Calum y yo estabamos cansados, habíamos recorrido un montón de tiendas y no encontrabamos el jodido vestido. Entramos a la última tienda del centro comercial, y lo vi. Mi vestido.
Cuerpo palabra de honor blanco con encaje de flores negro y falda blanca de tul que se hacia más larga por detrás.
Lo compré rápidamente después de probarmelo y llamamos a Danisú para que fueran al Mc Donalds.
-¿Tenéis el vestido?
-¡Sii!-señalé la bolsa ilusionada-
-¿Cuatro horas para eso?
-Si illo si.-se quejó Calum-
-Callad, vamos a comer que tengo hambre. Además,-dije con voz infantil- merece la pena, parezco una prinsesa.
-Tu siempre pareces una princesa bebé.
Jesús me abrazó por detrás y me dio un beso en el cachete.