La sangre también también traiciona

Capitulo 16

Han pasado días desde que le di mi número a Eros y creí que exactamente en la noche me marcaría, pero me quedé esperando.
Son las nueve de la noche y estoy tumbada en mi cama, la voz en mi cabeza no ha vuelto, y ahora estoy sola, pues mis padres llevaron a mis hermanos al cine, lo único que se me viene a la mente es todo lo que he vivido los últimos tres meses.
Enciendo mi computadora y me pongo a investigar todas las aparentemente palabras claves que he oído y todo tiene que ver con los mitos de vampiros y hombres lobo, aunque eso no explica que está ocurriendo, pero no quiero pensar que es exactamente eso es lo que pasa, pues entonces diría que estoy perdiendo la razón.
Mi pantalla se enciende y veo que me ha llegado un mensaje.
"mira por la ventana, salgamos a dar un paseo"
Es de un numero desconocido, pero sonrío porque sé exactamente de quien se trata, me pongo de pie y camino hacia la ventana, estaba el ahí parado, con unos jeans negros, chaqueta de cuero negra y una camisa negra y claro botas negras, parece que va a un velorio, pero igual se ve hermoso. Salto de la ventana y caigo de pie, lo saludo con una sonrisa.
- Que te trae por aquí- le digo sonrientemente.
- Pues es que pasa, que te extrañaba y andaba cerca. - me dice y se acerca hacia mí, me quedo inmóvil en mi lugar, por una extraña razón quiero tenerlo más cerca de mí. El se aleja y me dice que demos un paseo.
Hemos caminado por una hora más o menos y luego voltea a mirarme.
-tengo que contarte algo que probablemente no vas a creerme, no quería que pasara, pero por alguna extraña razón tengo un vínculo, tu marca de nacimiento, lo aclara un poco más.- lo miro esperando a que diga que está bromeando pero me sigue mirando con preocupación y nobleza.
-de que hablas?- le pregunto confundida y me estoy inquietando, pues siento que va a ser algo que marque un antes y un después.
-no podía llevarte a mi casa por problemas de seguridad que si quieres, te explicaré después, pero primero esto es lo importante.- asiento atónita con cada palabra que dice, saca un sobre de la parte de una bolsa dentro de su chaqueta y me lo extiende.
-es mejor que lo veas por ti misma. - me dice, lo tomo y se da media vuelta para darme un poco de privacidad.
Abro el sobre y dentro hay fotos de una pareja, la mujer es la misma que está en la foto conmigo cargándome, aunque se vea un poco más joven, hay varias fotos de ella, pero me llama la atención es que hay una foto de ella de espalda con el rostro de lado sonriente y en el hombro del lado derecho, está la misma marca que tenía en mi foto y justo es la misma marca que tengo en el hombro, luego hay un hombre, de cabello castaño claro, ojos grandes y grises, lo peor es que soy idéntica a él. La nariz de aquella mujer es igual a la mía al igual que los labios, mi corazón se acelera y comienzo a temblar al darme cuenta de la similitud que hay entre ellos y yo.
- ¿Quién es ella? - le pregunto a Eros con la voz temblorosa.
- Ella era... amiga de mi familia, una persona muy importante para nosotros...- dice tratando de buscar las palabras correctas para decirme quien es.
- ¿Y él? - le pregunto con los ojos cristalinos, de nuevo mi interior se estaba tambaleando y tenía el miedo de las respuestas que cada vez eran más claras.
- Digamos que una persona también muy importante, para otras personas. - él no sabía que decirme, pero si de algo estoy segura es de que está ocultándome las cosas.
Comienzo a retroceder con las fotos en la mano, ya estaba bastante oscuro y a decir verdad podía ver mejor que nunca, salgo corriendo en dirección a mi casa, me arde el pecho, mis lágrimas corren por mis mejillas nublándome la vista, imágenes corren por mi cabeza, me sentía traicionada, nunca me puse a juzgar el falta de parecido entre mis hermanos y yo, o entre los señores que llamo padres y yo, tal vez haya una explicación lógica, pero no creo que haya explicación por el cual me hayan mentido tanto tiempo.
Llego a la ventana de mi habitación y de un salto estoy dentro, salgo de ella y me dirijo al salón que es donde se escuchan risas y demás, supongo ya volvieron del cine.
En cuanto entro al salón todos dirigen su vista a mí y debe ser algo terrible por el cual todos se sorprenden, mi nariz y ojos deben estar rojos, o más bien toda mi cara debe estarlo.
- Bestia, Trixie salgan por favor.- lo digo como si fuera una orden, cargada de dolor y de rabia.
- Ya soy ma...-comienza a decir Ashton pero le callo.
- Ahora no Bestia, salgan ahora.- trato de no ser tan crueles con ellos, aunque nada me asegura de que ellos no lo sepan. Los dos bajan la cabeza en forma de rendición, cuando los veo una lagrima sale de mi ojo izquierdo y la quito con el dorso de mi mano derecha.
Mi madre observa el sobre que hay en mi mano izquierda y se queda fija mientras el color de su rostro desaparece, me acerco y les tiro las fotos en la mesita que está frente al sofá, ellos la toman y mi padre balbucea pero no dice nada.
-y bien? ¿No van a decir nada? - les digo dándoles una oportunidad para que se expliquen qué demonios está pasando, aunque las cosas están mas que claras, por la forma en la que reaccionaron, asiento lentamente, con rapidez tomo las fotos y salgo con paso apresurado del salón.
Entro en mi habitación y me echo a llorar, ahora entiendo el parecido aquí en casa de todos menos el mío. Trixie se parece a Irina en lo rubio del cabello, sus manos, la forma de reírse y su nariz, tiene los ojos de Cael, los hoyuelos y los dedos de los pies. Y todo eso se repite con Ashton, ellos dos son copias de sus padres mientras yo fui una extraña. Lloro, grito y golpeo la almohada, no puede ser, mi garganta se cierra, mi vista está nublada, el dolor en el pecho es desgarrador, el calor en el cuerpo aumenta y entonces decido llamarle a Eros.
-quiero hacerlo, quiero que me cuentes todo lo que sepas.