Kyoka sabía que estaba mal. Sabía que tarde o temprano la locura y la obsesión se volverían una carga, pero no podía dejar que ese ojeroso de mierda alejara a su Pikachu de su lado.
▪ Del amor y cariño a un acoso y obsesión.
▫ Los personajes no me p...
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— ¡Hey Denki! ¿Quieres pastelitos de avellana?
— ¡¿EH?!
Luego de lo sucedido con Denki, mi pobre ángel, Aizawa nos pidió que nos vayamos a otro lado. Que el entrenamiento terminó.
Yo quería ir a ver a mi precioso Denki pero no me dejaron y tuve que ir con los demás. A Momo se le vino la maravillosa idea de hacer un picnic en el patio para no aburrirnos. Al principio eramos la clase A pero después Ashido invitó a su novia, provocando que toda la clase B se uniera.
No me importó, después de todo no estaba prestando atención.
La cosa es que vi que Ibara había traído unos pastelitos con sabor a avellana.
Denki ama esos panes pequeños.
Los quité del montón y me los llevé para poder dárselos a Denki. Grande fue mi sorpresa al llegar a la sala.
Ese ojeroso de mierda. Estaba en una situación sexual con MI Denki.
Miré a lo lejos, pero luego no pude resistirme a interrumpirlos.
— ¡¿Ky-Kyoka?! ¡¿Que haces...?
Vi como el rostro del ojeroso se tornó a un tono rojizo. Denki se subió el cierre del pantalón al igual que el otro.
— Iba a ir a verte...pero después te encontré aquí — Dijo mostrando una leve sonrisa — ¿Quieres pastelitos de avellana? Son tus favoritos — Mostró una bolsa, mientras expandía su sonrisa.
Denki iba a contestar pero Shinso se le acercó molesto.
— ¿A que juegas Jiro? — Dijo intimidante.
— Yo solo vine a darle algo a Denki. Somos amigos después de todo... — ¿Te crees que iba a dejar pasar lo que estabas haciendo? Me las pagarás maldito idiota.
Shinso la miró con una mirada asesina.
Anda, golpeame.
Este empezó a levantar su puño, pero fue detenido por Denki, quién lo tomó del brazo.
— Gra-gracias Kyoka, no debías... — Murmuró avergonzado, mientras le quitaba la bolsa de la mano.
— No hay de qué ¿Quieres ir al picnic?
— Y-yo... — Denki miró a Hitoshi. Este le frunció el ceño.
— Has lo que quieras, no me importa — Musitó el pelivioleta, mientras caminaba hacia el ascensor.
Kaminari lo miró apenado por unos segundos, pero luego volteó a ver a Kyoka, que solo le sonreía alegre.
— Va-vamos...
— Okey...aunque, ve adelantándote. Yo debo ir al baño.
— Oh...okey — Empezó a caminar aún sintiendo incomodidad ante lo sucedido y abandonó la sala.
Kyoka se quedó sola, sin nadie a su alrededor.
De pronto, sintió las grandes ganas de reir.
Y así hizo.
Soltó grandes carcajadas como una desquiciada.
— ¡¡Los interrumpí!! JAJAJAJA ¡¡La cara que puso el ojeroso de mierda no tiene precio!! JAJAJAJA — Se abrazó la panza, debido al dolor que le provocaba.
Segundos después, lágrimas cayeron por sus mejillas.