23. La indecisión

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—Sí, solo

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—Sí, solo... eres tú —dijo, con la voz algo temblorosa. No me atrevía a mirarla, pero luego de unos momentos lo hice. Mads me observaba con los labios apretados, como si temiera decir algo que no debía.

En cierta forma, quería escuchar esa respuesta que me obligara a alejarla de mis pensamientos y concentrarme mejor en nuestro trabajo. Sus palabras me decían que un nosotros no era una opción. La pura idea de que Mads y yo, fuera una posibilidad me tenía estresado y de mal humor. Pero admito que nunca pensé que eso saldría de su boca.

Me costaba entender por qué me había besado si no estaba al menos confundida conmigo. ¿Por qué ese beso fue nada para ella... y para mí fue todo?

Entorné los ojos.

—No entiendo —me atreví a decir. En mi mente tenía una señal de alerta, de que debía quedarme con sus palabras y no seguir preguntando más. No correspondía, pero a la vez el Valentín, siempre seguro de sí mismo, no podía entender por qué yo la quería a ella, y ella no a mí—. Tú me besaste.

Despegó sus labios levemente, y desvió su mirada hacia sus dedos que no dejaban de raspar el esmalte de sus uñas.

—Lo sé, no tienes que repetirlo. Pero...—dejó las palabras en el aire un segundo—, fue eso. Un beso. —Suspiró—. Valentín... eres entretenido, interesante y me gusta mucho tu cara de concentración cuando escribes...

—Pero...

—Eso. Te quise besar y lo hice sin pensar. Me arrepiento —terminó por decir. Se rascó la frente, bajando un poco la cabeza. Sentí que la dureza de sus palabras era innecesaria.

—Ok, te arrepientes. Me queda claro. —Encendí el coche.

—Sí. Tú tienes a tu novia. Tú quieres reglas más estrictas. —Puso su mano en mi brazo, obligándome a detener el coche, la miré sin comprender—. Me tienes aburrida con tu indecisión. No sabes todo lo que me arrepiento por haberte besado. —Alzó las manos—. ¡Me arrepiento! ¿sabes por qué? Porque durante ese beso fui la otra chica, y yo... no quiero ser esa. Así que no, no estoy confundida.

Tú tienes a Fai.

Fui la otra chica.

Sentí el dolor en sus palabras, y me entristeció haber sido en parte culpable por haberla hecho sentir así.

Y ahora llego... a decirle que me gusta ella. Sin ningún plan en mente.

—Yo solo... quería ser honesto con lo que sentía —murmuré, sin tener idea qué decir a continuación. Me sentí un estúpido, nunca me había sucedido algo así. Siempre se me había hecho fácil el tema con las chicas.

—¿Para qué? ¿Me vas a decir que después de nuestro beso y de toda esta semana de amor que tuviste con tu novia, eres capaz de dejarla?

Por un instante mi mente se quedó en blanco. Me enfrentaba a una pregunta que apenas me había hecho yo mismo.

El amor se escribe por capítulos - [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora