En un mundo donde existen héroes, villanos y pokémon, Izuku Midoriya está solo ante una sociedad que lo juzga por no tener un pokémon, teniendo que sufrir las complicaciones que ello conlleva; desde burlas hasta retos injustos.
En el momento que ni...
—¡Charmeleon, comencemos con lanzallamas! —exclama Fatashi.
El lagarto rojo exhala una marejada de fuego desde la boca hacia el tipo planta.
—Hoja Aguda —pronuncia Lillie con simpleza.
El grovyle esquiva las llamas con una impresionante agilidad mientras se acerca al tipo fuego. A su vez, dos grandes cuchillas de energía verde crecen desde sus brazos.
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El charmeleon redirige su ataque en un intento de detener a su oponente, pero el tipo planta es demasiado rápido y ágil.
—¡Intercéptalo con cuchillada! —ordena Dan sin perder la determinación.
El lagarto de fuego prepara el ataque e intenta conectarlo, pero el grovyle desvía la cuchillada con una hoja aguda y consigue ponerse detrás del charmeleon para conectar la otra con malicia. El charmeleon gruñe de dolor, pero se recupera rápido para golpearlo con cuchillada, que vuelve a ser desviada.
Nuevamente, el grovyle golpea al lagarto con hoja aguda y lo aparta a unos pocos metros. El tipo fuego cae de rodillas e intentando aguantar el dolor. Dan se muestra sorprendido al notar el dolor de su pokémon.
«¿Cómo pudo hacer tanto daño con un ataque en desventaja de tipo?», se cuestiona con algunos nervios. «Charmeleon debería resistirlo mejor. No puede ser tan fuerte, sin mencionar su velocidad; Charmeleon no puede seguirle el ritmo».
—No te muestres tan sorprendido —dice Lillie, obteniendo la atención de su oponente—. Grovyle fue entrenado para golpear en el lugar indicado y hacer más daño. Y ni siquiera debo mencionar su velocidad aumentada —agrega con una expresión fría—. No hay forma de que tu pokémon golpee al mío, es débil —sentencia, aplastándolo con una mirada congelante e indiferente—. Me estás haciendo perder el tiempo.
Esas palabras golpean con fuerza a Fatashi, la superioridad en su tono lo abruma y hasta molesta. Él siempre confió en su fuerza, pero no hace mucho aprendió que hay otras formas de pelear y es momento de que se lo demuestre. Dan muestra una sonrisa determinada, confundiendo a Lillie.
—Hablas como si ya me hubieras vencido, pero la llama de mi charmeleon aún brilla con fuerza —dice y su pokémon se levanta para soltar un fuerte rugido, ignorando el dolor y con una mirada intimidante.
El grovyle no se inmuta por la expresión del lagarto, solo permanece estoico y vuelve a subir la guardia mientras que Lillie tampoco se impresiona.
—Espero que esa confianza no sea solo una fachada —pronuncia ella en amenaza.
—No te preocupes, el combate apenas empieza —responde Dan y extiende la pokebola del charmeleon para regresarlo—. Descansa un poco, amigo. Ya pude ver mejor lo que es capaz de hacer ese grovyle y ya sé cómo contrarréstalo.
***
La clase de héroes llega a USJ y esperan la explicación del entrenamiento, pero Aizawa solo se acuesta en su bolsa de dormir, confundiendo a sus alumnos.
