-April...April...Aaaapril... ¡APRIL!
-¡¿EH, QUÉ PASÓ, QUÉ PASÓ?! -Grité, sentándome en la cama y mirando a todos lados asustada.
Charlie a mi lado se reía en voz alta. Fruncí el ceño y cuando pude enfocar la vista me fijé en que estábamos en la habitación, yo desnuda y ella en pijamas. La luz entraba un poco por la ventana y se sentía paz en el ambiente, estaba algo frío. Charlie se acercó a mí y besó mi mejilla, todavía riéndose.
-Es que no respondías y ya tenía mucho rato llamándote para que te despertaras. – Se excusó, recalco que todavía se estaba riendo.
Malhumorada, asentí y me levanté, dándome igual que me viera desnuda y agarrando la toalla entré al baño. Puse el agua caliente y me permití relajarme unos segundos. Hasta que algo cruzó por cabeza, terminé de ducharme, me cepillé y me sequé con rapidez, envolviendo la toalla en mi cuerpo y salí del baño gritando.
-¡ES NAVIDAAAAAAAAAAAAAAD!
Charlie empezó a reír y asintió. -Sí, es navidad y son las diez de la mañana, supongo que eso significa que por fin bajarás a desayunar y ver todos tus regalos.
Más eufórica y olvidando mi malhumor me puse ropa, sacando mis tenis gays y poniéndolos cerca, les di un beso. Me puse mis medias de Spiderman y besé a Charlie, sonriendo. Bajé las escaleras olvidándome de ella y encontré el árbol lleno de regalos. Pasé a la cocina y encontré a mamá y a Max desayunando, los saludé y esperé a que me pasara mi desayuno. Tostadas de jamón y queso, tocino y un vaso de jugo de naranja alegraron más mi mañana.
-¿Por qué tan feliz? -preguntó mamá.
La miré incrédula. -¡ES NAVIDAD! ¿Quién no está feliz en navidad?
-Un por ciento de la población no suele estar feliz en navidad. -dijo.
-Bueno, yo sí estoy feliz y ya quiero abrir mis regalos.
-Bella y Amy aun no bajan, cuando lo hagan, entonces podrás abrir todos tus regalos, cariño. -asentí eufórica y seguí comiendo.
-Años conociéndote y aún no entiendo por qué te gusta tanto la navidad, ¿no se supone que ya sabes que Santa es falso? -Preguntó Max, rodé los ojos, recordando esa desgracia de que santa no era real.
Suspiré. -No lo sé, me emociona comer en familia y abrir regalos, ver el árbol y sentir todo el espíritu navideño en el ambiente. Me gusta, me relaja. Es otra excusa para que nos reunamos.
A la hora del almuerzo las dos enamoradas por fin se decidieron a bajar, mamá me amenazó diciendo que primero debía comer para abrir los regalos. Eso hice, tragué, esperé a que todos tragaran, luego recogí la cocina y me senté frente al árbol viendo cuáles regalos tenían mi nombre. Grité y me emocioné con cada uno de mis regalos. Charlie me regaló más calcetines para mi colección y había un par de la bandera que obviamente me pondría. Max me regaló pantalones finos (que me encantaron), mamá un viaje a Costa Rica (que realmente era un regalo para Charlie y para mi), Amy me regaló varios libros y Bella me regaló un auto. Cuando salí a verlo grité más de la emoción, era el Audi más hermoso que había visto en toda mi vida, era negro y los vidrios estaban polarizados, era perfecto.
A las 7 todas nos fuimos a arreglar porque esa noche iríamos a una fiesta que había en una plaza cercana, era algo abierto y resultaba que también era algo benéfico para los orfanatos que estaban cerca. Me vestí con un suéter de mangas largas blanco y una chaqueta negra, jeans negros y mis zapatos gays. Charlie se puso un suéter azul (que la hacía verse súper tierna), chaqueta blanca, jeans negros y los zapatos. En su mochilita echamos todo lo necesario por si sucedía alguna emergencia, y en la cabeza me puse un gorrito negro. Saliendo encontramos a las chicas y despidiéndonos de mamá nos subimos en el auto, yo manejando, Bella de copiloto y las chicas detrás. El lugar estaba lleno y había música alta, por suerte, habían muchos lugares de comida todavía abiertos lo que significaba que en cualquier momento podríamos acercarnos a comer.
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Años|Completa.
RomanceAparentemente se puede esperar años para volver a ver a la persona que más amaste en su momento, la persona que te hizo suspirar de amor, incluso aunque esa persona no lo supo. Tienen que pasar años para que, por fin, ese sentimiento que creías olvi...