Capitulo 3

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Estoy dormida o eso creo, solo puedo escuchar mis pensamientos, como si estuviera reclusa de ellos, oigo voces muy lejanas, sollozos de hecho, están llorando? Acaso me he muerto? ¿Por qué no puedo despertar?
- ¿Doctor lleva horas así que sucede? - apenas oigo quien pregunta, pero eso mismo quiero saber yo, por qué carajo no despierto, aun encerrada en mi conciencia siento un leve ardor en mi hombro derecho, debe ser la marca de nacimiento, aunque no entiendo por qué.
Oigo que Trixie entra en la habitación y se tira encima de mi gritando y llorando cosas que no puedo entender, visualizo que Ash está recargado en el umbral de la puerta con los ojos rojos y llorosos. Es como magia, todo es oscuro, pero solo lo veo a él con un resplandeciente brillo, como si pudiera ver mas allá que con los ojos abiertos. Trixie pregunta si me he muerto, entre sollozos grita que le digan que no, justo cuando siento que muevo un dedo y queriéndoles gritar que no, que no he muerto y que estoy bien, siento que voy cayendo en lo más profundo de mi conciencia, esto no puede estar pasando, no puede estar pasándome a mí, a la perfecta Eva no.
Poco a poco voy abriendo los ojos, me siento muy débil y parece que solo han pasado unas horas desde que caí perdiendo la conciencia, veo a Trixie encima de mis pies como si fuera un cachorrito, veo a Ash en el sillón puf tirado boca abajo, y para mi nuevo súper desarrollado oído escucho que mamá le pregunta a papá que si cuando despertaré, que si que me sucedió, le pregunta miles de cosas como si el tuviera todas las respuestas.
Tomo a Trixie en brazos y la coloco en diagonal en la cama, me dirijo hacia el cuarto de baño a tomar un baño de burbujas.
Pienso en lo que me ha pasado en las últimas horas, me resulta bastante extraño, desde que abrí los ojos; me sumerjo en la bañera para pensar mejor y enfriarme la cabeza un poco, cuando salgo, analizo un poco la situación.
- Primero los sueños que son bastante extraños, después la tristeza y culpa en los ojos de mi papá, luego oír a los tres tipos atractivos justo del otro lado de la calle, la repugnancia del estar cerca de Jayden, mi súper fuerza al empujar a Verónica, su aroma y mi atracción por la sangre de ella, la dilatación de mis papilas gustativas al probarla, la suerte que tuve que se estropearan las cámaras de seguridad y por último el desmayo, mi encierro de conciencia...- enumero cada uno de ellos, salgo de mis recuerdos cuando escucho a alguien en las escaleras, y al resonar de los tacones, sé de quien se trata, mi madre.
Salgo rápido de la bañera, me seco con la toalla y me pongo un short aguado color rosa y una blusa de tirantes color blanca ajustada.
-hola mamá.- salgo del baño secándome el cabello, mi madre corre a abrazarme.
-ohhh mi niña, he estado preocupada por ti estos últimos dos días.- me abraza con más fuerza aun y yo dejo caer la toalla, ¿he estado inconsciente dos días? Me separo de ella y la veo con cara de atónita, ella se sorbe la nariz y se limpia los ojos para observarme mejor.
-Eva mientras estabas tirada en la cama, hemos pensado que caíste en coma, aunque el doctor, bueno los doctores que hicieron fila para atenderte, ninguno se explicaba que es lo que sucedía y mejor decidimos que ninguno te viera más cerramos tu habitación con llave para que ninguno de estas dos ratitas se metiera, pero creo que hemos fallado- mi mamá ríe mientras se sorbe los mocos con un pañuelo.
- desde que te desmayaste, hija, has cambiado, tu cabello ha crecido y ondulado, eres más pálida y tus facciones se han delineado ya, tu piel ardía poniéndose cada vez más suave, tus pestañas crecieron y tus uñas se fueron tornando más puntiagudas, y ahora que has abierto los ojos tus ojos grises tienen un brillo bastante especial. - me describe lo mucho que cambié aunque no me he visto en un espejo trato de imaginarme, pero prefiero dejar la imaginación y verme en un uno.
Abro la boca al darme cuenta que lo que mi madre ha mencionado es poco a comparación de lo que en verdad he cambiado, si antes no me parecía mucho a ella ahora podrían decir solo es mi amiga, siempre he pensado que me parezco a mi padre, pues al menos tenía sus ojos. Trixie y Ash se parecen un poco más a mamá.
Si estaba pálida, más bien blanca, mi cabello marrón ahora era más intenso con un brillo bastante extraordinario y fuera de lo común, mis ojos ahora eran grandes con una densa población de pestañas y cejas, mi nariz es pequeña y delicada, bastante respingada, ahora tenía hoyuelos y mis clavículas se marcaban demasiado, diría que no soy yo si no me estuviera viendo ahora mismo; volteo a ver a mi madre que también está sumida en sus pensamientos, como si rebuscara en su mente una explicación lógica que no creo que para esto exista.

La sangre también también traicionaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora