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___(tn)

— ¡Aquí! ¡Ukai!

— ¡Yachi! ¿Llegué muy tarde?

Negó.

— Recién comienza.

Dejé escapar un suspiro de alivio.

— Alguien no quería venir sin su remera favorita —miré con las cejas levantadas a mi abuelo quien venía con dos niños, los cuales él ayudaba a entrenar.

— ¿Qué? Llegamos bien —se justificó acomodándose en las barandas viendo al Karasuno.

Hice lo mismo con Yachi.

— ¿Te molesta estar aquí arriba?

— No tanto, me gustaría estar ahí abajo con ellos, alentandolos pero... Solo permiten un mánager...

Hice un sonido de afirmación mientras lo acompañaba con el gesto.

— Pero, aquí puedes verlos de un mejor ángulo  y además...Puedes alentar —le guiñé un ojo.

— ¿Por qué decis que puedes verlos de un mejor ángulo? ¿Acaso te interesa alguno, __(tn)? —inquirió mi abuelo.

— ¿Eh? ¡No, n-

— ¡Sí! ¡Kageyama! —respondió animada mi amiga rubia.

— ¡Yachi! —reproche dirigiendo mi atención en esta, la cual sonrió de costado inocente.

Con la rubia ya habíamos hablado bastante tiempo y podría decir que incluso llegamos a ser amigas, es demasiado buena y alegre. Me agrada.

— ¡Hoh! —soltó— ¿Y quién es el afortunado? —miró a la rubia, ignorandome completamente.

— ¡Abuelo!

— Es el número 9.

— ¡No! ¡Mentira¡ ¡El no-

— ¿El armador? —miró pensativo y luego sonrió asintiendo. Me miró y levantó su pulgar en forma de aprobación — ¡Me agrada! Ese muchacho arma muy bien, tienes buen gust-

— ¡Abuelo, no!

— ¡¿Verdad?! ¡Y hacen muy linda pareja!

Bufé mientras recargaba mi cuerpo en la baranda, derrotada. Me estaban ignorando completamente y no podía hacer nada, era inútil... Al menos Kageyama no oye todo lo que hablan estos dos.

— Sus hijos serán altos y con los genes  Ukai y de ese muchacho, serán profesionales.

— ¿Hijos? ¡Espera un momento! ¿No estás adelantando las cosas? Todavía no somos novios...

Mi abuelo me miró pícaro. Había mordido el anzuelo. ¡Me tendió una trampa!

— No puedes ocultarle nada a tu abuelo —pasó su brazo por mis hombros animado—. Descuida querida, no te dejaré en manos de alguien que rompa tu corazón. Mi instinto nunca miente.

— Abuelo... —Solté algo incómoda.

El sonido del silbato me sacó de mis pensamientos y, afortunadamente del momento incómodo.
Kageyama estaba sangrando por la nariz, parecía una catarata.

— Ay, no...

Mi hermano le dijo que vaya a que lo revisen y Yamaguchi lo acompañó.

— Ya regreso —avisé mientras corría y bajaba a toda velocidad las escaleras.

A los pocos segundo visualice a Yamaguchi con el azabache caminando.

— ¡Oigan! —frenaron esperandome— ¿Estas bien? ¿Que te ocurrió? —tomé su cara entre mis manos obligandolo a encorvarse e inspeccionandolo.

Sus ojos se abrieron asombrados y al instante lo solté avergonzada.

— P-Perdona, no me di cuenta de mis acciones...

El peli verde aclaró su garganta.

— Y-Yo volveré... ¿Puedes acompañarlo tú, __(tn)?

Asentí y este sonrío dulce dejándome a solas con una nariz sangrante, llamado Tobio.

— Ven —tomé su muñeca y tiré arrastrandolo.

Este algo torpe me siguió el ritmo.

— Estoy bien, no entiendo porqué tanto drama.

— ¿Estas bromeando? Tu nariz parece que está llorando sangre. ¿Como ocurrió?

— ¿No lo viste?

— Mi abuelo... Mi abuelo estuvo hablándome —carrasper mi garganta—. De cualquier forma, dime.

— La pelota impactó en mi cara.

Dejé escapar una carcajada.

— ¿C-C-Como es eso —Hablé entre risas— posible?

Corrió la vista avergonzado.

(...)

—Al menos no es nada grave — solté mientras volvíamos.

— Ya quiero volver a estar dentro de la cancha.

— Vaya, que entusiasmo... Ah, espera —volví a tomar su rostro entre mis manos poniéndome en puntas de pie ya que era demasiado alto—, tienes sangre aquí —limpié su barbilla con la manga de mi buzo.

Tragó duro. Estabamos muy cerca. 《Quiero...Presionar mis labios con los suyos...》 Me separé rápidamente por mis pensamientos.

— ¡S-S-Suerte! —solté yéndome rápido y volviendo con Yachi y mi abuelo.

•••
¡hola y adiós!

La menor || Kageyama y túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora