Capítulo veintidós

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-April...April...Aaaapril... ¡APRIL!

-¡¿EH, QUÉ PASÓ, QUÉ PASÓ?! -Grité, sentándome en la cama y mirando a todos lados asustada.

Charlie a mi lado se reía en voz alta. Fruncí el ceño y cuando pude enfocar la vista me fijé en que estábamos en la habitación, yo desnuda y ella en pijamas. La luz entraba un poco por la ventana y se sentía paz en el ambiente, estaba algo frío. Charlie se acercó a mí y besó mi mejilla, todavía riéndose.

-Es que no respondías y ya tenía mucho rato llamándote para que te despertaras. – Se excusó, recalco que todavía se estaba riendo.

Malhumorada, asentí y me levanté, dándome igual que me viera desnuda y agarrando la toalla entré al baño. Puse el agua caliente y me permití relajarme unos segundos. Hasta que algo cruzó por cabeza, terminé de ducharme, me cepillé y me sequé con rapidez, envolviendo la toalla en mi cuerpo y salí del baño gritando.

-¡ES NAVIDAAAAAAAAAAAAAAD!

Charlie empezó a reír y asintió. -Sí, es navidad y son las diez de la mañana, supongo que eso significa que por fin bajarás a desayunar y ver todos tus regalos.

Más eufórica y olvidando mi malhumor me puse ropa, sacando mis tenis gays y poniéndolos cerca, les di un beso. Me puse mis medias de Spiderman y besé a Charlie, sonriendo. Bajé las escaleras olvidándome de ella y encontré el árbol lleno de regalos. Pasé a la cocina y encontré a mamá y a Max desayunando, los saludé y esperé a que me pasara mi desayuno. Tostadas de jamón y queso, tocino y un vaso de jugo de naranja alegraron más mi mañana.

-¿Por qué tan feliz? -preguntó mamá.

La miré incrédula. -¡ES NAVIDAD! ¿Quién no está feliz en navidad?

-Un por ciento de la población no suele estar feliz en navidad. -dijo.

-Bueno, yo sí estoy feliz y ya quiero abrir mis regalos.

-Bella y Amy aun no bajan, cuando lo hagan, entonces podrás abrir todos tus regalos, cariño. -asentí eufórica y seguí comiendo.

-Años conociéndote y aún no entiendo por qué te gusta tanto la navidad, ¿no se supone que ya sabes que Santa es falso? -Preguntó Max, rodé los ojos, recordando esa desgracia de que santa no era real.

Suspiré. -No lo sé, me emociona comer en familia y abrir regalos, ver el árbol y sentir todo el espíritu navideño en el ambiente. Me gusta, me relaja. Es otra excusa para que nos reunamos.

A la hora del almuerzo las dos enamoradas por fin se decidieron a bajar, mamá me amenazó diciendo que primero debía comer para abrir los regalos. Eso hice, tragué, esperé a que todos tragaran, luego recogí la cocina y me senté frente al árbol viendo cuáles regalos tenían mi nombre. Grité y me emocioné con cada uno de mis regalos. Charlie me regaló más calcetines para mi colección y había un par de la bandera que obviamente me pondría. Max me regaló pantalones finos (que me encantaron), mamá un viaje a Costa Rica (que realmente era un regalo para Charlie y para mi), Amy me regaló varios libros y Bella me regaló un auto. Cuando salí a verlo grité más de la emoción, era el Audi más hermoso que había visto en toda mi vida, era negro y los vidrios estaban polarizados, era perfecto.

A las 7 todas nos fuimos a arreglar porque esa noche iríamos a una fiesta que había en una plaza cercana, era algo abierto y resultaba que también era algo benéfico para los orfanatos que estaban cerca. Me vestí con un suéter de mangas largas blanco y una chaqueta negra, jeans negros y mis zapatos gays. Charlie se puso un suéter azul (que la hacía verse súper tierna), chaqueta blanca, jeans negros y los zapatos. En su mochilita echamos todo lo necesario por si sucedía alguna emergencia, y en la cabeza me puse un gorrito negro. Saliendo encontramos a las chicas y despidiéndonos de mamá nos subimos en el auto, yo manejando, Bella de copiloto y las chicas detrás. El lugar estaba lleno y había música alta, por suerte, habían muchos lugares de comida todavía abiertos lo que significaba que en cualquier momento podríamos acercarnos a comer.

Años|Completa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora