28 Frio

43 2 0
                                    

Iván abrió los ojos y empezó a mirar hacia todos lados pero tenía la vista nublada, mientras su vista volvía de poco a poco a la normalidad podía ver que estaba en unas montañas enormes, muy frías y que estaba dentro de una cueva pequeña con una fogata frente a él y una bolsa grande a su lado derecho.

*¿Dónde estoy? Hace frio*

Miro hacia abajo y vio que su saco desecho ya no estaba, ahora tenía un saco muy bien cuidado, con capucha, unos pantalones de una tela térmica y muy resistente, unas botas militares negras que se iluminaban con luz negra, un casco nuevo de una aleación de titanio con fibra de carbono, su esqueleto estaba completamente funcional y limpio.

Inmediatamente tomo la bolsa y la abrió, dentro había una pistola corta de luz que brillaba color negro, una normal tipo B.92 con cuatro cartuchos llenos, un gel de curación rápida en una botella de aluminio con una inscripción que decía FK y una brújula mediana de cobre.

 *Suficiente para nada, primero debo saber dónde estoy*

Tomo la brújula y la abrió, intento apuntarla al norte pero esta solo apuntaba al sur.

*Solo al sur, o la brújula está mal o estoy en un gran problema*

La golpeo un poco pero esto seguía apuntando al sur.

*Esto es…. ¡Estoy en la maldita Antártida!, ¿Cómo habré llegado?, supongo que lo importante es encontrar la manera de salir… pero ¡La Antártida! ¿Qué hay aquí más que hielo?, quizá todavía estén las bases de diferentes países, debo encontrarlas antes de que muera congelado.*

Se levantó, y se acercó a la entrada de la cueva, asomo la cabeza pudo sentir el verdadero frio del ártico nunca en su vida había sentido algo así era tan frio que quemaba la cara. La nieve no era blanca, era negra y el cielo era gris con rojo. Tomo la brújula y empezó a analizar su situación.

*Solo apunta al sur, hace frio pero no lo suficiente para congelarme por completo, debo estar cerca de la costa, debería caminar hacia el norte, quizá tenga suerte de llegar a la costa o encontrar alguna base de investigación abandonada, en el peor de los casos moriré de hipotermia… ja nadie me ha podido hacer frente ni siquiera Pedro…ni Ania y ahora estoy contra el peor enemigo del hombre… la naturaleza, si muero al menos ya no tendré que pasar por este infierno terrenal*

Se preparó y salió de la cueva, miro hacia todos lados, había muchas montañas y al fondo era un desierto de nieve negra, empezó a caminar hacia un borde y pudo observar que a lo lejos había una enorme grieta, era tan larga  que tenía que mover la cabeza de lado a lado para poder observarla por completo, era muy ancha, quizá unos cinco kilómetros.

*Quizá allí sea más caliente o quizá solo pierda mi energías en vano y muera congelado, pero bueno igual moriré si me quedo*

Empezó a bajar la montaña  que tenía muchas caídas y piedras inestables, cada metro menos era reconfortante hubo ratos en los que las ventiscas no dejaban seguir y se refugiaba en lo que se pudiera, bajo una piedra, en algún agujero y al lado de una piedra, lo que fuere para no morir congelado, el esfuerzo estaba acabando con sus energías y ni siquiera había podido llegar hasta abajo, bajar por completo tomo siete horas,  hasta abajo no hacia tanto frio como arriba, igual podía morir de hipotermia pero más tardaría más.

*Bien, ahora debo llegar antes del anochecer este lugar parece solo…parece*

Se puso en camino hacia la grieta, cada paso costaba más esfuerzo que el otro, en más de una ocasión se tropezó cayendo cara a la nieve sintiendo como congelaba su cara lentamente, en el camino comenzaron los síntomas de hipotermia.

*¿Abre hecho lo correcto?... que cosas pienso, nada de lo que he hecho es correcto desde que empezó esta extinción… pero tampoco incorrecto… ¡no hay leyes! Ni dioses, ni reyes, solo hombres… moriré como uno más jajaja tanto viaje y tantas cosas que hecho para nada…*

Se detuvo un poco y pensó en regresar pero el tiempo se acababa no faltaba mucho para que ya no pudiera avanzar más, pasadas las horas llego al borde y miro hacia abajo, la grieta sí que era profunda, no se veía el fondo, observo bien y dentro de la grieta pudo ver un puente de acero que llevaba al otro extremo donde había una clase de puerta de acero, sin dudarlo empezó a bajar, de poco a poco, a medida que bajaba el frio era menos hasta que ni se sentía tomo un borde y este se rompió haciéndole caer pero pudo agarrarse de otro habiendo caído unas decenas de metros y aun así no estaba cerca de llegar, siguió bajando durante unos cuantos minutos y llego a la entrada del puente que tenía unos pilares enormes de algo parecido al mármol con unos focos del siglo XIX.

 El puente era más grande de lo que parecía de lejos, media unos treinta metros de ancho y los cinco kilómetros de la grieta, al final se veían unas enormes puertas de metal que se iluminaban a los lados de color azul.

*No es buena idea entrar, no creo que este lugar este solo pero después del exterminio no se sabe*

Miro hacia arriba y vio el cielo negro, advirtiendo una tormenta de nieve negra.

Se preparó para correr, el esqueleto podía servir para atravesar el puente rápidamente, lo activo y empezó a correr a una velocidad muy alta, a la mitad del camino ambos extremos del puente explotaron y este empezó a caer, el siguió corriendo llego al extremo y el otro estaba a unos treinta metros, pego un brinco potente y cuando estaba por llegar una persona apareció, no era muy alta, tenía unas botas militares negras, llevaba un abrigo negro de piloto, la capucha cubría por completo su cabeza y tenía peluche a los bordes, unas gafas amarillas ámbar cubrían sus ojos y tenía una máscara de gas negra, llevaba unos guantes no muy gruesos que sostenían una enorme calibre  cincuenta y cinco apuntando directamente hacia la cara de Iván.

Todo parecía en cámara lenta, se acercaba cada vez más hacia el cañón del arma, podía sentir su respiración acelerada y sus latidos lentos, pudo sentir un escalofrió subiendo desde sus pies hasta su nuca, pasando por cada nervio de su cuerpo.

*Oh diab…*

Escucho el ruido del gatillo empujando el martillo seguido del fogueo y el proyectil acercándose directamente a su cabeza, pudo sentir el golpe en la cabeza y el empujón hacia abajo, era tan fuerte que lo desoriento y empezó a caer a toda velocidad al  fondo de la grieta.

Mientras caía podía observar lentamente los pedazos del puente y partes de la tierra cayendo a su alrededor.

A medida que caía se hacía más obscuro pero se iluminaba lo suficiente para ver el fondo y hacia más calor, el viento tibio rozaba su cara provocando un placer demencial; Cuando volvió  a si, no faltaba mucho para llegar al fondo, se podía sentir la velocidad y la presión hacia el suelo, puso sus manos frente a su cara y volteo hacia un lado a esperar a sentir en cualquier momento el golpe, podía ver que tan cerca estaba de chocar contra el suelo y antes de eso cerro los ojos y se puso rígido…

Angel Negro ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora