Fulgor lunar.

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Renuncia de derechos, los personajes que aparezcan aquí les pertenecen a sus respectivos dueños y autores.

El fulgor lunar se escurría entre las tupidas nubes bajo el estrellado firmamento nocturno.

Goku y Kuroka caminaban hacia su departamento con una sonrisa impregnada en su rostro. Sería una mentira decir que aquella no había sido la noche más hermosa desde que se conocieron. Ambos habían anhelado tener un momento así desde hacía bastante tiempo.

Entraron y subieron hasta su correspondiente piso. Goku sacó las llaves de su bolsillo y abrió la puerta del departamento, hogar dulce hogar.

-Kuro... -el pelinegro no pudo terminar su frase cuando Kuroka se acercó a él y le besó con suma pasión. Goku apenas pudo cerrar la puerta, intentando no atragantarse con su propio aire.

Dejó las llaves a un lado y continuó el beso con la nekomata, tomándola de la cintura mientras caminaban embriagados hacia su habitación.

Goku se apoyó en una pared mientras su cintura era enrollada por las piernas Kuroka.

El pelinegro no perdió tiempo y dirigió su mano al trasero de la nekoshō, apretando con suavidad aquel montículo de carne.

-Aah Go-chan~nya -Kuroka ahogó un gemido ante aquella acción excitante y sonrió.

Kuroka interrumpió el beso para abrir la puerta del cuarto. Al hacerlo, Kuro reanudó lo que había dejado, uniendo rozando los labios de Goku de forma salvaje y sumamente afrodisíaca.

Presionó con sus manos el lecho de Goku, haciendo que el chico caiga sobre la cama rebotando levemente por aquel acto.

Kuroka comenzó a gatear hacia él con una sonrisa lujuriosa. No tardó en llegar a él y comenzar a besar con amor sus labios.

Inicio del lemon.

Kuroka le besaba locamente a Goku. Hizo una mueca de molestia al ver la camisa del azabache y acabó rasgándolo con sus uñas, dejando su torso completamente expuesto.

-Me gustaba esa camisa -mencionó Goku con una sonrisa y Kuroka negó tiernamente mientras comenzaba a besar sus labios, bajando por su torso hasta rozar los abdominales de Goku con sus sedosos labios.

-Con magia te la arreglaré~nya -habló Kuroka refiriéndose a la camisa de Goku que había roto con sus uñas.

Sin perder tiempo Kuroka se deshizo de su vestido negro, por lo que sus enormes senos e increíble cuerpo quedaron a la vista de Goku.

La mente de Goku acabó sumiéndose en un estado de anonadamiento al ver la figura de su novia. Es como si los dioses la hubiesen esculpido teniendo en cuenta cada detalle. Kuroka era la perfección encarnada.

-¿N-no te gusta mi cuerpo~nya? -cuestionó Kuroka haciendo una mueca de tristeza- está bien, da igual si no quieres...

-Kuro... eres perfecta, no existen palabras en el mundo para describirte... -mencionó Goku mientras que Kuroka abría sus ojos- amo cada parte de tu ser, así que sólo seguiré esto si tú lo deseas...

-¡¡Claro!! -exclamó la nekoshō con alegría, sentándose al instante sobre el regazo de Goku- dime, ¿no deseas... tocarme~nya? -añadió con una sonrisa pícara viendo al ojinegro-

Cambiaron sus posiciones rápidamente y el pelinegro se quedó encima de Kuroka, besando el abdomen de Kuroka y subiendo, hasta llegar a sus grandes pechos.

Admiró aquellas montañas de carne por unos instantes, hasta que las tomó entre sus manos, hecho que suscitó un ahogado y sensual gemido en la azabache.

Sombra del pasado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora