Me metí a la ducha con la misma canción repitiéndose una y otra vez.
"Fireball" me alegra así que me puse a bailar en ropa interior por toda la habitación mientras cantaba.
Los tres chicos entraron a mi habitación y se quedaron mirándome empanados, cogí corriendo la toalla y me la puse mientras Jesús le tapaba los ojos a su hermano y Calum con sus manos.
-La gente normal toca antes de entrar.-dije-
Me crucé de brazos y los miré con cara de enfado. Aunque al segundo estuviese riendome porque Jesús era el único que podía verme.
-Bueno, os podeis ir ya los dos.-habló Jesús-Yo me quedo.
Los empujó fuera de la habitación y pude escuchar como gritaban desde fuera:
-¡Usad la gomita!
Jesús se acercó a mi y me besó.
-¿Cómo que tu te quedas?
Le dije a dos centímetros de sus labios, y los volví a unir cuidadosamente.
-¿Querías que me quedara no?
Y esta vez me besó el, provocando unas risas que hicieron que nos separaramos.
-¿Sabes? Me tengo que vestir.
-¿Me dejas vestirte?
-Oh no. No no no. Quita esos pucheros de tu cara, se vestirme solita Oviedo.
-Esta bien, pero me debes una bebé.
Asentí y después de varios besos lo saqué fuera de la habitación y empecé a vestirme, me puse mi vestido con unos tacones negros y me recogí el pelo de una forma rara. Después me maquillé poco y metí en el bolso lo importante.
Salí fuera y vi a Calum y Danisú arreglados. Iban preciosos los tres.