❀ cuarenta y siete ❀

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[narrado]

Sus ojos se abrieron lentamente y sintió como si su garganta estuviera prendida fuego, apenas y podía soltar un par de quejidos cuando trataba de hablar en busca de algún rostro conocido.

Siguió intentando hablar cuando se dió cuenta que estaba sola en una pieza de hospital, miró a su alrededor y vió un par de camillas vacías.

¿Cómo había llegado? ¿Dónde estaba su Seba?

Trato de levantarse, pero su cuerpo le dolía demasiado, era como si no le quedarán fuerzas. La Vale trato su mejor esfuerzo de abandonar su posición acostada para poder sentarse.

Apenas estaba logrando sentarse cuando la puerta se abrió y entró su mamá seguida del Seba. Ninguno notó que la Vale ya estaba despierta, ya que venían conversando y la mamá de la Vale tenía al Seba agarrado de un brazo y él tenía su mirada perdida en el suelo.

—Ma...mam...mamá. —trato de decir la Vale con todas sus fuerzas.

Cada sílaba parecía raspar su garganta al salir.

Ambos alzaron la vista asombrados y en cuanto la mamá la vió sonrío emocionada y chilló algo sobre ir a buscar al papá del Lucas o a una enfermera.

El Seba por su lado se quedó petrificado como si la Vale fuera un fantasma.

La Vale ansiaba que él se acercará a ella, pero una parte dentro de ella que corría a toda velocidad repelía el contacto temiendo que fueran a dañarla.

La Vale tenía miedo de que la dañarán como el Ignacio lo hizo.

Pero el Seba no es el Ignacio, se dijo.

Trato de sonreír lo mejor que pudo y al verlo acercarse sintió el chillido involuntario de miedo salir de su garganta.

Si el Ignacio en quién confíe por tanto tiempo me daño, ¿por qué el Seba sería la excepción?, se dice la Vale frunciendo el ceño y agarrando fuertemente los lados de la camilla.

El Seba la miró asustado y apretó los labios con fuerza mientras comprendía lo que estaba pasando.

Ella ya no confía, se dice el Seba, no en mí y probablemente en ningún hombre.

La Vale notó como la mirada del Seba se entristecía y quiso abrazarlo, pero un tirón de miedo se lo impidió y se sorprendió sintiendo alivio cuando él dejo de acercarse.

—Que bueno ver tus ojos —susurra el Seba casi inconscientemente.

Luego de que sus palabras estaban fuera se dió cuenta de lo tonto que había sonado, pero parecía no importarle a la Vale, porque en vez de mirarle divertida simplemente le sonrió con cariño.

La Vale tomo una respiración profunda y se dijo a si misma que si no tocaba la mano del Seba iba a estallar. Ella alzó levemente su mano y la extendió de manera temblorosa hacia el Seba.

—Vale, yo no... no quiero que te sintai insegura si te toco. —dice el Seba mirando fijamente la mano que le extendía la Vale.

La Vale quería hablar y decirle cuanto apreciaba que él pensará en ella, pero su garganta aún estaba apretada y apenas podía pronunciar una palabra.

Ninguno pudo hacer nada cuando el papá del Lucas y la mamá de la Vale ya estaban vuelta en la pieza.

La mamá de la Vale se paro al lado de esta y le agarro la mano con delicadeza y comenzó a hablarle sobre quiénes estaban esperando por ella, cuanto la querían y un par de maldiciones hacia el Ignacio; la Vale le trataba de sonreír lo mejor que podía.

El doctor por su parte se acerco rápidamente a la Vale y comenzó a revisarla, por su parte la Vale trato de relajarse diciéndose a sí misma que el papá del Lucas estaba allí para ayudarla y no para dañarla.

—Seba, vai a tener que esperar afuera. —dice el papá del Lucas mirando al Seba de reojo.

Este asintió y miró a la Vale de reojo antes de acercarse a la puerta.

—Te quiero. —susurro el Seba hacia la Vale antes de salir.

Te quiero, repitió la Vale dentro de sí misma deseando haber podido hablarle.

Deseando que él le hubiera tomado la mano.

Deseando nunca haber conocido al Ignacio.

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