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Tras dos semanas de viaje agotador, nos encontrábamos en el bosque que rodeaba el palacio. La cascada apareció frente a nosotros y me hizo recordar el día que había llegado allí por primera vez y lo maravillada que quedé cuando el castillo apareció a mi alrededor. Cuánto habían cambiado las cosas desde ese entonces que se sentía tan lejano como si hubiera pasado un siglo. No quedaba ya mucho de aquella campesina que llegó ese día, sin saber nada sobre su verdadero orígen. Me había convertido en reina, mi vida había cambiado tanto, me sentía como si fuera una persona distinta. Nunca había creído mucho en el destino, pero cada día que pasaba, estaba más segura de que mi destino era reinar, pero más que eso, cada vez que miraba a Shawn a los ojos, lo escuchaba hablar, lo acariciaba o lo besaba, sabía que él era mi destino.

El palacio apareció a nuestro alrededor, me sentía feliz de volver a estar en casa. Los sirvientes se reunieron para darnos la bienvenida. Mediante una carta, Shawn había ordenado que trasladaran nuestras cosas a la habitación que había sido de su padre. Cuando entramos me sentí muy extraña, hacia mucho no entraba allí, todo estaba en perfecto orden. Me acosté sobre la cama mientras observaba a Shawn cambiarse de ropa, la luz dorada de la tarde entraba por la ventana y hacia brillar su cabello rizado, parecía sacado de un sueño.

— Yo sé que estás loca de amor por mí, te encanto —dijo riéndose.

Le lancé uno de los cojines que estaban sobre la cama y lo escuché reír. Lo lanzó de regreso a mí, y caminó hasta la cama.

— Descansa un poco, más tarde tienes que reunirte con Lady Marilyn, Aaliyah quiere que la ayudes con los preparativos de su boda —dijo.
— Está bien.
— Nos vemos luego, amor, iré a ver que todo esté en orden.

Me dio un corto beso y salió de la habitación. Me quedé dormida un largo rato y soñé con un bebé de cabello castaño y hermosos ojos cafés que me miraba. Cuando desperté, pensé en que tal vez, unos cuantos meses después, cuando naciera mi hijo, seria así. Me levanté y escribí una carta a mis padres para contarles la noticia.

Más tarde, me dirigí a la habitación de Aaliyah para ayudarla con los preparativos de su boda. Al verme, Lady Marilyn hizo una profunda reverencia.

— Alteza —saludó.
— Lady Marilyn, me alegra verla de nuevo —saludé.

En seguida, sacó el libro con los dibujos de vestidos de novia, pensamos en cuál sería el más bonito, hasta que por fin lo decidimos. Hablamos de las flores, la comida, el vino, los invitados y todos los detalles. Ya era tarde en la noche cuando Lady Marilyn se marchó diciendo que al día siguiente iría a tomar las medidas para el vestido.

— ¿Cómo fue tu boda? —preguntó Aaliyah.
— Igual que todas las bodas, nos casamos el día del cumpleaños de Shawn —respondí— estaba muy nerviosa.
— Me hubiera gustado estar ahí ese día.
— A todos nos hubiera gustado, aunque en ese entonces no sabía de tu existencia.
— Me creían muerta. Un día, con engaños me sacaron del castillo y me llevaron a ese reino. Varias veces intenté regresar, enviar cartas, escapar, pero no pude. John me iba a obligar a ser su esposa, pero finalmente tú lo mataste. Había escuchado de ti, todos hablan ahora de tu valor, de cómo terminaste la guerra y quería conocerte. Quería ver de nuevo a Shawn, era a quien más extrañaba. Me dijo él que hasta que llegaste aquí no sabías que eras una princesa.
— Así es, crecí en una granja, en un lugar muy apartado, lejos de aquí.
— Parecía imposible, eres toda una reina.
— Si me hubieras visto cuando llegué, tuve que aprender de todo, ni siquiera sabía cómo usar los cubiertos en la mesa, nunca había usado zapatos, fue todo un reto.

Ella sonrió, en verdad se parecía mucho a Shawn. Durante el viaje de regreso nos habíamos hecho buenas amigas, eso me alegraba, finalmente ella era la hermana de mi esposo. De repente, Shawn irrumpió en la habitación.

— Quiero que me acompañes, tengo una sorpresa para ti —dijo.

Me despedí de Aaliyah y tomé la mano de Shawn. Me llevó hacia una habitación en la que no había estado antes, las paredes estaban llenas retratos de reyes y reinas en marcos dorados. Los miré uno por uno, eran bastantes. Encontré el retrato del padre de Shawn, junto a él, estaba el de una mujer, que supuse que sería su madre. Entonces, vi que junto a esos dos retratos, había uno de Shawn, sin duda alguna, quien lo había hecho era todo un profesional. Junto a él, había un retrato mío. Me preguntaba en qué momento lo habían hecho, sin duda había quedado muy bien, era exactamente igual a como sabía que era mi rostro. Sentía como si estuviera mirándome al espejo.

— ¿Te gusta? —preguntó Shawn.
— Muchísimo —respondí.

Me acerqué y lo besé en agradecimiento por ese bello detalle. No sabía que había una habitación únicamente destinada a los retratos de los reyes, pero se sentía bien estar allí, me sentía importante.

— Te amo Shawn.
— Te amo Alessia.

***

Nota:
Quería agradecerles una vez más por leer, no saben lo feliz que me siento porque la historia tiene más de 1k de lecturas y muchos votos.
Les anuncio que más tarde subiré el epílogo, llegamos al final de esta hermosa historia y me siento tan feliz de haberla escrito, aunque también siento nostalgia porque terminó.

Les envío un gran abrazo, gracias por todo.

Príncipe misterioso || Shawn Mendes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora