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Después de dos semanas de viaje llegamos, era una fortaleza amurallada situada en lo alto de una colina, abajo, había una pequeña aldea de pescadores y a lo lejos, se escuchaba el sonido del mar. La construcción era de torres no muy altas, las puertas estaban abiertas, todos ya sabían que veníamos. Era pasado el mediodía, el sol brillaba alto en el cielo y corría una fresca brisa proveniente del mar.

Tan pronto entramos, nos encontramos con un extenso patio rectangular, a su alrededor se levantaban las torres. Un sirviente nos dio la bienvenida y nos condujo por unas escaleras hacia un gran salón donde esperaban los nobles. Las puertas de madera se abrieron revelando una gran mesa, unos veinte hombres de distintas edades esperaban allí.

— Yo soy Shawn, rey de Kirtengard, las islas esmeralda, las tierras lejanas y salvajes que se extienden hacia el horizonte, y ahora de Tredifield.
— Bienvenido, su majestad.

Los hombres se levantaron y se pusieron de rodillas frente a Shawn.

— Ella es Alessia, mi esposa, y él es Sir Connor Brashier.

Se levantaron y esperaron a que tomáramos asiento. Cuando lo hicimos, el hombre que se veía mayor entre todos habló.

— Majestad, estamos dispuestos a jurarle lealtad, ninguno de nosotros emprenderá ninguna acción en su contra. A todos nos quedan pocos hombres en nuestra guardia, los que habíamos enviado a la guerra no regresaron.
— Bien —respondió Shawn— yo haré lo posible por levantar este reino de la ruina en la que ha caído.
— Señor —intervino otro hombre más joven— ¿Qué piensa usted hacer con las dos hijas de Harry que aún viven?
— He pensado en llevarlas conmigo y hacerme cargo de ellas, aún son unas niñas. ¿Alguno de ustedes no está de acuerdo con que lo haga?
— Está bien, majestad, lo que usted disponga estará bien.

Durante un largo rato estuvimos dialogando con los nobles, todos parecían estar muy comprometidos a ayudar a Shawn con sus planes de restauración del reino. Cuando nos retiramos de la sala, un sirviente nos condujo a los aposentos reales.

— Lo estás haciendo muy bien —le dije sonriendo.
— ¿Tú estás de acuerdo con llevar a las niñas con nosotros?
— Claro que sí, no hay nada más que podríamos hacer con ellas. Además todavía no hemos tenido hijos.
— Podríamos intentarlo entonces.

Se acercó para besarme y sus manos comenzaron a viajar por mi cuerpo. Rápidamente nos desnudamos y me hizo suya sobre la cama.

Más tarde, escuchamos dos golpes en la puerta.

— Shawn —era Connor.
— Pasa —respondió Shawn.

Me cubrí con una gruesa piel que estaba sobre la cama, Shawn se puso el pantalón y Connor entró en la habitación.

— Los nobles quieren cenar contigo esta noche, me enviaron a decirte si es posible.
— Diles que sí, me gustaría estar más cerca de ellos, no son de mi entera confianza todavía.
— Iré entonces, por ahora hay que ir a almorzar.
— Ve con Alessia, yo ya los alcanzo.
— Espérame afuera —dije— tengo que vestirme.

Connor salió y cerró la puerta tras de él,  me vestí rápidamente y salí. En la habitación de al lado, se escuchaba el llanto de un niño, tomé a Connor de la mano y lo llevé hasta el lugar de donde provenía el sonido. Una mujer de unos treinta años tenía en sus brazos a una niña pequeña, al verla imaginé que se trataba de la hija de Harry. Sobre la cama, dormía otra niña de unos cuatro años.

— Majestad —dijo la mujer —perdone por el ruido.
— No, eso no es un problema, —respondí— quería ver qué sucedía.
— Ya se calmó.
— ¿Puedo preguntar por su madre?
— Murió cuando ella nació.
— ¡Oh! ¿Cómo se llaman?
— La más pequeña se llama Ariadna y ella es Alice.

Me acerqué y contemplé a las dos niñas que dormían.

— Alessia —dijo Connor— vamos.
— Vendré luego, adiós.
— Adiós majestad.

Salimos y caminamos hacia las escaleras.

— ¿Tú estás de acuerdo con la desición de Shawn de llevar a las niñas con ustedes?
— No le veo ningún problema a eso Connor. ¿Alguna vez has pensado en tener hijos?
— Solo en un par de ocasiones, pero no estoy seguro.

Llegamos a la primera planta, una puerta se abrió justo al lado de las escaleras y apareció una joven, la misma joven que había aparecido en mis sueños, la que me había indicado cómo destruir el broche. Llevaba un hermoso vestido de seda verde y el cabello liso y castaño caía sobre sus hombros. Al verme parecía más que sorprendida, al igual que yo. No podía apartar mis ojos de ella, creía que no era real, pero la estaba viendo, y no estaba soñando. A mi lado, Connor parecía todavía más sorprendido.

— ¿Quién eres tú? —me preguntó ella.
— Yo soy Alessia, reina de Kirtengard.
— ¿Qué? ¿Cómo se llama tu esposo?
— Shawn.
— No puedo creerlo, ¿y el rey Manuel?
— Lamentablemente murió, hace algunos meses.
— No puede ser cierto esto, espera...¿tú eres Connor?

Señaló a Connor y él asintió afirmativamente.

— ¿Aaliyah, en verdad eres tú? —dijo él sorprendido.
— Soy yo.
— Un momento —intervine— que alguien me explique qué está pasando aquí, ¿quién eres tú y por qué Connor te conoce?

En ese momento, Shawn apareció tras de mí, giré para mirarlo y se veía más que sorprendido, palideció y miró a la joven como si tratara de averiguar quién era.

— ¿Shawn? —dijo ella.
— ¿Aaliyah? —dijo Shawn.

Príncipe misterioso || Shawn Mendes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora