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___(tn)

— ¿Cuanto tiempo tenemos?

— Uhm...—miró el papel— 15'.

— Entonces volveré justo a tiempo, quiero ver a mi novio jugar por favor... Por favor —supliqué hacia Anna, esta rodo los ojos y accedió.

— Te quiero aquí tres minutos antes, ¿De acuerdo?

Asentí eufórica y me largué a correr directo a la cancha donde se encontraban.

— Wow... Esto si que es... Grande, y mucha gente.

— ¿Verdad?

Miré al responsable. Este tenia el aspecto de un pájaro.

— Korai Hoshiumi —se presentó

— __(tn) Ukai.

— ¿Vienes a ver a alguien? —asentí.

— A Karasuno-¡Oh! ¡Ya te recuerdo! Eres el que dicen "el pequeño gigante" ¿Cierto?

Sonrió con orgullo.

— Pero, no lo serás. Hinata es y será el "pequeño gigante" —su sonrisa desapareció—. De todas formas, admiro tus jugadas, no me mal interpretes.

— ¿Crees que ese chico me supera? —asentí—. Tch. Mírame jugar y te demostraré quien merece ese título.

— Si tu dices... ¡Maldición! —dije al ver el reloj— Fue un gusto conocerte, Hoshiumi, pero debo irme. ¡Suerte!

— Lo mismo digo.

《¡Ni siquiera pude ver a Kageyama! ¡¿Por qué todo es tan grande?! Si no hubiera hablado con el albino ese... ¡Agh! ¡Maldición!》

Anna va a matarme...

(...)

— ¡Sam! —advertí

— ¡Anna! —avisó.

— ¡__(tn)! —ordenó. Hice la carrera y pegué un gran salto, pegandole a la pelota pero el bloqueo fue demasiado fuerte.

Por suerte, Liz la atrapó justo antes de que toque el suelo.

De vuelta al juego.

Anna volvió a armar y esta vez inspiré hondo y al momento de renatar, expulsé todo el aire.

— ¡Sí!

— Daratani, pasa a la siguiente ronda.

El equipo contrario quedó eliminado y dejaron caerse al suelo, tristes por haber perdido.
Ese sentimiento es horrible, lo sé... Pero cuando ganas, es la mejor sensación del mundo.

— ¡Pasamos!

— ¡Sí, sí!

— ¡Eso es Daratani! —halagaron las personas que vinieron a vernos.

Nosotras sonreímos y saludamos con felices y agradecidas por todo esto.

— Bien hecho, chicas —felicitó Paul.—. Ahora, vayan a saludar.

Asentimos y nos limpiamos el sudor con las toallas antes de ir.

— Esto es tan sorprendente... Habia olvidado lo que era competir y divertirse.

— ¿Ves? Sabiamos que volverías —respondió orgullosa Mía—. Solo no pelees y todo saldrá genial.

— Sabes que dejé todo esto porque traia problemas al equipo... Soy muy fácil de provocar.

— Lo sabemos —respondió Sam—. Pero, no te dejaremos sola otra vez.

— Seremos ese vidrio que te impide ir a pelear —agregó Liz.

Yo reí.

— Gracias, chicas.

— Luego se ponen sentimentales, ¡A saludar!

— ¡S-Sí! —respondimos a coro asustadas largandonos de ahí.

— Si ustedes me ayudan a controlar mi ira... Creo que podría volver —hablé en voz baja mientras caminabamos hacia la red para saludar.

— Caíste en nuestra trampa y estamos felices de eso.

Con trampa, se referían a toda esta maniobra extraña y perfectamente calculada para que vuelva a las canchas a competir con ellas. Debo decir, que fue excelente, quien haya sido el cerebro de la operación se ganó mis respetos. Sherlock Holmes tiembla ante estas mentes brillantes.

Una vez que terminamos de saludar fuimos directo a estirar, no queríamos calambres ni situaciones peores en nuestro cuerpo, nos falta mucho camino por recorrer. Habiamos sobrevivido este día, pero... ¿Y los demás?

— ¿Que tal le fue a tu novio, Ukai?

— ¿Mhm? —miré a Lia y volví a estirar mis piernas— No pude verlo... Todo era tan grande y cuando llegué me entretuve hablando con un chico y cuando menos me lo esperé, el tiempo se agotó y Anna me iba a degollar viva si no volvía a tiempo.

Anna rió perversa, yo la fulminé con la mirada.

— ¿Un chico?

Asentí.

— Hoshiumi Ko-

— ¡¿El pequeño gran gigante?! — dijeron al insinuo. Yo asentí confundida.

— Ese no es. El verdadero es Shoyo Hinata, el de Karasuno.

•••
¡hola y adiós!

La menor || Kageyama y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora