.

Me atreví a besar sus labios, arroparlo con cuidado e impregnar su cuerpo con una suave capa de mis feromonas.

Ya que sería la primera y última vez...

Luego recogí mi ropa que estaba regada por el suelo, me vestí y, por último, tomé el resto de las pastillas que reposaban sobre el mueble junto a la cama.

No más errores.

Busqué por toda la habitación algo con que escribirle una nota de agradecimiento, ayudándome con la linterna del celular de Yibo, tomé un trozo de papel y pensé mil cosas que podía haber redactado...

Al final lo único que pude garabatear en ese arrugado pedazo fué un simple Gracias.

Miré por última vez su cuerpo que descansaba sobre la cama, alumbrado por una fina línea de luz que se colaba por la hendidura y que desapareció al cerrar la puerta.

Llegué a casa en taxi, que el recepcionista del hotel me pidió amablemente.

¡Gracias a los cielos Darren aún no había llegado! Pero me sorprendió que A-Yuan me recibiera a altas horas de la noche.

—¡Papi! ¡Papi! —exclamó aferrándose a mi pierna—. Todavía hueles a madera —frunció el ceño—, ¿¡Acaso te volviste a caer!?

—¡A-Yuan! ¿Q-Qué haces despierto a esta hora? —intenté desviar su cuestionamiento.

—Tía Lu se quedó dormida viendo películas con A-Ling y no me leyó mi cuento —A-Yuan se quejó haciendo un bonito mohín.

—¿No? Entonces, ve, acuéstate... Tomaré una ducha, luego voy a tú cuarto y leemos uno de piratas... ¿Qué te parece la idea? —le susurré.

—¡Sí, papi! —A-Yuan salió corriendo, muy entusiasmado, en dirección a su habitación.

Luego de ducharme, utilicé mi inhibidor de olor, leímos un cuento con A-Yuan hasta que él se quedó dormido. Revisé la habitación de A-Ling y me encerré en mí habitación. Ya no tenía fuerzas y ánimos para nada después de lo que me había pasado. Me tiré sobre mí cama y me acosté boca abajo, aplastando mi cabeza y pensamientos contra la almohada.

Parece que me quedé dormido, porque cuando me despierto, alguien estaba encima mío, besando mi cuello mientras sus manos se colaban hábilmente debajo de mi playera.

—D-Darren, cariño...

Dioses. No.

Era extremadamente extraña su muestra de afecto ¿justo tenía que hacerlo hoy?

—Bebé... perdóname por llegar tarde —se disculpó mientras sus manos jugaban con mis pezones mientras continuaba hablando—: prometí cenar con ustedes hoy... Lo lamento.