La menor || Kageyama y tú

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— ¿Por qué? Pero sabes que yo... Esta bien. Sí, Anna, lo haré. De nada, pero con esto ya no te debo nada —advertí—. Esta bien —reí—, adiós.

Colgué el teléfono y volví con, ahora mi novio, Kageyama. El cual se encontraba esperando en la cocina para comer el helado.

— ¿Quien era? ¿Que quería?

— Anna. Una amiga de mi colegio y —suspiré frustrada—, me ha pedido que le devuleva un favor y para mi mala suerte, me ha pedido que juegue con ella y su equipo.

— ¿Quieres decir que vas a competir? ¿Vas a jugar al vóleibol? ¡¿De verdad?! —me miró emocionado. Asentí con mi ceño fruncio— ¿Donde jugarás? ¡Quiero ir! ¡Quiero verte!

— Pero, amor... Es solo-

— ¡Quiero verte!

Bufé.

— Está bien. Cuando tenga más detalles, te lo diré.

— Gracias, te lo agradezco mucho —besó mi frente.

Como dije antes... Tobio a solas, es una persona completamente distinta.

— ¿Hinata está entrenando? —pregunté mientras servía helado.

— ¿Hinata? ¿Por qué me preguntas por él?

— Es tu compañero, ¿No? Además, son el extraño dúo de Karasuno.

Sus manos se apoyaron en la mesada a mis costados, dejandome acorralada.
Me di vuelta para ver al azabache y su mirada era seria y determinante. Mi respiración empezó a ser pesada.

— ¿Te interesa Hinata?

— C-Claro que no, Tobio. Me interesas tú, por algo estoy contigo —besé su mejilla.

Su gesto y cuerpo dejó de estar tenso y me envolvió en sus brazos, gesto que imité.

— Eres mi novia.

— Lo soy. Debes estar tranquilo, Kageyama... No me iré de tu lado, ¿Está bien? no me interesa ningun otro muchacho.

— ¿Lo prometes? —me miró.

— Lo prometo.

Nuestros labios se unieron en un extenso y dulce beso.

— Sigo sin entender como es que de llevarle unas malditas llaves a mi hermano, terminé saliendo contigo.

— Y yo sigo sin entender como es que estoy saliendo contigo, nunca creí que tendría novia. Estamos aquí gracias a que tu hermano me aconsejó y dijo que simplemente hiciera lo que quería, que fuera directo. Jugué y gané. Todo fue demasiado rápido, ¿No crees? Pero estoy feliz con el resultado.

— ¿Entonces debo agradecerle a mi hermano?

Fruncio el ceño y apretó mi cuerpo aún más con el suyo.

— No. A mí, gracias a mí estamos aquí.

Estuvimos unos segundos más así hasta que él volvió a hablar.

— Se derrite el helado.

— Pues entonces, sueltame.

— No quiero.

Dejé escapar un suspiro.

— ¿Y entonces que propones?

Con sus manos, dio vuelta rápidamente mi cuerpo, quedando a espaldas a él, sin despegar su abrazo de mí.

— Ahi lo tienes —apoyó su cabeza en la mía.

— Que seas más alto que yo no te da derecho a utilizarme de mueble, ¿Sabes?

— Lo es, y me da derecho a muchas más cosas.

— ¿Ah, sí? ¿Como qué? Daddy —provoqué. Sabia que ese apodo le agradaba, lo oculta pero lo sé.

Y, es gracioso estar con Kageyama porque, en público es... Kageyama, pero en privado es Tobio... Ambas cosas iguales pero, dos cosas completamente distintas.

Me cargó en sus hombros cual costal de papas para ir directo a mi habitación.

— ¡Espera! ¡El helado!

— Merezco una recompensa.

— ¿Recompenza de qué? Idiota.

— Por no asesinar a todos los chicos que te miran —Sí, Tobio es algo posesivo pero claro que es inofensivo—, ¿Que debo hacer para que no miren a mi novia? —me tiró suave en la cama y se posicionó a cuatro patas sobre mí, oh dios mio... Que hermoso y sexy es.

— Ni siquiera noto eso, porque tengo al hombre más sexy y lindo del mundo —tomé su cara entre mis manos y lo besé.

Sonrió de costado, pero no era una agradable sonrisa.

— Dejemos que el helado se derrita, luego lo volveremos a congelar. Y no es una sugerencia —aclaró.

— Creo que ya sé que hacer un día antes del torneo nacional para que estes como nuevo al otro día —confesé.

•••
¡hola y adiós!
Creo que tengo que avisarles que contiene spoiler del manga... y nada eso :)