Capítulo trece

1.9K 186 6
                                    

Pov Charlie

-¡April, April, mira esto! -Gritaba, mientras salía corriendo de mi habitación y buscando a April en la cocina, en donde suele estar casi siempre.

No estaba ahí, así que más calmada, pero emocionada fui a su habitación pasando sin tocar y supongo que debí hacerlo y no simplemente pasar. Admito que esto suele ser algo que siempre me pasa, en serio, con todos mis amigos me ha pasado, de hecho, así es que Hugo y yo empezamos a tener confianza el uno al otro, la diferencia es que él estaba con una mujer en ese momento. Para mi suerte, April estaba sola, recién eran las 9 de la mañana, Bella y Amy dormían (o al menos eso creía) y Hugo jugaba en mi habitación. El caso es que, April solo llevaba puesto un bóxer negro, la cinturilla con el arcoíris, marca Calvin Klein, y no sé, pero esos bóxers le quedaban demasiado bien. No llevaba nada puesto arriba, así que lo primero que vi fue su espalda ancha y marcada, cuando volteó, entonces aprecié el abdomen marcado, y la v de las caderas. Miré sus pechos, pero solo me concentré en su abdomen.

POR OBVIEDAD, me ruboricé, escuchando su risa alta, me dio la espalda poniéndose un sujetador blanco. Luego, se sentó en la cama y apoyó las manos a sus lados. Me quedé quieta, momentáneamente olvidando por qué había gritado y por qué la estaba buscando tan desesperada, pero es que su cuerpo marcado y tonificado simplemente no salía de mi cabeza. Suelo recordar que la conocí con trece, un poco más pequeña que yo y no desarrollada, tan tímida y vergonzosa. Ahora, esta mujer tan candente y sexy, me volvía loca. Ya lo admitía sin pensarlo.

-¿Qué pasa, me estás tomando fotos con tu mente? -Preguntó burlona, provocando que me sonrojara más profundo, seguro estaba del mismo color de mi cabello, no dudaba de ello.

-No...-Murmuré. Sacudí la cabeza y alcé la foto en mi mano. -Encontré esta foto dentro de un libro viejo que tenía por ahí.

-Quiero verla, sí. ¿Por qué no terminas de entrar? Prometo no comerte, al menos no aún. – Dijo, con una sonrisa bastante traviesa.

Tengo que admitir que mis piernas flaquearon un poco cuando entré. Seguro esta mujer en algún momento fue modelo porque simplemente es perfecta. Ahí, mirándome con esa sonrisa que promete demasiado y la pose tan tentadora. Me paré frente a ella y le estiré la foto. La agarró y alzó las cejas sorprendida cuando la reconoció. Tomada en el 2020, el día de mi despedida. Teresa estaba detrás de Bella, su mano apoyada en su hombro ambas sonriendo enorme, la sudadera azul de Bella se veía suave y cómoda, sinceramente. Junto a ellas estábamos April y yo, yo detrás, abrazándola por los hombros porque en ese momento yo era la alta. Yo sonreía enorme y Bella apenas esbozó una sonrisa, se veía nerviosa y sus manos estaban dentro de sus bolsillos.

-Vaya, esto fue en tu despedida. Bella aun tiene esa sudadera, aunque creo que Amy se la robó hace unos años. -Soltó una risa, devolviéndome la foto.

-No recordaba la foto, pero tengo tu dibujo guardado. -comenté, mirándola a los ojos, aprovechando el hecho de que estaba un poco más alta gracias a que ella estaba sentada y relajada.

-¿Ah, sí? Siempre pensé que en algún momento los perderías. -Dijo, rascando su mejilla derecha y alzando las cejas.

Negué. -Los guardé, no suelo botar las cosas que me regalan, además, me dijiste que serías famosa.

Ella soltó una risa. -Nunca dije eso, pero tampoco te lo negaría del todo. En algún momento lo pensé, obviamente, pero luego desistí de ese plan.

-Ya sé, ya sé; decidiste guardar tu arte para ti. -Hice un ademán "restándole importancia".

-Bueno, no tanto, todos los cuadros que hay aquí, son míos y todos los cuadros en la casa de mamá, son míos. -Se encogió de hombros y sonrió con arrogancia, alcé una ceja.

-¿Y ya?

-¿Y ya? ¿En serio? Es un logro para mí, la gran mayoría de mis dibujos están guardados. Aunque hace dos años vendí muchísimos e hice dinero gracias a eso. Todavía está guardado, al menos una parte.

-Te voy a creer, pero tampoco me convences del todo. -Murmuré en medio de una risa.

-¿Ah, sí? -April se levantó y cuando di dos pasos atrás, ella se inclinó y su mano apretó mi cintura, acercándome a ella. Por puro instinto puse mis manos en su pecho y alcé la cabeza para mirarla.

-¿Q-qué hac-ces? -Murmuré.

-Supongo que convencerte. -Susurró, acercándose más.

Y justo cuando pensé que no me besaría, beso al cual no me negaría ni un poco porque lo deseaba, incluso si para ella no iba a significar algo, para mí sí. Y maldita sea, que me besara todas las veces que quisiera que a todas esas veces le correspondería. April me besó.

Esperé algo más apasionado, lo admito.

Pero me besó suave, sin ninguna prisa. Mis brazos abrazaron su cuello y los suyos mi cintura, me alcé, porque ella ya estaba inclinada para mí. Y le devolví el beso que, aunque estaba poniéndose húmedo, no perdía la suavidad con la que lo hacía, me atrevería a decir que me estaba besando con cariño.

Y eso solo me encantó más.

Cuando nos quedamos sin aire, ella se separó lentamente y al abrir los ojos noté que los suyos aún estaban cerrados, así que sin pensarlo volví a besarla, un poco más rápido. Y por más que me quería que me acostara en esa cama y me hiciera suya, evité eso, y me permití disfrutar el beso que nos estábamos dando. Tenía 26 años y estaba besando a una mujer de 21, una mujer que conocí cuando ella tenía apenas 13 años y estaba disfrutando de la vida, pero la mujer frente a mí era demasiado contraria a esa pequeña niña que cuando hablaba conmigo ni siquiera podía mirarme por la timidez, y que aún así compraba hamburguesas seguido porque le encantaban muchísimo. ¿Lo más importante? Me gustaba, muchísimo, hasta me atrevería a decir que me encantaba y no lo negaría porque estaba segura desde hace unos días de lo que sentía. Besarla solo me permitía confirmar que sentía demasiado por ella y aunque me asustaba un poco que no me correspondiera o que solo se sintiera atraída sexualmente hacía mí, me permitiría disfrutar.

A veces la vida solo se basa en disfrutar los pequeños momentos, y eso era justamente lo que ella me estaba dando ahora mismo. Al separarnos, nos miramos a los ojos y ella me sonrió. Me encantaba demasiado. 

Años|Completa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora