Capítulo diecinueve

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Colgué mi mochila al hombro y apreté las correas para que prácticamente se pegase a mi espalda, salí del salón porque ya era mi última clase del día. Andaba un rumor de que en la noche había una fiesta en casa de un chico, que ni puta idea de quién es, ya varias chicas se habían acercado a invitarme y con toda la educación posible (porque ya estaba harta de que se acercaran a preguntarme) las rechacé. Unas chicas venían hacía mí y yo veía la puerta de salida muy lejos, por suerte, mi móvil sonó y reconociendo el tono saqué el celular de mi bolsillo trasero y contesté con una sonrisa. Las chicas, bajaron el ritmo y justo crucé junto a ambas, dije:

-¡Mi amor, justo pensaba en ti! -Lo cual no era del todo una mentira si considerábamos que siempre estaba pensando en Charlie. La escuché reír.

-Finjamos que te creo. ¿Estás saliendo ya? -Me la imaginaba recostada en su silla y girando, mientras se llevaba un lápiz a la boca, sonriendo.

-Me ofende que dudes. -Dije, buscando la moto y quitándole la seguridad, sacando el casco. -Y sí, justo estoy a punto de salir, ¿qué pasa?

La sentí vacilar. -¿Crees que podrías pasarme a buscar? Sé que te queda como a veinte minutos y probablemente estás cansada porque haz estado todo el día estudiando, no quiero molestarte, en serio, yo s...-La interrumpí, dejando el casco en el asiento y desordenando mi cabello, aunque siempre lo estaba, un suspiro mental por eso.

-¿Qué dices? He ido a buscarte en ocasiones y no me ha molestado, hoy tampoco lo hará, de hecho, ¿te gustaría ir a comer pasta en algún estúpido restaurante? No he comido gran cosa hoy y quiero pasta.

-¿Estás segura? -Alcé las cejas incrédula. -Está bien, está bien, aquí te espero, también quiero pasta. Te quiero, April.

-También te quiero, cariño.

*

Cuando llegué al enorme edificio ya estaba anocheciendo, estacioné justo al frente, llamando a Charlie y avisándole que ya estaba ahí. Salió unos minutos después, iba preciosa, como siempre. Según me ha dicho, los viernes puede usar jeans y no ir necesariamente formal si no hay reuniones, bueno, hoy era uno de esos viernes, eso y la camisa azul que llevaba me tenía loca. Fruncí el ceño, cuando detrás de ella salió el muchacho con el que una vez la vi comer por aquí cerca, creo que se llamaba Richard o algo así. No sé, el caso es que, él agarró su brazo deteniéndola y ella me miró rogándome que no me acercara, alcé las cejas y me quedé recostada en la moto. Aunque tampoco podía prometer gran cosa si él se pasaba.

Obviamente si tenía que golpearlo, lo haría, era algunos centímetros más alto que Charlie, pero no era la gran cosa.

Él me señaló, hablándole a ella, o reclamándola más bien, me llevé la mano al pecho, indignada y me levanté de la moto, caminando hacía ellos porque ya tenía hambre y si su discusión tenía que ver conmigo supongo que podría agarrar y decírmelo a la cara. Charlie negó cuando me puse a su lado y con toda la tranquilidad del mundo quité la mano del muchacho y la puse detrás de mí, en serio estaba dispuesta a todo. Él me miró indignado y a la vez algo asqueado, hombre, si tanto te molestaban mis Nike Air Force, podrías lamerme el culo.

Charlie apretó mi camiseta, echándome hacia atrás, él supuso que eso había sido yo y sonrió arrogante, su pecho elevándose supongo que de orgullo. O como un gorila que golpea su pecho, tampoco era la gran cosa, se veía delgado, pero supongo que tenía sus músculos, la camisa blanca ajustada dejaba ver. Sí, soy lesbiana, pero uno tiene ojos, ¿no? Él se acercó y aunque tuvo que echar la cabeza un poco hacía atrás para verme, lo que causó que soltase una risa, dijo:

Años|Completa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora