Nos encontramos al comienzo de la semana, el sol brilla con intensidad y los pájaros cantan con alegría, anunciando la nueva mañana. Una adolescente de tez blanca y pelo rubio se despierta, revelando sus ojos verdes. Levantándose algo cansada, se sienta en la cama para instintivamente mirar hacia un estante en donde reposa una pokebola sobre un almohadón. Se la queda mirando por unos segundos con una mirada fría, hasta que bosteza y sale de la cama, comenzando a vestirse con el uniforme de UA para luego salir del cuarto sumamente lujoso.
La chica camina por el pasillo y baja al comedor, donde la espera su desayuno junto a un mayordomo canoso y con bigote.
—Buenos días, señorita Lillie, espero que haya dormido a gusta —saluda el hombre con una pequeña reverencia de cabeza y la mencionada se acerca al desayuno, manteniendo una mirada neutra.
—Buenos días, Watabe. Sí, fue reconfortante, como siempre —responde la rubia, comenzando a comer y mostrando modales que hasta Yaoyorozu envidiaría.
Al terminar, el hombre le entrega un bolso blanco y acompaña a la chica hacia la puerta. Salen de esa enorme y lujosa mansión para tener, en frente, la vista del patio delantero, con una gran fuente en el centro y un camino hacia la salida, también se divisa una limusina negra. Watabe sube al asiento del conductor y Lillie se sienta atrás, en donde tiene espacio y comodidad como para ocho personas.
Después de un viaje de media hora, llegan a UA y estacionan cerca de la entrada principal. La chica se baja, acomodando su largo cabello y toma el bolso. Watabe se baja con una gran sonrisa.
—Que tenga un lindo día y una gran semana, señorita Lillie —le desea con una reverencia.
—Gracias, Watabe. Cuida la casa hasta el fin de semana —indica con una mirada neutra y camina hacia la escuela.
—Así será, señorita —afirma, subiéndose a la limusina para retirarse.
Lillie camina por el camino que la llevaría hacia la institución principal y se detiene en la puerta, observando a los estudiantes entrar en multitud. «La monotonía me está aburriendo. No existe un buen reto además de algunos profesores. Espero que el año pase rápido», piensa la chica y entra a la escuela con un suspiro.
Mientras tanto, en el aula de la clase «A», un pequeño pokémon revisa una maleta que su entrenador había traído. El riolu se ve confundido por su contenido, hasta que entiende lo que es y se ruboriza de vergüenza, cerrando la maleta bastante apurado.
—¡¿Qué demonios es eso, Izuku?! —exclama algo molesto mientras el sonrojo no se borra.
El peliverde revisaba unas anotaciones en su libreta de clase antes de que el pokémon lo interrumpiera.
—¿Qué cosa?
—Sabes a lo que me refiero —dice, señalando la maleta y el peliverde comprende.
—Oh, ya lo viste —musita con algunos nervios que desaparecen enseguida para ser remplazados por entusiasmo—. ¡¿No es genial?! —Eso descoloca al riolu. —Estuve trabajando en los planos desde que nos conocimos. Después le mande los planos a Hatsume y, como era simple, me lo entregó rápido: me llegó esta mañana. No puedo esperar al entrenamiento de hoy.
—No usaré eso —niega, cruzándose de brazos.
—Oh, vamos, el resto de pokémon te envidiaran. Además, Cargax también tiene uno —dice y comienza a dibujar con una idea en la cabeza—. De hecho, debo hacerle uno a Férron; como fue más reciente no pensé en nada, además de que será difícil.
Zak lo mira con vergüenza.
—¿Desde cuándo te gusta este tipo de cosas? —pregunta en un tono algo nervioso.
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La búsqueda del poder (Bnha y Pokémon)
Ciencia FicciónEn un mundo donde existen héroes, villanos y pokémon, Izuku Midoriya está solo ante una sociedad que lo juzga por no tener un pokémon, teniendo que sufrir las complicaciones que ello conlleva; desde burlas hasta retos injustos. En el momento que ni...