La reina de los magos hizo aparecer un lago bastón de madera, el cual golpeó contra el suelo. Al hacerlo, grandes cantidades de agua comenzaron a emerger del suelo, asustando a Conan por lo repentino que fue, pero Kaito permanecía inmutable, sosteniéndolo del hombro, cuando el agua los cubrió en su totalidad, no pudo evitar cerrar los ojos con fuerza y jalar aire inconscientemente. Después, el paisaje cambió drásticamente, el viento golpeaba con fuerza, al parecer se hallaban a cientos de kilómetros sobre el suelo, en todo momento Akako se veía en problemas, sujetándose con fuerza de los pies de Conan.
-Pase lo que pase, no mires abajo –Susurró Kaito con amabilidad.
-Es hora de mostrarle a tu hijo lo que realmente eres. –Dijo Vermouth con malicia. El escenario donde se encontraba volvió a cambiar, estrellas caían estrellándose contra el suelo, formando siluetas humanas un tanto perturbadoras. Las cuales se agruparon a su alrededor, cantando y bailando tétricamente. Las sobras se extendían, dándole un aspecto más siniestro.
Conan, miraba todo el espectáculo un tanto asustado y otro tanto, excitado por la adrenalina del momento, cuando sintió que algo en Kaito cambiaba, miró a su hombro y pudo ver claramente que largas garras lo sujetaban, Conan miró el rostro de Kaito, que al igual que sus manos, este se deformaba, con centenares de plumas blancas brotando de su piel, colmillos se asomaban de sus labios y gruñidos brotaban de su boca, asustando al pequeño. Kaito se sacudió al sentir brotar un par de alas gigantescas.
- ¡Es una trampa, cuidado! –Conan, notando que Vermouth se preparaba para atacar a Kaito, le cubrió el rostro para evitar que siguiera viendo la ilusión. Kaito, reaccionando, lo abrazó con fuerza y salió volando hacia arriba, justo en el momento que el bastón de Vermouth se clavaba en la boina que portaba Conan, el sonido de un cristal rompiéndose, deshizo completamente la ilusión, al salir del invernadero, Kaito volvió a la normalidad.
Cayeron sobre una pequeña aeronave de aspecto extraño, tenía la forma de una libélula junto con las alas, un asiento para pasajero junto con otro para el conductor y un timón parecido al de un barco para manejarlo. Kaito cayó en el volante, Conan y Akako cayeron sobre el asiento, cuando despegaron, Agasa saltó cayendo sobre el regazo de Akako.
-Conan, por favor siéntate aquí. –El pequeño detective se desplazó hacia el asiento del conductor. –Y tenías que traer compañía. –Soltó con falso pesar. –Conan miró hacia atrás, notando los dos pasajeros extras. –Como sea, no importa, Conan-kun, toma el timón.
- ¿¡Qué!? ¡Yo no sé cómo se maneja esto! –Exclamó teniendo un mal presentimiento.
-Rápido, están por alcanzarnos. –Y efectivamente, soldados armados tripulando naves parecidas a la suya, los perseguían. –Los distraeré mientras tú vas al castillo en el desierto.
- ¿Y cómo? ¡Si no se el camino!
-No te preocupes, ¿Recuerdas la sortija que te di? Te guiará convocando el corazón de Jii-chan.
- ¿Jii-chan? –Preguntó mirando el anillo con curiosidad. Este comenzó a brillar en respuesta, señalando el camino tal como dijo Kaito. –Brilla...
-Solo sigue la luz y llegarás al castillo al anochecer. –Conan lo miró con el ceño fruncido.
- ¿Para qué me hiciste venir si a fin de cuentas te ibas a presentar?
-Shin-chan, tu presencia me dio valor, enfrentar solo a esa mujer realmente me aterraba. –Dijo como si fuera obvio. –Tú me salvaste, yo tenía conflictos muy serios. –Justo cuando termino de decir tales palabras, soltó el timón y Conan entró en pánico.
- ¡No me dejes idiota! –Gritó al creer que Kaito los iba a dejar por su cuenta, pero este solo se mantuvo al margen. Conan perdió el control de la nave, haciendo que casi se estrellen contra el campanario de una iglesia. Como pudo, logró esquivarla, costando solo un trozo de tela del saco que Kaito portaba.
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Kaito's Moving Castle
פנטזיהSe dice que hace mucho tiempo, un mago estuvo en búsqueda de una hermosa joya durante años, pero no una joya cualquiera, esta le otorgaba la inmortalidad a aquella persona que bebiera el líquido que de esta emanaba al colocarse frente al brillo de l...