Capítulo 5

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—Ness

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—Ness... tenemos que hablar.

Podía sentir mi corazón golpeando con desesperación contra mi pecho. Eso era lo único que seguía en movimiento dentro de mi petrificado cuerpo y mi mente paralizada. Con tan solo ver al chico adorable que era Roy ahora convertido en un ser desprolijo y destrozado, arrebatado de toda felicidad, era suficiente para que todo en mi flaqueara.

—Y-yo...—me escuché bisbisear, a penas, como si una serie de hilos tiraran de mí e impidiera actuar a voluntad. Dakota avanzó sigilosamente hasta mi lado y golpeó mi mano con su hocico en señal de preocupación.

—No hace falta que hables, solo escúchame por favor— pidió él, angustiado, mientras se acercaba los últimos pasos restantes que nos separaban. A mi compañero no le gustó para nada pero con un toque en su cabeza logré que se quedara quieto.

Con tan solo mirar los ojos miel del recién llegado podías notar su desesperación y aunque no quisiera más que correr a esconderme en lo más oscuro de mi habitación, no me quedó más opción que aceptar. No podía seguir huyendo.

—Mira, Ness... no sé cómo empezar —admitió, restregando sus manos por todo su rostro.

—Solo dilo —solté, preparada para aceptar lo que tuviera que decirme, o al menos eso esperaba.

Él asintió.

—He estado hablando con Essie desde el funeral —carraspeó, como si algo se instalara en su garganta. Quizás el peso de la pérdida.

—Roy...—Intenté decir, deteniéndolo, pero adelantó a cualquier cosa que pudiese decir. Se atrevió a decirlo.

—¿Cómo estás? —terminó por soltar como sin nada. Dos palabras tan simples pero que significaban tanto. No sólo eso, si no que otorgaban mucho dolor al raspar la herida que con esfuerzo intentaba cicatrizarse, la descosía y separaba la carne para hurgar en ella, sacando sangre a borbotones como las lágrimas que se esparcen por mis mejillas cada noche.

Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo y un nudo se atoró en mi garganta de inmediato, cada vez más asfixiante. ¿Por qué? ¿Por qué él me preguntaba eso?

—Roy, yo...—lo llamé, sin saber qué decir, en un tono de súplica. Que preguntara eso me hacía sentir aún más culpable. Yo no merecía tal atención.

Entonces él pareció leer mis pensamientos.

—Mira, todos estamos mal desde lo que pasó pero tú... tú simplemente desapareces como un fantasma. No te quedaste más de lo necesario en el funeral, tu presencia casi fue como una leve brisa. Pareces un ida y permaneces callada, lo sé porque Essie me cuenta todo y esta no eres tú. Es verdad que te guardas cosas para ti, también entiendo que no quieras hablarme y que prefieres estar tranquila pero... —su voz se escuchaba cada vez más desesperada y sufría altos y bajos. Los ojos miel que poseía, antes brillantes, me transmitían todo su sentir.

Valle de lágrimas©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora