03.

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Las intercolegiales en Tokio ya habían llegado, y con ello dos chicos quienes tenían el número 4 en el pecho se encontraban emocionados, Bokuto y Suzuki caminaba mientras daba saltitos, habían entrenado muy rudo así que estaban listos para todos. Sus pasos se detuvieron al ver el color rojo característico de un equipo, la albina sonrió.

—Kuroo. —La oji-amarillo corrió y como si de un koala se tratase se aferró en el pecho del chico, este la recibió gustoso.

—Ya me estaba preguntando cuando nos encontraríamos. —El pelinegro dejó a la chica en el suelo y miró a todo el equipo en general. —Veo que todavía no tienes cuido al recibir. —Ahora miró a la albina y todos sus hematomas que eran visibles hacia a que el uniforme era de manga corta, tenía suerte que usaba medias largas porque si no también serian visibles los de sus piernas.

—Son marcas de guerra, ya lo he dicho. —Sonrió con orgullo. —Y gracias a ella es que soy la mejor líbero de todo Japón.

—Segunda. —Habló Kenma en voz baja. —Eres la segunda mejor líbero de todo el país.

—¡Empieza a rezarle al de arriba, cabeza de pudin!

Pobre Kemna, había cavado su tumba él solo.

La muchacha intentó abalanzarse encima del armador quien se había escondido atrás de Kuroo, pero antes de que pudiera dar un paso Konoha la tomó por la cintura intentando que no cometiera homicidio, [...] lanzaba golpes y patadas al aire mientras intentaba alejarse de las manos del chico pero antes de que pudiera llegar al teñido de Nekoma:

—[...], ¿Qué estás haciendo? Nuestro partido está por empezar.

La voz de la capitana del equipo femenino de Fukurōdani hizo que la chica se calmara por completo, cual robot se despidió de los demás y caminó hasta sus compañeros de equipo. No era ningún secreto que la capitana de equipo femenino de voleyboll daba miedo, tanto así que con solo escuchar su voz muchos terminaban haciendo lo que ella quería.

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—Estoy fuera de servicio. —Contestó Tsukishima a la petición de Hinata para después colocarse sus audífonos por completo.

Aunque en realidad no lo hacía para ignorar a Hinata, en realidad ignoraba el hecho que desde hace aproximadamente treinta minutos sentía un ardor en sus antebrazos, levantó sus mangas para poder ver mejor aquellos hematomas por más que lo intentara no podía irse, cada vez que un golpe se curaba aparecía otro de repente.

Echó su cabeza hacia atrás mientras pensaba en todas las opciones para averiguar a qué se debían esos golpes, ¿su soulmate sufría de bullying?

Hizo una mueca al pensar en eso, lo menos que quería era tener una chica por la cual preocuparse.

¿Se metía en peleas a diario?

Frunció los labios, lo menos que quería era una pandillera.

¿Jugaría algún deporte?

Por alguna extraña razón la imagen de una Hinata femenina y emocionada por el voleyboll le pasó por la cabeza haciéndolo estremecer del susto.

—No sé que acabo de pensar. 

Pathetic. [Tsukishima Kei]. [Soulmates].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora