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Los sirvientes prepararon una habitación para mis padres justo al lado de la mía. Cerca de la medianoche, cuando terminó la celebración, me dirigí con ellos allí, pues decían que querían hablar conmigo. Una vez estuvimos dentro, mi madre comenzó a hablar:

— Hija, en verdad lamentamos mucho todo esto, sabemos que somos los peores padres del mundo por haber hecho caso a ese hombre y haberte apartado de nosotros. ¿Cómo estás? ¿Te sientes bien aquí?
— No hay nada que perdonar -dije tomando a mis padres de las manos- entiendo que no fue intencional. No tienen de qué preocuparse, yo estoy muy bien aquí, desde que me trajeron, se han ocupado de enseñarme todo lo que desconocía acerca de comportarme como una princesa. El rey ha sido muy amable conmigo.
— Nos alegra mucho escuchar eso -dijo mi padre- en cuanto al príncipe, ¿estás segura de casarte con él?
— Por supuesto, lo quiero y creo que podemos ser felices juntos.
— Sé que está mal que hayamos decidido su destino al comprometerlos desde tanto tiempo atrás -dijo mi madre- pero queremos que entiendas que el amor es una construcción, que aunque es difícil casarse con alguien que a penas conoces, a medida que pasan tiempo juntos y se descubren el uno al otro, va naciendo el amor. Se va edificando y fortaleciendo poco a poco con el pasar de los días. Nunca te rindas, el amor no es perfecto, a veces hay tropiezos, lo importante es que sepan levantarse y seguir caminando tomados de la mano.

Medité en silencio las sabias palabras que acababa de escuchar. No había necesitado mucho tiempo para enamorarme de Shawn, él era una persona muy especial, era hermoso por fuera y por dentro. Cada vez que pensaba en su cabello rizado y castaño, sus hermosos ojos cafés y ese brillo especial que siempre veía en ellos, su sonrisa hermosa y el sonido de su voz, sentía algo muy hermoso en el pecho y no podía dejar de sonreír. Poco a poco lo conocía, veía cuán noble y amable era, la forma en que trataba a todos a su alrededor, me enamoraba cada vez más de la belleza de su alma. Cuando lo supe, no me gustó para nada la idea de casarme con un príncipe al que no conocía, pero en ese momento me sentía tan feliz de que mis padres hubieran tomado esa decisión. En mi mente, les agradecí a ellos y al destino por juntarnos. No había tenido que buscar, había encontrado al ser más valioso del mundo y no pensaba en dejarlo ir.

— Papá y mamá —dije— quiero que sepan que me hace feliz la idea de casarme con Shawn, pero me hace más feliz todavía que ustedes estén aquí para el día de la boda.

Ellos me regalaron sus mejores sonrisas, me sentía más que feliz de tenerlos conmigo.
Me despedí de ellos y me marché a descansar en mi habitación, al día siguiente habría un juicio, la segunda ejecución que presenciaría en menos de una semana.

A penas comenzaba a asomar el sol sus dorados rayos cuando desperté. Me dispuse a arreglarme y desayuné después en la habitación de mis padres. 
Shawn pasó a buscarme para que entráramos juntos al gran salón donde su padre esperaba para sentenciar a Lord Whiver.
Al entrar, vimos la sala llena de personas, el rey había preparado un lugar de honor a su lado para mis padres. Nos acomodamos en nuestros puestos y se dio inicio al juicio. Tan pronto llegaron los prisioneros, el rey se puso de pie y dijo:

— Yo, el rey Manuel, soberano de Kirtengard, las Islas Esmeralda, y las tierras lejanas y salvajes que se extienden hacia el horizonte. Sentenció a muerte a Lord y Lady Whiver por traición, conspiración contra mi persona y contra Aurora y Eduardo, reyes de Cantabria, el asesinato de mi esposa, la reina Karen y haber sido causantes de una guerra y toda la destrucción que esta trae consigo. Llévenselos ahora mismo.

Los soldados los condujeron al lugar donde esperaba el verdugo. Los demás presentes, seguimos al rey hasta allí. Esa vez tampoco pude mantener los ojos abiertos, no pude ver cómo los ejecutaban. Shawn estaba junto a mí y tomaba mi mano, cuando abrí los ojos, las dos cabezas ya estaban clavadas en picas. Poco a poco, la multitud se dispersó, el rey llamó a mis padres a una reunión para las tareas de reconstrucción de su reino, por lo que se marcharon y me dejaron a solas con Shawn.

— Quiero llevarte a un lugar —dijo mientras ponía un mechón de mi cabello rubio tras mi oreja.
— ¿A dónde?
— Ya verás, es una sorpresa.

Tomó mi mano y me condujo de nuevo al gran salón del trono. Frente a la gran silla de oro en la que se sentaba su padre, comenzaba una extensa alfombra roja que llegaba hasta la puerta. Shawn la levantó, dejando al descubierto lo que parecía una puerta puesta sobre el suelo de piedra. La abrió y me invitó a saltar dentro. Lo hice, pensando que la caída sería dolorosa, pero no lo fue, él me siguió y tomó de nuevo mi mano.
Tras unos segundos de oscuridad, se encendieron varias antorchas, iluminando un largo pasillo. Lo recorrimos despacio hasta llegar a otra puerta de madera de gran tamaño.

— ¿Quién es? —dijo una extraña voz, miré a todas partes y no logré ubicar de dónde provenía.
— El príncipe Shawn y su prometida Alessia.

En seguida, la puerta se abrió, revelando una gran sala con el más grande tesoro que alguien pudiera imaginar. Montañas de monedas y lingotes de oro, piedras preciosas y joyas. Había varias antorchas a lo largo de la sala.

— Todo esto es increíble —dije maravillada.
— Quería traerte aquí porque quiero que sepas que todo esto también será tuyo cuando seas mi esposa. He crecido entre todas estas riquezas, y nada podía llenar el enorme vacío que sentía, hasta que llegaste tú. Eres mi tesoro más valioso, podría renunciar a todo esto y no me importaría si tú siguieras estando junto a mí. Te quiero Alessia.
— Te quiero Shawn.

Me acerqué a él y unimos nuestros labios en un beso lleno de amor.
Caminamos hasta el otro lado de la sala donde encontramos otra puerta.
Shawn la abrió y salimos a un largo pasillo, las antorchas se encendieron y comenzamos a recorrerlo hasta que llegamos a una parte en la que se dividía en varios pasillos distintos.

— Este pasillo te conduce a la habitación de mi padre —explicó Shawn señalando el primero a nuestra izquierda— el siguiente te lleva hasta las caballerizas, este otro sale a una parte del bosque, este al jardín privado de mi padre, este a mi habitación y este último a la biblioteca.

Me condujo por el que había señalado como que conducía a su habitación, no tardamos mucho en llegar. Me preguntaba por qué nunca había notado la puerta por la que llegamos en las veces anteriores que estuve en esa habitación.

Príncipe misterioso || Shawn Mendes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora