Mini Relatos

¿Para qué te sirve?

Deja de lamentarte, ¿para qué te sirve? para nada. O tal vez sí, para lo único que sirve es para hundirte aún más. Para seguir matándote otro poco. Sigue, vamos, sigue revolcándote en esa cloaca que cada día te atrapa un poco más. ¿A quién le importa? ¿a nadie? ¿Eso crees? ¿Crees que tu vida no vale nada? Pues déjame decirte que tu maldita vida vale más que el oro, nadie, absolutamente nadie puede reemplazarte. ¿Crees que no vales? Pero quién te dijo semejante mentira. Vales y mucho, vales por el simple hecho de existir y nadie debería hacerte sentir lo contrario. Ni siquiera tú mismo. ¿Qué? ¿estás descontento con tu vida? Haz algo para cambiarla y si no puedes, cambia tú, eso es algo que sí puedes hacer, pero no quieres. ¿Por qué? Porque es más cómodo quedarse donde estás. No te juzgo también estuve ahí. Me dejaste muchos años encerrado en esas paredes, temiéndome. Pero ya soy libre y no pienso ser condescendiente contigo, todos lo han sido, pero ya no más. Cambia si tú quieres, sino, quédate donde estás. Pasas pensando en lo que pasó, pero dime: ¿lo puedes cambiar? ¿Cuál es el afán de torturarte con esos pensamientos? Está bien que recuerdes, pero si te duelen y te abres las heridas cada vez. ¿Por qué lo haces? ¿Masoquismo? ¿miedo a dejarlos? ¿Por qué no sabes quién eres si los sueltas? Que no quieres estar aquí porque no encajas ¿y quién encaja realmente? No eres una madera para encajar. Eres humano, ser complejo, imperfecto. Entonces dime: ¿te quedarás ahí o harás algo? ¿Qué pasaría si te dijera que esos comportamientos se pueden cambiar? ¿Qué pasaría si te dijera que todo está en tu mente y que lo que piensas atraes? ¿me creerías? ¿Qué si crees que puedes, podrás? ¿Qué tu cuerpo te escucha y hace lo que le dices? ¿o por el contrario dirías que he perdido la cabeza? Bueno, la cabeza ya la he perdido. No puedo perderla dos veces, por algo soy el jinete sin cabeza ¿no? Entonces: ¿me creerías o me juzgarás por la cabeza?