13. Guerra de salsas

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Tengo que esforzarme en sentir para el libro y no en la vida real

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Tengo que esforzarme en sentir para el libro y no en la vida real.

—Lo voy a revisar una última vez, y lo publicaré. —Miré mi celular, ya eran casi las diez. Levanté la mirada y Mads me estaba observando con cierto aire de curiosidad y enfado.

¿Estoy hablando de más?

Me di cuenta de que era inevitable no pensar en nosotros cuando escribía. Sentí que de alguna forma nuestra historia se entrelazaba con la de la novela; y eso mismo hacía que lo que dijese pareciera que tenía que ver tanto con Phoebe como con Mads.

Y eso me impulsaba también a insistir en que no podía haber ningún tipo de enredo entre nosotros si quería que escribiéramos el libro. Me atraía Mads de eso no hay dudas, pero mi trabajo y mi relación con Fai eran más importantes.

Mads me distrajo cuando dio un suspiro más largo de lo normal.

—¿Tienes hambre? —preguntó de repente—. Tengo para... cocinar. Puedo hacer pasta, mi especialidad. No es que no sepa hacer nada más. —Rodó los ojos y apretó sus labios entre sí. Asentí con la cabeza.

—Así que Madison Foster me va a cocinar —murmuré como si no lo creyera. Mads entornó los ojos—. ¿Qué? Así sale que te llamas en tu Instagram.

—Es que no me gusta que me digan Madison —replicó fingiendo enojo—. Así me llaman mis papas cuando me quieren decir algo que sé que no me gustará.

—¿Y te gusta Mads?

—Sí —respondió, amarrando su cabello en un tomate. Me puse de pie, y me siguió con la mirada—. ¿Te vas?

—No, iré a comprar algo para beber, ¿vino? —pronuncié las palabras y de repente desee que me dijera que no, porque quizás el vino podía mover los límites que debíamos tener con Mads.

Esto me pasa por ser impulsivo... y porque me gusta el vino.

Llevaba solo días hablando con ella, y de repente, sentía mi estabilidad mental amenazada por ella. Temí de mí mismo. De que esa chica me comenzara a gustar más allá que simple atracción. Porque claro, Mads era preciosa, había que ser un demente para no darse cuenta de eso; y la química que existía entre nosotros era preocupante. Literalmente, estábamos creando juntos una historia... de amor.

—Bueno, en la esquina hay un lugar para comprar —murmuró poniéndose de pie—. Entonces me pondré manos a la obra. Espero que te guste mi plato estrella. —Le cerré el ojo y abrí la puerta del departamento, repitiéndome una y otra vez que eso que hacía en ese momento era un error. Pero ya estaba hecho, ¿qué iba a pensar si me devolvía y le decía que me había arrepentido de ir a comprar? Tenía que asumir mis actos y no hacer las cosas raras.

Podíamos lograrlo.

Mientras bajaba en el ascensor llamé a Fai.

—Hola mi Faifai. —Soltó una risita que me hizo sonreír.

El amor se escribe por capítulos - [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora