La menor || Kageyama y tú

5

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— Hola... —Saludé abriendo la puerta del gimnasio.

— ¡Oh! ¡__(tn)! —se acercó Nishinoya y Hinata feliz— ¡Hola!

Reí por la emoción de estos.

— Hola, chicos.

— ¿Hoy también te quedarás al entrenamiento? —se acercó animado Tanaka.

Negué.

— Solo vengo a decirle algo a mi hermano, debo estudiar para mi examen de mañana.

— Oh... Ya me estaba acostumbrando a que vengas todos los días —confesó triste Nishinoya.

— ¿Realmente quieren que venga todos los días? —asintieron los tres eufóricos— ¿No les molesta? —negaron.

—Entonces supongo que podría venir...

— ¡Sí!

— Sigan con su entrenamiento, no los molestaré más —hablé suave yendo hacia mi hermano quien se encontraba hablando con Kageyama, supongo que dándole consejos.

— Keishin —llamé. Ambos me miraron pero uno se lo notaba ligeramente nervioso.—. Acuérdate que hoy no estaré en casa, me quedaré en lo de un amigo a estudiar.

— Oh, cierto. De acuerdo.

Lo miré incrédula.
Bufé y saqué de mi mochila las llaves.

— ¡Siempre me las olvido! —se quejó tomandolas.

— Lo sé —dejé escapar un suspiro. Miré al azabache—. Kageyama —este se sorprendió—, ¿Cuando quieres que te enseñe el armado?

— E-Eh... C-Cuan-Cuando puedas —trató de sonar decidido pero su gesto lo traicionó. ¿Estaba nervioso por mí presencia?

— ¿Que tal mañana?

— Mañana suena bien.

— ¿Antes del entrenamiento?

Asintió.

— ¿Puedo hacerlo? —miré a mi hermano.

— Supongo que no debe haber problemas con tenerlo un rato antes de nuestro horario el gimnasio.

— Mañana será, Kageyama —extendí mi mano sonriente.

Este la aceptó.

— ¡Nos vemos! —me despedí largandome de ahí.

Ukai

— ¿Vas a dejar que se quede toda la noche en lo de un amigo?

Miré al azabache.

— Sí, ¿Por qué?

— No, por nada... —respondió volviendo a la cancha.

《Acaso... ¿A kageyama le interesa mi hermanita?

Mhm... ¿Podrá ser...?

¿Podrá ser posible que el gran rey de la cancha se interese por mi hermanita?

¿Podria ser que tenga sentimientos? Lo veía imposible hace unos pocos segundos.》

Vaya... Al abuelo definitivamente le gustaría que tenga a alguien como Kageyama.

Ese viejo...

Reí interno.

— ¡Bien! —llamé la atención de todos— ¡Practiquemos sus saques!

— ¡Sí! —respondieron y empezaron a posicionarse al final de la cancha para sacar.

— Una vez que todas las pelotas pasen la red, vuelvan a aquí. Las chicas colocarán unas botellas y ustedes deberán dirigir sus saques, tirando las botellas. ¿De acuerdo? ¡Empiecen!

Uno por uno empezaron a sacar, era el turno de Kageyama.

— ¡Keishin! —abrió la puerta de repente.

Kageyama parece haberse puesto nervioso ya que su saque salió horrible.

Mis sospechas parecen ser ciertas... Oh...

— ¿Que quieres? No puedes entrar de la nada interrumpiendo mi entrenamiento.

— ¡Lo sé, lo siento mucho! —miró a los muchachos— ¡Lo siento chicos!

Estos negaron nerviosos con una sonrisa.

— Te di las llaves equivocadas.

— Ah, bueno. Toma —se las entregué e intercambiamos llaves.

— Gracias, lo siento de nuevo. Disculpen.

Salió corriendo apresurada.

— ¡Disculpen eso! —hablé— ¡Sigamos! Kageyama, vuelve a sacar por favor y esta vez que la pelota pase la red...

El azabache asintió avergonzado y volvió a intentarlo respirando profundamente. Calmando sus nervios.

Vaya, vaya... Al rey le gusta mi hermanita... Que interesante.

(...)

— Kageyama, ven un segundo.

— ¿Ocurre algo?

— Eso depende de ti... —me miró confundido—. ¿Te gusta mi hermanita?

Su cara cambió en un milisegundo. De estar confundido pasó a estar avergonzado y con su cara rojisima.

— N-No.

Negó rápido.

— ¿Estas seguro? Porque yo no tengo problema alguno —palmee su espalda.

— S-Se equiv-

— ¡Las reacciones nunca mienten, muchacho! —reí—. Descuida, no soy el típico hermano sobre protector. ¡Tienes mi apoyo! —levanté mi pulgar sonriente.

Este corrió la mirada tragando duro.

— Pero si te gusta, yo diría que empieces a acercarte...Mi hermana suele ser algo tonta en ese sentido. Nunca dará el primer paso. Piensalo como si fuera una jugada de voleibol.  Quedándote quieto en la cancha, nunca ganarás ni perderás.

•••
¡hola y adiós!