Capítulo diez

2K 205 11
                                    

NOTA: adjunto foto de Madelaine Petsch porque es como imagino a Charlie, ustedes imagínenla como quieran. 

Supongo que es una broma realmente estúpida y me atreveré a matar a los dos mujeres sentadas en mi sofá solamente por eso. El muchacho frente a mí habló, sonriéndome y reconocí la voz de inmediato, no era una maldita broma. Él, negro y con una sonrisa encantadora, se presentó.

Supongo que Charlie no me reconoció, ni siquiera cuando dije mi nombre.

Lo hizo cuando pasó y reconoció a Bella y a Amy, porque de alguna manera mantuvieron el contacto por Instagram, aplicación en donde solo hay fotos viejas mías y que solo uso para stalkear actrices de series o películas o simplemente seguir parejas lésbicas y desear sus vidas. Lo normal. De alguna manera no me sorprendió que no notara quién era desde un principio, porque cambié mucho, incluso esa niña tímida que era cuando ella estaba cerca, ya no está. Dos noviazgos y algunas chicas de una noche cambiaron eso.

Pero eso no era lo malo de toda la historia.

Lo malo era que en estos cinco años que han pasado (muy pocos, a mi parecer) no he superado a Charlie. Así como lo leen, no, es decir ¿cómo lo haría? Y ahora mismo, está tan hermosa que parece irreal. Cintura más reducida, más caderas por lo que hay más culo (me fijé cuando entró) su cabello rojo sigue igual de largo y ondulado, aun tiene esa sonrisa deslumbrante que le llegan a los brillosos ojos cafés. Es decir, ¿cómo se supone que la superaría?

Obviamente revisaba sus fotos en Instagram, pero nunca había visto a este chico en ellas.

-Oh Dios mío, ¿April? -Dijo, volteando a verme, medio sonreí y alcé las cejas en un gesto de "ajá, esa misma". Se llevó las manos a la boca en un gesto de sorpresa y se acercó a abrazarme, correspondí abrazando su cuello y ella mi cintura, pues yo estaba más alta luego de esos cinco años. Los papeles se invertían. -¡Estás enorme! -Comentó, mirándome de arriba abajo, di dos pasos atrás y me pasé la mano por la nuca, rascándola.

-Uhm, supongo que sí. -Respondí, su amigo me observaba con una sonrisa, y se acercó a Bella, preguntando por la habitación, luego de conocer a Amy. Charlie, sin embargo, seguía sorprendida mirándome a mí.

-No me lo puedo creer, en serio, eras más pequeña que yo, y definitivamente no te veías para nada de esta manera. -Señaló mi brazo tatuado, el pelo y los piercings que tenía. Me reí, era obvio que cambiaría. -Pensaba que con los estricta que era tu mamá en ciertas cosas no pasaría nada de esto. En serio me sorprende.

-Sí, bueno, me hice el primer tatuaje sin permiso y supongo que después simplemente entendió que no haría lo que ella quería. -Me encogí de hombros, y metí ambas manos a mis bolsillos, mirándola fijo.

Ella chasqueó la lengua. -Aun mantengo esa foto que nos tomaron en la despedida, y creo que venía con la mentalidad de encontrarte igual. -Se ruborizó un poco.

-Creo que es lo que todos esperan.

*

-¿Por qué si hablas tanto con Charlie no sabías cuál era su apellido?

-Solía decirme el otro apellido, y en insta no tiene apellidos. Uf, un apellido de origen francés, ¿crees que hable ese idioma también? -Preguntó Bella emocionada, acomodándose en mi cama.

-Puede ser muy probable. -Murmuré, mirando hacia el techo y recordando su cara de sorpresa.

-Oh vamos, ya puedes decirlo, suéltalo. -Dijo, al tiempo que tiraba una almohada en mi dirección.

-¿Que te diga qué? -Fruncí el ceño, tirándole la almohada de vuelta.

-Que te volvió loca desde que la viste. -Subió y bajó las cejas rápidamente.

-Obvio que no. -Me levanté, mirándola mal.

Bella sonrió. -Dejo de llamarme Bella Martínez, si me dices que cuando la viste no sentiste nada.

