Capítulo nueve

1.9K 192 12
                                    

Pov April, algunos años después (21 años)

-¿Cuándo llegarán nuestros compañeros? Ni siquiera entiendo por qué no simplemente compraste una casa, con todo ese dinero que tienes.

Rodé los ojos, y me acomodé en el sofá, llevándome una cuchara de helado a la boca, saboreándolo. -No lo sé, supongo que hacer esto, ayudar, me gusta.

-¿A qué te refieres con ayudar?

-A que, probablemente, yo sea de las pocas personas que alquilan un departamento que obviamente puede pagar, pero aun así les doy oportunidades a quienes quieren progresar, pero no pueden pagar un lugar cómodo o simplemente es difícil. -Miré a Bella, alzando una ceja, y ella me devolvió la mirada, rodando los ojos.

A lo lejos, se escuchó un celular sonando, Bella fue de inmediato a contestar y sonrió al instante, rodé los ojos, preparándome para escucharla. -Hola, amor, ¿cómo estás?... sí, muy bien, ¿ya estás de camino o paso a buscarte?... está bien, aquí espero, te amo.

Bella se tiró a mi lado, entrando a la aplicación de UberEats, pidiendo comida para tres personas, aunque de último momento le dije que pidiera mi comida doble, solo por si acaso. Guardé el helado y me senté a dibujar un rato en lo que llegaba la comida, obviamente, nunca dejé de dibujar cuando tenía mi tiempo libre, incluso aunque lo que estoy estudiando es muy diferente a lo que realmente me gusta hacer. El departamento tiene mis pinturas en todas partes, y el diseño es por Bella, que descubrió que amaba el arte y ahora diseña hogares, gana bastante bien por eso y tiene una reputación impecable.

Cuando llegó la comida, ella recibió todo y pagó, a los segundos Amy apareció detrás del repartidor, besando en los labios a Bella, sorprendente, ¿no? Bella y yo les contamos a Cara y Amy nuestros gustos exactamente a los 15, aunque yo lo dije a medias, porque aun llevaba novios y hasta los besaba. Horrible. Cara sigue heterosexual, y Amy se enamoró de Bella a eso de los 19, desde entonces están juntas. Físicamente, el cambio es increíble. Amy sigue rubia y de ojos café, y se ejercita con nosotras dos, aunque solemos quejarnos porque su cuerpo simplemente está fenomenal. Bella es una tomboy con curvas, lo que la hace ganarse muchas burlas de mi parte, porque, aunque se ponga ropa ancha es como si se notara, ahora su cabello no cae, sino que está recogido y suele recortarse las esquinas, y hacerse degradados, y tiene mechas blancas. Se ve genial, para qué mentir.

Yo, en cambio, estoy más alta gracias al voleibol y mis ojos siguen verdes. Realmente creo que hasta ahora solo he cambiado en cuerpo por los entrenamientos y mi cabello, ahora mismo esta rapado y solo tengo cabello en el centro, que caen para donde quieran, con mechones rubios, haciendo un juego con mi color natural que es un castaño oscuro. Aunque según mis amigas quien me ve, no me reconocería, cambié mucho cuando salí del closet, supongo que los tatuajes y el piercing en la nariz y oreja hacen mucho.

-¿Cuándo llegarán sus roomies?- Escuché a Amy preguntar. Bella se encogió de hombros y siguió tragando.

-Creo que, en una hora, les pregunté si era necesario irles a buscar al aeropuerto y me contestaron que no, aunque supongo que el avión está a punto de aterrizar.

-¿Es una pareja, no?

Está vez la miré y entrecerré los ojos, mostrando una sonrisa. -¿Celosa, Wilde? -Me lanzó una papa que obvio agarré y me comí, me reí. -Supongo que sí, solo tuve oportunidad de hablar con el chico, Hugo, solo sé que su compañera se apellida Lebranc. -Me encogí de hombros, sí, hacer eso era una estúpida manía que tenía. Me levanté recogiendo todo y caminando hacía la cocina.

-Ese apellido me suena, ¿es francés?

-Uhm, creo que sí. Oh, Cara llamó temprano, dijo que probablemente pase mañana a vernos.

Amy rodó los ojos, sentándose en uno de los taburetes de la cocina, desde aquí se puede ver la sala porque los lugares están conectados. -Tiene un mes diciendo exactamente lo mismo, ya estoy que ni le creo.

-No te molestes, cariño. Sabes que hacerse cargo del negocio de su familia nunca estuvo en su mente. Probablemente está harta. -Dijo Bella, alternando la mirada entre nosotras dos.

A mí ya hasta me daba igual, Cara siempre tenía una excusa para no poder reunirse con nosotras, y obviamente entendemos. Perdió a su papá a los 19 y tuvo que meterse a hacer cursos para dirigir la empresa familiar, y eso la mantiene ocupada, ni siquiera tiene su título universitario porque no ha podido estudiar. Eso la frustra, pero tampoco hace el intento de comunicarse, desde entonces, estamos esperando el día en el que se harte y venga a llorar y a desahogarse.

-Bueno, si ella realmente viene, perfecto, la recibiré con los brazos abiertos porque la extraño demasiado. Solo digo que, ni siquiera nos invita su casa a pasar el rato.

-Su mamá es homofóbica, recuerda. -Comenté yo. Recordando que alejó a Cara de nosotras cuando teníamos 17, luego de escuchar los rumores de que a Bella y a mí nos gustaban las chicas.

-Bueno, eso es un punto, aún así, ¡existen las cafeterías! .- Se cruzó de brazos, y desistí a la idea de seguir hablando con Amy. Fui a mi habitación y me puse los audífonos, escuchando los gritos de Amy llamándome.

Avancé un rato con algunas tareas y hablé con mamá, prometiéndole que este fin de semana me la pasaría allá. Luego de que se hizo novia del papá de Bella esos dos se volvieron inseparables. Una historia un tanto extraña, pero ninguna de las dos se queja al respecto. Hace dos años adoptaron a un niño en España, Max, tiene 15 y ese disfruta la vida como nunca. Aunque fue muy rápido y al principio Bella y yo no estuvimos de acuerdo con la idea, respetamos la decisión y hoy nos alegramos de que lo hayan adoptado, es fenomenal. Le pegué mi amor por el dibujo y Bella la música. Pasar un día allá es tenernos cantando cada dos segundos.

Media hora después, fui a la cocina, me puse un pantalón holgado hasta las rodillas porque probablemente nuestros compañeros llegarían en cualquier momento. Bella y Amy estaban en la sala viendo una película y como amo ser el mar tercio, me acosté junto a Amy y puse la cabeza en sus piernas. Ah, ventajas de tener un sofá en L. Me estaba quedando dormida con sus caricias cuando sonó el timbre. Obviamente me mandaron a mí a abrir, porque sí, porque les dio la puta gana.

Realmente no sé si fue una bendición o lo peor del mundo haber hecho eso. Mierda. 

Años|Completa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora