No te desharás de mí...

168 2 0
                                    



Me siento frente al escritorio y miro hacia la ventana. La luz a mi alrededor se va alejando poco a poco, dejándome sumida en la oscuridad. Miro mis manos antes de dejarlas sobre la mesa y suspirar con pesadez. He olvidado la cantidad de veces en las que me he sentado en este mismo lugar, bombardeandome de estos mismos pensamientos. Pensamientos sobre dejar de hacer lo que hago, de hacer esto. Paso mis manos por mí rostro antes de colocarlas en mi cabeza tomándome el pelo para poder callar a esos monstruos que devoran mi cabeza. Cada vez que hago esto me siento expuesta, siento que dejo vagar por aquellos sitios en los que nadie se ha adentrado. Porque no siento que sea buena para lo que hago, me carcome la cabeza con preguntas: ¿estaré haciéndolo bien? ¿seré buena? ¿podré con esto? ¿es bueno dejar de lado mi conciencia y mi moral? Días en los que quiero tirar la toalla y dejar todo de lado, sin preocuparme, quedándome justo donde estoy, sin mover un dedo. Cierro los ojos y al abrirlos lo único que veo es oscuridad. Rodea todo el espacio. Trago el nudo que hay en mi garganta y miro mis manos masajeando para entrecruzarlas y mirar a la nada.

Nada. Justo como a veces me siento, ¿será qué algún día lograré encajar en este mundo? Levanto la vista del escritorio mientras muerdo mi mano con fuerza para dejar estos pensamientos. Quiero dejarlo, en serio quiero dejarlo, pero... ¿no puedo o no quiero? No importa cuantas preguntas me haga al respecto, no importa que me machaque diciendo que no es lo mío o que no se hacerlo. Sigo y sigo sin importar cuanto diga. Cuanto me lastime porque es lo único que me libera, puedo ser yo realmente, sin importar el qué dirán o que nadie vea lo que hago. Sin importar cuantas veces quiera salir corriendo y perderme, no lo dejo.

Suspiro y me levanto de la silla encendiendo la única luz que tengo.

―¿Tú qué opinas, Robert? ¿Qué dices? Ah, mil perdones, que descortesía de mi parte ―menciono chasqueando mi lengua y me acerco a él, toco su rostro con delicadeza sonriendo antes de arrancar la cinta.

―¡Eres una estupida! ¿Te crees muy buena, no? No eres nada.

―Ay, Robert. No importa lo que digas, aunque me hieres. Solo somos tu y yo. ―Me mira con sus hermosos ojos cafés mientras me fulmina con la mirada―. Nadie escuchará. Por eso estamos aquí. Porque puedo hacer lo que quiera sin que nadie me diga nada.

―No te desaras de mí tan fácil. Siempre estoy ahí, para ver como caes. ―Una gran curvatura se asoma por mis labios.

―Lo sé.

Camino hacia el escritorio tomando el objeto que hoy parece que tiene un aura especial, brillando más que cualquier diamante o piedra preciosa que haya visto. Me acerco con cuidado. Esto es infinito.

—Sé que volverás. Pero no podrás conmigo. —Entierro el lápiz en su corazón y una nube negra lo envuelve hasta desaparecer.

Volverá, pero no voy a dejar de hacer esto.


                      <<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<◇>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>                     

Y llegamos al final. Espero que lo hayan disfrutado. Me divertí mucho escribiendo, espero les haya hecho volar su imaginación, reír, llorar o enojar quién sabe🤭. Espero les haya gustado esta nueva versión. 😁

¡Muchas gracias a todos y todas por su tiempo, por leer, votar y comentar, también a los que la agregan a su lista de lecturas, muchísimas gracias! ¡De todo corazón, gracias!💙

¡Qué tengan lindo día/noche/tarde o madrugada! 🤗

¡Nos leemos por ahí! 😁

Fegrin Blue🪽



Mini RelatosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora