XXIV. Enfréntalo

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YoonGi me había llevado a un hermoso restaurante lejos de mi casa. A una media hora en el carro de HoSeok. El sitio era algo lujoso y estaba secretamente agradecido con Tae por forzarme a vestirme así. La gente vestía de etiqueta y no me molestaba lo ajustada y semivisible que eran mis prendas. Me preguntaba cómo es que Gi podía costear un restaurante tan caro. Cuando vi los precios en la carta mis ojos se abrieron tan grandes que Min se río. Madre mía, este restaurante seguro ganaba millonadas a la semana, o tal vez al día. Mi subconsciente me recordó que la familia de Yoon estaba metida en la mafia y mi cara se puso verde. No quería usar la plata viniendo de algo tan feo como eso, pero tampoco podía pagar mi cuenta porque no tenía tanta plata así que a regañadientes pedí un plato nada especial.

Nos trajeron la comida y YoonGi aprovechó para pedir una botella de vino. Dios mío, él me quería emborrachar. Cuando nos sirvieron una copa, me negué a tomar un sorbo, si yo probaba licor lo más probable era que al final de la noche terminaría haciendo algo loco y no quería avergonzarme a mí mismo más de lo que había hecho desde que conocí a Suga. Teníamos una fiesta a la cual ir y de seguro ahí había suficiente alcohol como para emborrachar a toda la ciudad. No quería tomar antes de tiempo. No quería tomar ahora y punto.

Si YoonGi se dio cuenta de que no probaba mi copa de vino, no lo demostró. En toda la cita se comportó de un modo completamente distinto al YoonGi que estoy acostumbrado, hizo algunas bromas aquí y allá, pero no se sobrepasó ni mencionó a nadie en la escuela. Su atención se centró solo en mí y estuve algo tentado de decirle que dejara de fingir, pero el problema es que yo también lo estaba haciendo y no quería ser cínico. La hermosa velada llegó a su fin en cuanto dieron las nueve de la noche anunciando que era hora de ir a la condenada fiesta. Por una parte estaba encantado de ir, pero por otra solo quería ir a casa y dormir.

—Espéreme, debo pagar la cuenta —dijo Yoon tomándome del brazo antes de que pueda pararme—. No tardaré. Ya vuelvo.

Lo miré alejarse y solté un suspiro. No veía las horas de llegar a mi casa y dormir. Pero tenía un plan que seguir. Por encima del murmullo de las conversaciones de la gente en el restaurante escuché la melodía de una canción que se me hacía conocida y luego la voz de YoonGi amplificada por un micrófono.

¿Qué...?

—JiMin —Su voz resonó en todo el local. Las conversaciones cesaron y todas las personas en el restaurante lo miraron con sorpresa y curiosidad en sus rostros, yo también.

¿Qué rayos hacía?

Mi mirada parecía hacerle gracia porque se río. El micrófono hizo que su risita se escuchara en todo el lugar.

—Debes de preguntarte qué rayos estoy haciendo aquí, delante de todo el mundo avergonzándome y eso me pregunto yo —Algunas personas soltaron risitas—. Pero al ser nuestra primera cita como novios, quiero que sea especial, tan especial como tú lo eres para mí —Una chica de la mesa de al costado soltó un profundo suspiro. Casi ruedo los ojos. Casi—. Así que permíteme este baile.

Abrí los ojos como platos. ¿Quería que baile con él? ¿Ahora? ¿En frente de todo el restaurante? Quería matar a Min YoonGi ahora mismo.

Gi dejó el micrófono en el suelo y se acercó a mí con rapidez. Me tomó de la mano y me jaló suavemente hacia donde él había estado con el micrófono y la suave música que sonaba bajito subió de volumen hasta que no escuchaba nada más que la aterciopelada voz del cantante. YoonGi bajó su mano a mi cintura y la otra la puso al otro lado. No sabía qué hacer así que él tomó mis manos y las puso sobre sus hombros balanceándome al ritmo de la lenta canción. No hice contacto visual con él, no quería verlo. Estaba tan confundido. Me hacía avergonzarme y encima parecía disfrutar de ello. Yo solo quería salir de aquí. Sentí sus manos rozarme la mejillas y me levantó el mentón haciendo que lo mirara fijamente a sus hermosos ojos verdes.

Rompiendo el Corazón de Un Chico Malo || YoonMin || AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora