¿Qué hay de malo en mi?

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Aquí estoy de nuevo como cada día; esperando a que pases y me denigres. Que me mires como si fuese lo más horrendo que hay en el mundo y me pregunto: ¿Por qué? ¿Qué hay de malo en mí que a ti no te gusta? ¿Qué tan horrenda soy para recibir esa mirada? Al parecer sí, porque cuando pasas a mi lado me miras con asco o con miedo. Me pisas sin darte cuenta. Esperando a que se den cuenta que tengo el mismo derecho de estar aquí. ¿Tal vez son mis ojos? ¿Mi cuerpo? ¿La forma de caminar? ¿La manera en la que sorprendo porque nadie me ve? ¿El color de mi piel? No lo sé, pero cada vez que pasa me pregunto qué está mal en mí y si hice algo tan terrible para merecerlo.

El otro día te vi y pisaste a otra parecida a mí. Sentiste asco y miedo al punto de que tu piel se erizó. Nadie se acerca, a pesar de que no les hago nada. Tan solo miro, curiosas de ustedes. No entiendo que tienes contra mí, me dicen que debo irme, pero no quiero. Quiero comprobar si hay alguien además de mí misma que es capaz de ver más allá de mi apariencia. Por eso aguardo a que vean como realmente soy.

A veces es inevitable sentirme pequeña, aunque ustedes me hacen sentir grande e intimidante. Camino con cuidado, tan tranquila para no asustar a nadie. No entiendo cuál es el problema, trato de comprender, pero llego a la misma pregunta: ¿por qué me miran así? Paso más noches preguntándome: ¿seré yo la que esté mal? ¿Sobraré en este mundo? ¿Merezco desaparecer por qué algunos no son capaces de aceptarme como soy? No lo sé, pero mis esperanzas decaen con cada día, con cada mirada y palabra que me dicen. Es difícil ser fuerte porque a pesar de sentirme cómoda conmigo. Los demás parecen incómodos al mirarme y es agotador luchar contra la corriente.

Estoy cansada y hoy he decidido dejarme llevar. Ya no espero que alguien me vea. He decidido que me amaré y seré feliz a mi manera. Hoy he decidido ser libre. Para qué seguir esperando a que alguien aprecie lo útil que soy. Solo soy incomprendida. Ya no dejaré que me pisen, me haré notar aunque te asustes. Desde hoy todo cambiará. Camino con la lentitud que me compete, pasando con cuidado en medio de la calle. Ja, aquí voy mundo. Veanme brillar.

―Oh, cuidado, no la pises.

―¿Qué cosa?

―¿Cómo qué cosa? ¿No la ves?

―Esa cosa tan fea y horrible.

―Es una tarántula, y es hermosa a su manera. Ella brilla a su manera. Solo hay que aprender a mirar más allá de tu miedo.

―Estás loca.

―No, solo que las arañas son criaturas incomprendidas. Como yo y como muchas personas, por eso las entiendo y valoro. Sigue tu camino.

Siento un empujón impulsandome a mi destino. Me quedo mirando por la dirección en la que se fueron aquellas arañas jóvenes.

Vaya, alguien sí me comprende después de todo. He descubierto que no soy la única que se siente así, entendiendo que: cada araña brilla a su manera.

                                                

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