-Pues, ve cambiándote el nombre. -Contesté riéndome, caminando hacía el baño, echándome agua en la cara.

-Cariño, te conozco bien, hasta Amy lo notó. Además, nunca, NUNCA, confirmaste si ella te había dejado de interesar, aun sabiendo que probablemente no la volverías a ver.

Me encogí de hombros porque era un buen argumento. -Puede ser, está más hermosa y yo no soy aquella niña tímida.

-¡Cómetela, tigre! .- La escuché gritar entre risas cuando salí de la habitación. Cerré la puerta y me reí, entrando a la cocina.

Eran exactamente las 10 de la noche y ya habíamos cenado pizza. Charlie y Hugo (su amigo) salieron y volvieron hace rato, asumía que dormían por el posible jet lag que debían tener. Aunque no sabía de dónde venían y al llegar no se les notaba cansados, a lo mejor por la posible emoción de volver aquí, sin embargo, creo que Hugo es de algún otro país por el acento que tenía, si fuera hetero, me enloquecería, pero realmente me parece agradable de escuchar.

Iba a dibujar un rato, no sé cuál es mi manía de dibujar en la cocina, pero me gusta, ya hasta tenía el maletín cerca y siempre ponía un vaso de agua tibia en la isla para beber. Me senté e hice algunos trazos, tenía una entrevista mañana temprano, en una radio, porque estaba estudiando Comunicación Social y tenía ciertas asignaciones sobre estas cosas, era una evaluación, por así decirlo. Me graduaba este año, simplemente era alucinante, pero estaba sumamente orgullosa. Sumida en mis dibujos, no sentí la respiración encima de mi hombro, solo reaccioné cuando la persona apoyó su mano en él, me sobresalté y casi tiro el agua en el dibujo, pero agarré el vaso que por suerte iba un poco menos de la mitad. Charlie cruzó, en unos short de pijama rosa y una camiseta con dibujitos blanca, la miré ruborizarse mientras entraba a la cocina.

-¿No fue así que nos conocimos? -Preguntó, sentándose en la isla, vi su culo rebotar un poco y me perdí por unos segundos. -Estabas dibujando, justamente así, fue la primera vez que me diste un dibujo. -Dijo, sonriéndome, bebiendo de su botella de agua.

Le sonreí y me enderecé, sin preocuparme porque yo solo tenía un sujetador deportivo negro y un chandal largo. -No, nos conocimos el día que fuiste a casa por un pedido. Esa vez del dibujo fue la tercera vez que te veía. -Me mordí el labio, mirando como ella volvía a beber y algunas gotas de agua se deslizaban por las esquinas de sus labios.

-Oh, bueno sí, pero hablamos más ese día. Y veo que aún estás dibujando, ¿ya serás famosa? -Comentó riendo un poco, acomodándose un mechón de cabello detrás de la oreja.

Oh vamos, me estás torturando.

-No estoy estudiando nada con referente al arte. Decidí guardarlo para mí, estás frente a una comunicadora social. -Empecé a recoger mis cosas bajo su mirada.

-Sabia decisión, supongo. Tú estás frente a una abogada, una de las razones por las cuales volví fue por un traslado, junto a Hugo.

-¿Abogada, eh? -me reí un poco, lavando el vaso. -Suena genial.

-Sí, me gusta ayudar y odio las injusticias, así que. -Se encogió de hombros tapando la botella que iba un poco menos de la mitad, se bajó de la isla y se acercó a mí, mojando sus manos.

Respiré profundo, me importaba poco que se diera cuenta. Estaba cerca de mí la chica que me había echo dudar de mi sexualidad desde que estaba pequeña y lo más divertido era que iba a vivir conmigo sabrá Dios durante qué tiempo. No solo eso, desprendía el mismo olor a vainilla que recuerdo y desde aquí arriba veía lo natural de su pelo rojo, supongo que por su papá. Y tengo que decirlo, simplemente se veía más sexy.

-En fin, nos vemos mañana. -Dijo, empezando a caminar a la salida, la observé y me apoyé de la encimera. -Y, aun guardo tus dibujos, April.

Oh, maldita sea. 

Años|Completa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora