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Ya era de noche cuando me avisaron que John se dirigía a mi tienda. Quité el mapa y las figuras y lo esperé sentada junto a la mesa. Entró con cautela, se quedó de pie en la entrada, me levanté y él puso una rodilla en el suelo y saludó:

— Mi señora, divina alteza, me honra infinitamente estar en tu presencia. Todos hablaban de tu belleza, pero es mucho más sorprendente en persona. ¿Puedo saber cuál es tu nombre?

Tenía unos diecinueve años, era muy alto y musculoso, rubio y de cabello corto, con profundos ojos azules y tez muy pálida. Llevaba la armadura y sobre ella una capa escarlata. Se levantó del suelo y se acercó a mí, dejando varios pasos de distancia entre nosotros.

— Mucho gusto, John —saludé— mi nombre es Alessia.
— ¡Qué hermoso nombre han encontrado tus padres para ti!

Era demasiado adulador, comenzaba a fastidiarme, pero disimulé y le regalé una sonrisa no muy sincera. Lo invité a sentarse y así lo hizo.

— ¿Te apetece algo de vino? —dije lo más cordialmente que me fue posible.
— Sí, por favor.

Serví vino en dos copas y le ofrecí una. Bebí un sorbo y esperé a que me dijera a qué había venido.

— He venido hasta aquí por tres razones: la primera es que quería conocerte en persona, me habían hablado de tu belleza y de que ahora eres quien comanda el ejército. Es muy extraño para mí ver algo así, en mi familia, jamás una mujer ha blandido una espada ni usado una armadura y menos aún, ha estado al frente de un ejército.
— Me alegra no ser de tu familia entonces.
— Nunca hubiéramos creído que una mujer pudiera hacer algo así. Sin duda alguna, no eres como las otras mujeres, eres especial.
— ¿Y las otras dos razones?
— ¿Tú eres la esposa de Shawn?
— Así es.
— ¿Cómo está él?
— Recuperándose en el palacio.
— Aunque no parezca sincero, espero que se recupere.
— Gracias.
— Venía a proponerte algo.
— ¿De qué se trata?

Bebió dos sorbos de la copa y la mantuvo en sus manos moviéndola en círculos. Lo observé detalladamente, y esperé a que hablara, me molestaba que no fuera directo al grano. Tenía un lunar grande al lado derecho de la boca y algo de barba muy fina.

— Quiero que te rindas.
— ¿Qué?
— Te daré todo lo que desees a cambio, todo el oro, las joyas, mi reino, la cabeza de tus enemigos.
— Se supone que tú eres mi enemigo, ¿me darás entonces tu cabeza?
— Lo que quiero que pienses, es que puedo darte lo que desees, hacerte reina del imperio más grande que el mundo entero haya visto, la mujer más poderosa, la más rica, la única soberana.
— Quieres que te entregue a mi reino, a mi ejército y que traicione a mi esposo.
— Yo no me he casado, podrías ser mi esposa si quisieras.
— Por supuesto que no. ¿Qué te hizo pensar que aceptaría algo así?
— Hasta la persona más correcta cede ante la promesa del poder y la riqueza. El honor desaparece ante una oferta así.
— No sé lo que entiendas por honor.
— Muchos dirían que no conozco el honor. Para nadie es un secreto que tú mataste a mi hermano, y aquí estoy, pensando más en hacerte mía que en vengarme. ¿Qué persona con honor pensaría en casarse con la mujer que asesinó a su hermano? Yo sé que tú quieres vengarte porque casi mato a tu esposo, pero yo me rendiría ante ti, es más, si será tu espada la que ponga fin a mi vida, estaré feliz de morir a manos tuyas.

No podía creer lo que estaba escuchando, no sabía qué decir, a ese hombre no le importaba nada en absoluto. Pensé en Shawn, y en que no tenía nada en común con el hombre que estaba frente a mí.

— ¿Para qué quieres que me rinda si al final me entregarías todo lo que consigas? —pregunté.
— Ahora que te tengo frente a mí, no me importa nada más que hacerte mi esposa. De hecho, pondría la cabeza de Shawn en una pica para que ya nada te una a él y puedas ser mía.
— Para poner la cabeza de Shawn en una pica tienes que haber puesto antes la mía porque no permitiría algo así.
— No puedo creer que lo quieras, una mujer como tú, con alguien como él, es increíble. Yo podría darte todo lo que deseas.
— ¿Qué sabes tú de lo que yo deseo?
— En el fondo todos deseamos lo mismo.
— Yo ya tengo todo lo que siempre deseé.
— Te falto yo, soy lo que todas las mujeres desean pero no lo saben.
— Veo que te falta modestia.
— No necesito ser modesto, yo nací para ser grande, lo supe desde niño, mi destino es ser el hombre más poderoso, y no descansaré hasta lograrlo.
— Sueñas en grande.
— Nunca me conformo con poco. Por eso es que ahora que te he visto no me conformaría con otra mujer.
— No siempre podemos tener todo lo que deseamos.
— Yo sí. Siempre fui el hijo favorito de mi padre, incluso más que mi hermano mayor, quien se suponía que sería su sucesor. Todos mis hermanos murieron en esta guerra, quedo solo yo y mis dos hermanas pequeñas. Yo sabía que sería el rey, y todo pasó perfecto para que lo pudiera cumplir. Siempre obtengo lo que quiero, y tú no serás la excepción.

¿Me estaba amenazando? Yo creía que sí, no entendía cómo alguien podía ser así de arrogante, me dejaba sin palabras todo el tiempo.

— Piénsalo muy bien, te conviene. Estuve cerca de matar a Shawn una vez, a la siguiente no fallaré. Si cambias de opinión, házmelo saber.
— Te voy a hacer saber que no voy a rendirme, seguiré adelante con la guerra, será tu cabeza y no la de Shawn la que va a terminar en una pica.
— No te falta voluntad ni fuerza, pero veremos cómo termina todo esto. Quiero que sepas que estoy feliz de haberte conocido, nunca había tenido la oportunidad de ver a una mujer tan hermosa, fuerte e inteligente. Nos veremos pronto.
— Hasta pronto John.

Se levantó de la silla y puso de nuevo su rodilla en el suelo frente a mí.

— Voy a pensar mucho en ti, mi señora.

Se puso en pie y salió de la tienda sin mirar atrás. Connor salió de donde se ocultaba y se acercó a mí.

— Alessia —dijo.
— ¿Sí, Connor?
— No puedo creer lo que oí.
— Yo tampoco, qué hombre tan arrogante, aparte, me amenazó.
— ¿Qué vas a hacer?
— Por supuesto que no descansaré hasta ver su cabeza en una pica, además, casi mata a Shawn, lo merece de sobra.

Así lo haría, intentaría de todo hasta llegar a él y matarlo, jamás le haría daño a Shawn, no lo permitiría.

Príncipe misterioso || Shawn Mendes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora