Capítulo quince

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POV April

Bueno, estaba esperando a que Charlie tuviera algún tipo de reacción con mi confesión y creo que han pasado cerca de cinco minutos y ella sigue ruborizada y mirando al suelo. Hasta dejó de comer su alita, me estaba desesperando. Siempre me ha gustado, ¡descubrí mi sexualidad gracias a ella! Y este tipo de oportunidades uno no las encuentra siempre, además, siempre tuve la fe de que si en algún momento la volvía a ver le contaría que en mi juventud ella me llegó a gustar, incluso aunque regresara casada y con hijos, me daba igual. Estaba dispuesta a agradecerle por todo, pero el hecho de que estuviera viviendo conmigo y que me haya besado dos días atrás eran cosas muy diferentes a lo que yo estuve esperando durante un tiempo, me ponía nerviosa y por, sobre todo, me ponía feliz. Le di un trago a mi cerveza y le di una mordida a mi taco, porque el silencio me estaba volviendo un poco loca.

-¿Estás segura de eso? -La escuché preguntar, fruncí el ceño en su dirección, ¿segura de qué? -Me refiero a que, ¿estás segura de que yo te gusto? -Se comió la alita, mirando el plato.

Está vez, apoyé las manos en la mesa, más confundida aún. -Soy lesbiana, eres una mujer muy atractiva, así que sí, estoy segura de que me gustas tú. ¿Por qué me estás preguntando eso?

-La costumbre de gustarle a una mujer y que todo resulte algo momentáneo, supongo. -está vez, subió la cabeza y me miró a los ojos, encogiéndose de hombros.

-¿Y quién te querría para algo momentáneo? -fue una pregunta retórica, pero realmente me sorprendía eso.

-Muchas mujeres pueden ser así, al final, no son tan diferentes que los hombres. – Bueno, en eso llevaba algo de razón.

-O sea, sí, pero, yo no sería para nada así. Tú me gustas y si yo te gusto, pues duraremos todo lo que sea posible o hasta que yo deje de gustarte, porque tú no dejarías de gustarme. No lo sé, haremos las cosas como tú quieras y al ritmo que desees, pero dime ¿también te gusto?

Ella asintió, en medio de una sonrisa. -Claro que me gustas April, besarte solo me hizo confirmarlo.

-Vaya, eso sí que me alegra. -Asentí, feliz.

Esa noche, no nos besamos, simplemente seguimos cenando y al rato jugamos en los columpios que tenía el parque, hasta que dieron las dos de la mañana y recordamos que era jueves y que teníamos trabajo al día siguiente. En casa, nos despedimos con un abrazo y cada una entró a su habitación, dormí y desperté con una sonrisa, porque simplemente no me podría creer que yo también le gustara. Cuando me encontré a Bella esa mañana, grité y grité como loca, olvidando que Amy estaba durmiendo y aunque ella estaba de mal humor por mis gritos, también le grité en la cara que Charlie gustaba de mí. Mi emoción era tal, que llamé a Cara solo para decirle eso y trabajé feliz, fui a la universidad feliz, hice todo demasiado feliz. Y luego, se me ocurrió algo más genial. Hablé con Hugo y me pasó la dirección de la oficina y el nivel y el puesto de Charlie. Le mandé unas flores, unas rosas blancas, porque Hugo dijo que no le gustaban las flores pero que esas estaban más pasables para regalárselas a ella. Luego, cuando llegué a casa a eso de las cinco, me senté en la cocina a dibujar un rato, y luego la dibujé exactamente como ella estuvo vestida ayer, con su sudadera un poco más grande que ella y la mochilita negra en su espalda.

Detrás, escribí un

Gracias por decir que te gusto

tanto como tú a mí

April, 2025

-Hey, ¿estás dibujando? -Escuché decir detrás de mí, reconocí la voz y el perfume de vainilla, sonriendo, me volteé y me encontré con Charlie sonriéndome y soltando su bolso encima del sofá. Las flores las echó en el jarrón con agua que había encima de la mesita.

Se acercó a mí y yo la abracé por la cintura, para su suerte, los taburetes de la cocina eran bajos así que yo quedé a su altura. Asentí, respondiendo a su pregunta y acerqué su frente a la mía, acariciando nuestras narices. Y luego la besé, porque sí, porque me moría de ganas por besarla. Nos besamos lento, como la primera vez, y me tomé mi tiempo de acariciar sus labios con los míos, sin meter la lengua ni nada, solo un roce de labios. No puedo creer que por estar de idiota me perdí de esto durante dos días, es decir, ¡besa como el cielo! Cuando nos separamos, me sonrió y me dio un pico, luego vio el dibujo y soltó una risita, volviéndome a besar. 

Años|Completa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora