『TERMINADO』
Las personas no somos iguales en el mundo. Siempre existirá algún pequeño detalle que nos diferencie de los demás.
Entonces... Ante una misma situación... ¿Cómo reaccionarían siete hermosos chicos distintos?
||Esta es una historia origin...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Situación.-
Ese chico comenzaba a impacientarte, al principio creíste que fue solo un error, un roce incómodo pero cuando se repitió no aguantaste más.
De hecho tu novio ya había comenzado a levantarse para ir a plantarle cara al tipo cuando te diste media vuelta tomando impulso y estampando tu puño con su nariz.
—¡Deja de tocarme el culo maldito imbécil!
SeokJin.-
Sus ojos quedaron tan abiertos y tan redondos que podría pasar como un extranjero cualquiera. Volvió a tomar asiento sin querer intervenir al ver la nariz del tipo comenzar a sangrar pero tampoco dijeron algo a tu alrededor, todos sabían que ese tipo se lo tenía merecido.
—Punto número uno de nuestra relación —habló una vez te sentaste a su lado—. Nunca hacerte enojar.
Soltaste una carcajada regalándole un beso en la mejilla.
—Que bueno que pienses así porque mi padre es militar y me enseñó muchas cosas que no quieres conocer —confesaste con una dulce sonrisa.
—¿M-mi suegro... E-es mili-... Militar?
No hace falta decir que en cuanto mencionaras una reunión familiar tendrías a un SeokJin callado y dócil.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
YoonGi.-
—Sus asuntos, no los míos y todos en paz —susurró para sí mismo dándose la media vuelta y comenzando a pedir tu bebida y postre favorito del restaurante.
La verdad lo habías dejado sin palabras pero nunca le gustaba mostrarse así de sorprendida por lo que mientras esperaba la orden calmaría su ser volviendo a aquel semblante neutral.
—¿Por qué me dejaste allí? —Preguntaste con un puchero.
—Cariño, era más fácil que ese tío terminase haciéndome algo a mí que a ti después de tremendo golpe —te jaló con cuidado para poner un brazo sobre tus hombres dando un beso en tu cabeza—. Pero que quede claro que puedes llamarme si algún día me necesitas.
