Rompiendo el Corazón de Un Chico Malo || YoonMin || Adaptación

IX. Baila Con Su Enemigo

—Estoy más seguro que JiMin terminará enamorado de mí —la sonrisa de YoonGi me dio escalofríos—. Y tú harás lo...

JungKook me jaló del brazo y me llevó a la habitación contigua a esa. Entró, y cerró la puerta con cerrojo. Buscó a tientas el interruptor y prendió la luz.

Me miró a los ojos preocupado.

—¿Estás bien? —preguntó JK acercándose a mí.

¿Qué si estaba bien? No lo creo. No todos los días te enteras que el chico por el que podrías sentir algo sólo está engañándote porque conspira con su ex novio para hacerte algo malo.

Me preguntaba por qué. ¿Qué de malo les había hecho yo a ese par para que quisieran hacerme eso?

—No lo estoy —dije por primera vez admitiendo mi debilidad frente a Kook—. ¿Por qué...?

—Shh —se acercó a mí y me abrazó fuerte. Ese simple gesto hizo que las lágrimas resbalaran por mis mejillas. No quería, pero estaba llorando—. Lo voy a matar. En serio, mataré a Min y lo despedazaré. Maldito hijo de p...

Creí ver algo diferente en YoonGi. Creí que él estaba roto, por lo de su mamá. Su familia, su pasado. Yo conocía ese sentimiento. Mi papá había muerto. Una parte de mí cambió cuando lo mataron. Eso fue hace años, pero la herida aún estaba ahí. Creí comprender a Suga, de verdad. Sólo que él no estaba roto. Él estaba destruido. Y tal vez no tenía cura.

Él en verdad era malo. Era un chico malo, en su totalidad.

Cualquier persona en su sano juicio no andaba por ahí haciendo bromas y lastimando a las personas. Claramente él no estaba en su sano juicio.

Pensé que él era diferente a cómo se mostraba ante todos, me lo demostró en cada palabra que me decía o en cada acción que hizo en las últimas semanas. Y sinceramente, siempre pensé que era un idiota, pero un idiota que aún le quedaba una pizca de sentimientos. Ahora me daba cuenta que no. YoonGi no tenía sentimientos.

Mi mente iba a los recuerdos cuando nos tomamos fotos. No podía con esto. Las lágrimas seguían fluyendo. No sabía cuantos minutos estaba ahí, en los brazos de Jungkookie, pero se sintieron una eternidad.

Mi orgullo y dignidad estaban por el piso.

—¿Sabes? —preguntó Kookie en un susurro audible. Aún me abrazaba—. Nunca creí que llorarías por él.

Me alejé un poco. Sonreí ante lo que acababa de decir.

—Yo tampoco —me sequé las lágrimas. Estaba decidido a no llorar más.

Yo no era así. Nunca lloré por un chico, esa era mi promesa a mí mismo luego de que mi papá muriera. Nunca nadie me haría daño. Y estaba rompiendo esa promesa. Y tampoco rompía promesas.

Porque... ¿el idiota pensaba que podía hacerme eso?

No sabía con quién se había metido.

—Oh-oh —Kook pareció ver la decisión en mis ojos—. ¿Qué está maquinando esa cabecita tuya?

—Solo quiero pagarle con la misma moneda —dije con una sonrisa llorosa—. ¿Acaso él puede ser el único que puede jugar? No lo creo.

—¿Y cuál es tu idea para hacerlo pagar? —se cruzó de brazos, expectante a lo que iba a decir.

—Devolverle la jugada —moví las cejas y me alejé más—. ¿No soy un genio?

—Espera, espera ¿cómo piensas hacer eso?

—¿Es que no lo entiendes? —pregunté negando la cabeza.