–Uh, eh, ah, puedes llamarme Conan, Edogawa Conan. Hola, soy detective privado y ayudante de limpieza. –Intentó explicar e inventar (al menos lo segundo) quien era. –Puedo serle de mucha ayuda desde hoy.
–Muy bien, permíteme pequeño. –Se colocó tras Conan y le arrebató la cuchara y el mango del sartén. Conan como pudo, se quitó y lo miró curioso. –Pásame dos rebanadas de tocino más y 6 huevos. –Conan aun aturdido hizo lo que le pidió. Conforme Kaito iba quebrando los huevos y poniendo el contenido de los mismos, le arrojó los cascarones al fuego. –Bien amiguito ¿Quién te contrató? –Preguntó de la nada sobresaltando a Conan.
–Umm, yo...yo me contraté –Dijo colocando uno de sus manos en su nuca y sonriendo. –Me sorprendió el estado de este lugar, además pensé que para un mago tan famoso como tú, le favorecería tener un detective cerca.
–Ya veo, pero ¿No eres un poco pequeño para ser detective? –Cuestionó con diversión.
–Puedes ponerme si así lo deseas. –Se defendió con el ceño ligeramente fruncido.
–No creo que sea necesario, gran detective –Kaito sonrió enigmáticamente –Ai–chan, los platos por favor. –Pidió Kaito con amabilidad. Dirigiéndose hacia la mesa con la sartén en mano.
–Hey, mocoso, el desayuno se enfría. –Llamó a Conan, quien se había quedado confundido en su lugar.
–¡Voy! –Conan miraba a su alrededor, ese lugar era un verdadero desastre, polvo por todos lados, desorden y cosas fueras de lugar. Estaba acostumbrado al desorden por la cantidad de papeles que solía manejar, pero su mamá o Ran constantemente lo obligaban a poner todo en orden cada que tenían la oportunidad, por lo que estaba bastante familiarizado con las tareas del hogar. Kaito sirvió el desayuno, se sentó finalmente y se quitó el sombrero y el monóculo finalmente. Conan quedó embelesado por el fino rostro del mago, sus resplandecientes ojos azules le resultaban tan atrayentes, su cabello color chocolate ligeramente largo, a pesar de ser tan parecido al suyo le resultó de igual modo precioso.
–¿Quieres pan? –La voz de Kaito lo sacó de sus pensamientos y con torpeza tomó la rebana de pan que le ofrecía.
–¡Muy bien! ¡Buen provecho! –Kaito bebió de su té con elegancia. La pequeña, que al parecer su nombre era "Ai" comía en silencio. Conan por su parte, comía con un poco de timidez, debido a sus recientes pensamientos. –Dime, ¿Qué es lo que ocultas en tu bolsillo, detective–kun? –Preguntó de la nada, con una emoción extraña a los ojos de Conan, quien estaba por dar el primer bocado a su comida. Lo miró con duda por unos segundos.
–¿Eh? –Llevó sus manos a los bolsillos de sus shorts, se sorprendió al encontrar algo dentro de ellos. –¿Qué es esto? –Preguntó en voz alta al sacar una tarjeta de color rojo.
–Dámelo –Conan se lo tendió a Kaito, pero este al tocarlo, emitió una chispa que asustó a Conan y lo soltó, al caer, se fundió en la mesa, formando la figura de una cobra.
–Un sello de magia roja –Habló Ai con un rastro de emoción mal contenida. –¿Puedes leerlo? –Se dirigió a Kaito. Quien tenía una expresión maliciosa.
–Es hechicería antigua y también muy poderosa –Conan notó como los ojos se Kaito brillaban con emoción.
–¿Se trata de la bruja roja, Akako? "Te tragas una lágrima de la dama eterna, hombre sin corazón, todo hombre me pertenece, y muy pronto tu corazón me pertenecerá" –Leyó con voz profunda. Aquellas palabras eran una clara amenaza por parte de Akako, aunque unas muy extrañas a decir verdad. –Esto no es apropiado. –Kaito acercó su mano a la marca y esta inmediatamente comenzó a incendiarse, conforme Kaito pasaba su mano encima de esta, su sonrisa se iba ensanchando, sus cabellos levitaron por la magia ejercida para eliminar el sello.
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Kaito's Moving Castle
FantasíaSe dice que hace mucho tiempo, un mago estuvo en búsqueda de una hermosa joya durante años, pero no una joya cualquiera, esta le otorgaba la inmortalidad a aquella persona que bebiera el líquido que de esta emanaba al colocarse frente al brillo de l...