Capitulo No.31 - Mi Vida Por La Tuya

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Ailsa sonreía burlona ante las palabras de Roderick, si tan siquiera supiera de lo que ella era capaz de hacer, o sus padres… no estaría con esa cara de idiota haciendo proposiciones estúpidas!!
Pero a quien quería engañar… ella podría soportar muchas cosas, pero la fragilidad que le daba la humanidad a Duncan era otra cosa… debía pensar con astucia y actuar de la misma forma.
- Que seguridad tengo de que Duncan será liberado sano y salvo si accedo a quedarme en este lugar??
- Mi palabra!!
- Ja!! discúlpame Roderick, pero tu palabra no es una garantía valedera… la única en la que creo es la de Duncan porque…
- Ya basta mujer!!! No tienes idea de lo harto que me siento con las eternas comparaciones entre Duncan y yo!! Así que si no quieres que mi poca generosidad se termine… no te atrevas a volverlo a hacer!!
Maldición!! Se recordó que debía actuar con cautela… pero era difícil, cuando el muy miserable creía tener el nivel de honorabilidad de Duncan!! Debía andar con cuidado… Roderick estaba desequilibrado, y aunque no quería reconocerlo, era poderoso en sus dominios!!
- Disculpa…
- Pues bien… entonces confiaré en tu palabra!! Pero antes… quiero verlo, y eso no es negociable!!
- Bien querida!! Ven conmigo.
Roderick se puso de pie y en un acto de caballerosidad, aparto la silla en donde Ailsa se sentaba para después ofrecerle el brazo que ella no titubeo en tomar, tratando de darle a entender que confiaba en él… una vez ante la puerta, cuando él iba a abrir la puerta, Ailsa lo detuvo…

-	Para eso tengo a mis criadas Roderick!! -	Abran la puerta!! Kendra y Morag, quienes la acompañaban, corrieron a la orden de Ailsa, simulando un carácter servil ante aquel hombre, quien sonreía de oreja a oreja… al abrir, estaban las demás mujere...

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- Para eso tengo a mis criadas Roderick!!
- Abran la puerta!!
Kendra y Morag, quienes la acompañaban, corrieron a la orden de Ailsa, simulando un carácter servil ante aquel hombre, quien sonreía de oreja a oreja… al abrir, estaban las demás mujeres que la acompañaban, junto con los cinco soldados McLeod… si tan siquiera Roderick supiera!!
- Desde hoy… el Laird Roderick McRuairi, será su señor… quiero que lo atiendan como lo han hecho conmigo!!
Y aquellas mujeres, dirigieron una exagerada reverencia a aquel hombre, quien seguía sonriendo complacido.
- Vaya!! Me gustan tus damas de compañía querida!! Me alegra saber que has tomado la decisión correcta!!
- Chicas… porque no nos acompañan a su señora y a mi… para que vean por última vez a su antiguo Laird.
Las referidas sonrieron alegre y coquetamente, siguiendo a la pareja.
Todos fueron conducidos por una serie de intrincados pasillos,

 Todos fueron conducidos por una serie de intrincados pasillos,

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Amor entre Fuego y Orgullo McLeodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora