9

417 31 7
                                    

Me desperté temprano porque no dejaba de pensar en Shawn y en que me había dicho que se estaba enamorando de mí. Para mí era todo un hecho, yo sí estaba enamorada de él. Me arreglé pronto para ir a mis clases, Charles me estaba enseñando algunos idiomas que se hablaban en los reinos vecinos. Por el palacio corrían rumores de guerra, pero no decían por qué. Temía que eso pasara, pues de camino al palacio había visto toda la destrucción causada por la guerra, y no quería ver eso de nuevo. De repente se me ocurrió una idea, si era cierto lo de la guerra, el rey haría que conociera al príncipe y nos casáramos lo más pronto posible. Cada día crecía la curiosidad que sentía hacia el príncipe. 

Después de mis clases, me dirigí como todas las tardes a buscar a Shawn. Decidí buscarlo en las caballerizas porque no lo veía, así que entré, a lo lejos, se escuchaba su voz y la de Connor, parecían estar discutiendo, me acerqué con cautela y traté de escuchar lo que decían:

—No puedes mantener esta mentira por siempre —decía Connor— tienes que decirle.

—Tengo miedo de que me odie —decía Shawn.

—Eso no importa, igual se tienen que casar.

—Pero ella no confiará en mí.

—Tu padre piensa presentarlos pronto, ¿qué crees que dirá si se entera de lo que has estado haciendo?

—Lo sé.

—Deberías decirle antes de que tu padre los presente.

—Trataré de hacerlo esta noche.

—Bien. 

La conversación parecía finalizada, corrí lo más lejos que pude y fingí que acababa de llegar. Ellos caminaron hacia mí y me saludaron. Connor dijo que debía retirarse, así que nos dejó a solas. 

—Te ves muy bella hoy —dijo Shawn.

—Gracias, Shawn —le dije.

Lo que había escuchado me había dejado más que confundida, Shawn me había dicho que sus padres habían muerto, pero las palabras que había dicho Connor parecían decir lo contrario. Me preguntaba qué sería eso que me iba a decir Shawn. Él parecía más que incómodo, me dio varios besos, pero la semilla de la duda estaba sembrada en mí, por lo que no los disfruté mucho. 

—¿Qué va a pasar cuando conozcas al príncipe? —preguntó.

—No lo sé —respondí— va a ser difícil seguirnos viendo. ¿Puedo preguntarte algo?

—Claro que sí.

—¿Qué sabes de los rumores de guerra que circulan por el palacio?

—No mucho, Connor dice que un embajador fue asesinado, el rey del reino para el que iba lo niega todo, dice que no fue por orden suya. Mi...su majestad, el rey Manuel dice que muy seguramente habrá guerra. 

No estoy segura de qué iba a decir cuando dijo «mi», pero al darse cuenta corrigió de inmediato y siguió bastante sobresaltado. Algo le pasaba, pero no me atrevía a hacer preguntas. 

—He pensado en que, si es cierto eso de la guerra, tal vez pueda conocer más rápido al príncipe.

—¿Estás muy ansiosa por conocerlo?

—Es que es un poco difícil saber que tienes que casarte con alguien que ni siquiera has visto nunca.

—Tienes razón.

—¿Tú lo conoces?

—Lo conozco y muy bien.

Cuando tomó mi mano, sentí que temblaba, se veía muy nervioso, así que decidí preguntarle:

—¿Te sientes bien?

—Sí, claro, no me sucede nada. 

Sabía que estaba mintiendo, pero preferí no decirle nada más. Permanecimos un buen rato en silencio, tomados de la mano, pero cada uno perdido en sus propios pensamientos. Presentía que se acercaba la hora de ver al príncipe, debía arreglármelas para aceptar por fin que aunque lo amara, nunca podría estar con Shawn. Atesoraba cada momento, que pasara junto a él, aunque fuera pequeño y no hiciéramos nada extraordinario. Daría cualquier cosa por ser libre para estar con él. Pero no era posible, debía resignarme, estaba condenada a reinar junto a alguien a quien no amaba. El tiempo pasó tan rápido como siempre que estaba con Shawn, pronto se hizo de noche y debía volver a mi habitación. Le di un largo beso en los labios y dije:

—Debo irme, mañana volveré.

—Adiós, Alessia.

Solté despacio su mano porque en verdad no quería hacerlo. Caminé a paso rápido a mi habitación y al llegar, vi que Paula estaba dentro esperándome con la cena. Connor también estaba allí, al parecer traía más regalos del príncipe, esa vez era un par de zapatillas y algunas joyas relucientes.  

Agradecí a Connor y le dije que agradeciera al príncipe de mi parte. Tan pronto se marchó, me senté a cenar en silencio.  

—¿Le sucede algo? —preguntó Paula.

—No, no, Paula, es solo que...creo que se acerca la hora de conocer al príncipe y eso me pone nerviosa.

—Puede ser, pero él será su esposo, cuanto antes lo conozca, mucho mejor. 

Me acosté pronto y le dije a Paula que podía marcharse a descansar. La luz de la luna entraba iluminando la habitación, calculaba que sería cerca de media noche cuando tocaron la puerta. Me levanté sobresaltada, creyendo que algo había pasado, encendí una vela y corrí a abrir. Shawn estaba de pie en la puerta, me hice a un lado y lo invité a pasar. Se quedó junto a mí, así que cerré rápidamente, lo tomé de la mano y lo conduje a la cama. Dudó un poco, pero finalmente se acostó junto a mí. Me acomodé entre sus brazos y le pregunté:

—¿Por qué viniste a esta hora?

—No podía dormir y necesitaba verte. Además, hay algo que debes saber.

—¿Qué es?

—Yo...te quiero.

—También te quiero. ¿Era solo eso?

—Sí.

Sentía que me estaba ocultando algo, pero no se atrevía a decirlo, fue a algo más que a decirme que me quiere. Preferí no decir nada más, me sentía feliz porque me había dicho que me quería. Aunque a la vez sentía tristeza porque esa noche estaba entre los brazos del hombre que amaba y el resto de mi vida, dormiría junto a alguien a quien nunca iba a querer.
Después de muchos besos y caricias, me quedé dormida junto a Shawn.

Príncipe misterioso || Shawn Mendes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora