Conan observaba como todos comenzaban a abandonar la ciudad, aviones bombarderos pasaban a cada minuto, lo cual le preocupaba de cierto modo, Ran, su amiga de la infancia lo había visitado hace unos instantes y le había pedido que se fuera con ella, pero se había negado, tenía asuntos pendientes todavía.
-¿A dónde irán todos? Si siguen saliendo, la ciudad se quedará vacía.
-¿Tu también quieres irte? –Habló Haibara y Conan volteó a verla sorprendida. –Tu amiga quiere que te vayas a vivir con ella.
-¿Eh? –Confundido por el repentino tono de preocupación de la siempre inexpresiva Haibara. –Sí, me dio mucho gusto volver a verla.
-¡No te vayas Conan-kun! –Gritó antes de lanzarse contra el pequeño de lentes, había vuelto a encogerse justo cuando Ran se marchó.
-¡Estas actuando extraña! ¡No iré a ninguna parte! –Al escuchar eso, la pequeña se detuvo y lo miraró con una sonrisa.
-Eso creí – Conan rodó los ojos fastidiado.
-Ahora somos una familia.
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Más tarde, Conan intentaba avivar al pequeño demonio fuego, pero este no mostraba signos de mejoría.
-Akako-san, ¿De verdad tiene que fumar eso? –Preguntó Conan fastidiado al ver a la mujer fumar un puro que llenaba de humo toda la habitación. –Haibara-san, por favor abre la ventana. –La castaña fue a hacer lo pedido, pero Akako advirtió que no lo hiciera. -¡Espera Haibara-san! –Intentó detenerla pero era demasiado tarde. El sonido de múltiples explosiones hizo que el edificio se sacudiera. -¡Métete! –La jaló y cerró la ventana con fuerza. –Revisaré la oficina.
Conan se dirigió a la oficina que Kaito le había dado para poder ofrecer su servicio como detectives, al abrir la puerta que daba para la calle, vio como algunas criaturas extrañas se acercaban lentamente hacia donde estaba él.
-¡Aléjense de aquí, no podrán entrar! –Corrió hacia el interior y aseguró la puerta, pero las criaturas lograron entrar, destruyendo algunas cosas a su paso. Corrió hacia la puerta que daba al castillo, pero el sonido de bombas cayendo lo hicieron detenerse a observar. Entre las bombas, vio una criatura en forma de ave blanca volar a toda velocidad, Conan abrió los ojos enormemente al reconocer dicha figura.
-¡Kaito, no! –Gritó al ver como se aferraba a una bomba que iba directamente al lugar donde estaba de pie. La fuerza de la explosión de todas las bombas que habían caído, arrojó al ahora joven Shinichi contra la pared. Desde que Siho Miyano, le había lanzado un hechizo para debilitar la maldición que los hombres de negro le había lanzado, su edad variaba según sus emociones.
Al abrir sus ojos, vio varias plumas flotando en el aire, asustado, dirigió su mirada hacia donde la bomba había caído sin explotar. Sorprendido miró al mago semi transformado en ave.
-¡Kaito! –Con ansiedad, corrió hacia al mago y se lanzó a abrazarlo. El mago lo recibió con una sonrisa.
-Lo siento Shin-chan, debí haber llegado antes –Se disculpó.
-Idiota, me tenías preocupado, me alegra que sigas con vida –Escondió su rostro lloroso en el pecho del mago y se aferró a él. El sonido de pisadas le recordó a Shinichi que estaba siendo perseguido. Kaito miró a los intrusos, sosteniendo a Shinichi de la cintura y cubriéndolo con un ala. Sin miedo avanzó hacia el interior del castillo, estos intentaron entrar pero fueron repelidos.
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Kaito's Moving Castle
FantasiSe dice que hace mucho tiempo, un mago estuvo en búsqueda de una hermosa joya durante años, pero no una joya cualquiera, esta le otorgaba la inmortalidad a aquella persona que bebiera el líquido que de esta emanaba al colocarse frente al brillo de l...