Maddie está atrapada en una vida que no la emociona. Se tomó un año sabático para descubrir qué quiere hacer; tiene un trabajo a tiempo completo en una cafetería, y un novio que parece tener cada vez menos interés en ella.
Sin embargo, cuando un chi...
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Nos quedamos los cuatro mirando. La botella de vino abierta que en ese instante tenía en mi mano podría haberse considerado como un quinto integrante de la escena.
Más que cumpleaños era mi pesadilla. Realmente ese día había tenido todo lo malo: despertar con Mads saliendo de la habitación de Félix; ir a terminar con Fai, y que su madre tuviese un accidente; volver a casa y encontrar a Mads y Félix durmiendo en la alfombra en mitad de la sala, con un pastel a medio comer; ir con ella a escribir a la azotea... aunque eso fue lo bueno del día, pero luego mi emoción se desplomó cuando llegó Fai con ganas de que saliésemos los cuatro.
—¡Mi amooooor! —Fai corrió a abrazarme.
—¿Y tú mamá? —pregunté, un poco reacio a su contacto.
—Está durmiendo... despertará por la mañana y no corre ningún peligro. Lloré tanto todo el día que creo... necesito despejarme aunque sea un poco. Además es tu cumpleaños. Félix me dijo que iría a bailar con Maddie, así que vamos —dijo, dando saltitos de emoción y hablando sin respirar.
¿Iban a ir a bailar ellos dos?
Menee la cabeza.
—No, Fai. —Los tres me quedaron mirando. Resoplé. Alcohol y música en mi cumpleaños tampoco sonaba tan mal. No quise admitir en ese momento que el por qué me atraía un poco la idea, era que no quería que fuesen Mads y Félix solos—. Está bien.
Que idiota que soy.
Bajamos al departamento, repitiéndome en todo momento que debía quedarme en casa y dejar que mis amigos fuesen solos, y decirle a Fai que se fuera porque tenía que descansar. Ya había estado demasiadas horas con ella y ya me tenía sofocado.
—¿Y este pastel a medio comer? ¿comieron sin mí? —Fue lo primero que dijo Fai al entrar al departamento. Vi como Félix y Maddie se rieron y contuvieron la risa.
—Yo tampoco comí. Fueron ellos —dije, señalándolos. Mads abrió la boca con la intención de excusarse, pero en ese instante, Fai sacó un pequeño pastel del refrigerador.
—Menos mal que no se comieron el que le compré a Valentín, porque en vez de ir a la fiesta tendríamos que haber ido a comprar otro. Tan bonito como este —dijo, levantándolo. Mads soltó una carcajada aunque estoy seguro de que no fue por nada de lo que dijo Fai.
Félix le sacó la lengua.
Están coqueteando frente a mí.
Eran tantas las miradas y risitas entre ellos que me sentí enfermo de inmediato, sobre todo con la presencia de Fai, que los observaba feliz. Sí, yo sabía muy bien que esa salida era una pésima idea. Al menos por la tortura de tener que ver a Félix y a Mads juntos. Era mi cumpleaños y a pesar del momento mágico que tuve, volvía a ser una real mierda.
Al menos estaba consciente de que lo que iba a hacer: ir a esa fiesta. No iba a mejorarlo.
—¡Val! —Fai me miraba con el pastel y una vela encendida en el centro. En ese instante llegó Ariel con Javier. Mads los había invitado, yo creo que para hacer menos incómoda la situación. Javier no se veía nada contento de estar ahí, pero no le quedó de otra que cantarme cumpleaños feliz—. Feliz cumpleaños, amor. Otro más juntos, ¿este es ya el quinto? Wow. —Fai hizo un sonido de impresión—. Te deseo todo el éxito para este año, que el libro que escriben ustedes alcancen...mmm... fama mundial, y que nosotros dos nos amemos cada vez más.