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El último día del campamento había llegado, los partidos habían terminado. Los jugadores, managers y profesores se encontraban en el patio afuera de los gimnasios en la parrillada. Nuestra protagonista se encontraba junto a las demás chicas cortando los vegetales que se usarían para la carne. Se notaba contenta, muy contenta, su cara solo irradiaba una felicidad extrema, después de la conversación con su soulmate ayer, sentía que el mundo era suyo en estos momentos.

—¡[...]-chan! —el llamado de Bokuto interrumpió su paz interna. —¿Cómo lo hice? Jugué bien, ¿verdad? Soy el mejor. —el chico búho hablaba tan rápido que le contestaba a la fémina procesar toda la información, con molestia contestó:

—¡Claro que no lo hiciste bien, idiota! —le recriminó enfadada. —Tienes suerte que los demás jueguen bien, porque hubieran estado en problemas por tu culpa, Bokuto. —se colocó en puntillas para golpear con fuerza la cabeza de su mejor amigo, este chilló adolorido para correr hacia Akaashi y así poder acusarla con el setter.

La de oji-miel rodó los ojos con fastidio.

—¿Suelen tratarse así siempre? —la voz del rubio salió con burla detrás de la chica.

—¡Ni que lo digas! Una vez, Bokuto en mi habitación hizo un...

—¿Tu habitación? —la interrumpió sorprendido. Esperaba de todo, sabían que eran mejores amigos pero no sabía que el chico búho había estado en su habitación, frunció el ceño.

—No lo malentiendas, somos vecinos. Siempre terminamos yendo a la casa del otro, ¡hasta nuestras ventanas están conectadas! —terminó nerviosa al notar que la cara del rubio como mostraba disgusto. —Yukie seguro necesita ayuda con las bolas de arroz, iré a ayudarla, adiós. —finalizó aquella incomoda conversación huyendo hacia donde se encontraba las demás managers.

Sentía que había cavado una tumba para Bokuto.

Tsukishima suspiró derrotado, se sentía cada vez más patético cuando sentía celos por cosas sin sentido como sea, ¿Qué importaba si Bokuto iba a su habitación? Era más que claro que ambos solo tenía una extraña amistad. Con todo desganado suspiró empezó su caminata hacia la chica, esperaba poder disculparse y tener su última conversación antes de partir.

—Las mánagers del Fukurodani son muy lindas y su nivel aumenta con las del Karasuno. —detuvo su andar al escuchar aquel comentario solo a unos pasos de él. ¿Quién era tan idiota para hablar así de su novia?

Miró hacia atrás con recelo y pudo observar como un grupo de chicos observaban a las chicas como si un pedazo de carne se tratase.

—¿Crees que debería de hablarle a la líbero de Fukurodani?

—¡Hazlo! Su soulmate la rechazo, no creo que haya ningún problema.

—Tienes razón, iré a hablarle.

Tsukishima sentía su sangre hervir, ¿de verdad iban a hablarle a su novia? No iba a permitir eso. Con paso decidido de acercó a la peliblanca que se encontraba sentada robando algunos trozos de carne de la parillada, era este momento o nunca.

—Con permiso. —el más alto tomó la cintura de la fémina y se acercó a su rostro.

—¿Tsukki, que estas...?

Antes de que siquiera pudiera terminar su frase, el chico la besó, no fue un beso demasiado largo o profundo, solo un pequeño roce de labios que le daría dar a entender que todos los presentes que ellos dos estaban juntos y no debían acercarse a ella.

No tardó mucho tiempo para que los jugadores de Fukurōdani, como Bokuto o las managers se acercaran a preguntar que había sido aquello. Todos parecían realmente sorprendidos, Bokuto solo gritaba incoherencias sin cesar. Mientras que Tsukishima se alejaba con una sonrisa victoriosa en los labios, había marcado territorio. 

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Revivo, muero, revivo, muero 

Que circulo viciosos, ¿no creen? En realidad solo en unas cuantas horas escribí muchas capítulos de varias historias JAKAJJA agradezcan al hiperfoco.

Intentare terminar esta historia si o si, necesito hacerlo no podre dormir si no lo hago ahora.

Pathetic. [Tsukishima Kei]. [Soulmates].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora