¿Realidad o fantasía?

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¿Sentirse fuera de lugar? ¿Alguna vez te has sentido de esa manera? Si es así bienvenida/o al club. No sé si estoy loca o qué, pero siento que no pertenezco a este mundo. Tal vez se me zafó un tornillo ¿quién sabe? Me siento extraña, como si hubiese vivido mucho cuando no es así. Es como si viviera en una burbuja, pero esta explota a cada segundo enviándome a la realidad, ¿o puede que sea muy soñadora? Tal vez viva en el plano de la fantasía.

Es que como no vivir ahí; es donde me siento tranquila, comprendida, respetada, fuerte. Es ahí donde simplemente soy yo. Lejos de la realidad a la que no siento que pertenezca. No porque haya sido cruel, solo... que no lo sé... tal vez en realidad soy de otro plano y me enviaron aquí por error. Le he hecho la pregunta a mi madre una y otra vez: ¿Para qué viene a este mundo? Es una duda que siempre me aborda, a veces si quiero estar aquí, pero casi la mayor parte me siento fuera de lugar. No pertenezco a este mundo. ¿quién sabe? Tal vez soy de otro lugar y por eso no me siento real.

Vivo en una maldita burbuja que se revienta cada vez que alguien me saca de mi mundo donde soy feliz. Cada vez que veo mi realidad. Y ¡sorpresa! No es la que me gustaría. Es ahí donde radica otro problema: ¿cuál es la que me gustaría? Si soy sincera no tengo ni puta idea. A veces tener un cerebro que lo analiza y da vuelta a las cosas llega a ser abrumador. Tanto, que desearía tener un interruptor de encendido y apagado. A veces creo que me volví loca. ¿Lo estaré? Pues quién sabe. Pienso que soy especial y luego no. Me gusta algo y luego no. Soy contradictoria. No sé de amor, pero me gustaría saber que es, aunque me da miedo. Quiero una amistad, pero me da miedo tener a una amiga o amigo, ¿quiero? ¿Qué quiero? No tengo idea de que hago aquí, no sé para qué sirvo. La motivación me dura lo mismo que un pestañeo. Y es que simplemente no me siento parte del mundo. A veces sí, pero llego al mismo punto.

¿Será que mi alma es vieja y ya no quiere continuar? No sé, no sé, no sé. Pensar es lo que mejor se me da, más bien, machacarme la cabeza. Cuando no sonrío, cuando dejo de lado todo o llega la tristeza pienso que realmente muestra mi cara. Siento que esa soy yo. ¿Pero, realmente seré yo, o es solo una ilusión? No sé, ya estoy loca, siento que hay varias personas conviviendo en mí mismo cuerpo y me vuelve loca tanta personalidad junta.
Una es la directa, la que llora por todo, la que se ríe porque vuela una mosca, la que le fastidia todo, la que es un amor, la que es ruda, la que es una hipócrita, la mentirosa, la sarcástica, la imaginativa, la literaria, la deprimida, la diva, la tímida, la rebelde, la juguetona, la malvada, la que es inocente, la justiciera y la lista podría continuar. Personalidades que me abruman. ¿Para qué trabajar? me dice; ¿a quién le importa? Eres débil, soy la maldita ama, podría hacerte sufrir y ni te enteras, ayudemos a la gente; ¿amor? ¿Qué piensas? ¿Cómo permites que eso suceda? ¿Ay, no me digas, enserio? El mundo es un caos y yo siento que ese caos está en mi cabeza. Tal vez soy muy melodramática: ¿seré melodramática?

Otra me dice: ¿a quién le importa una nota? En el mundo real por tener una buena nota no te dan de comer. Tienes que vivir para trabajar. Te presionan para estudiar. ¿Dinero? ¿Qué harías si no hubiera presión? ¿poder? ¿Pero de qué hablas? Debes ser realista porque la sociedad te lo impone, porque fantasear está prohibido o te mueres de hambre.

Sé quién soy. ¿Quién soy? ¿De dónde provengo? Ya lo sé... no, espera, no lo sé. Por favor, para de decir tanto. Ya estoy cansada. Quiero volver a la realidad... ¿o era la fantasía? Sí, la fantasía. No quiero ir ahí, déjame aquí, en la realidad.

Tal vez por eso estoy aquí mirando una pared blanca frente a mí, mientras mi mente da vueltas sin parar creyendo que esto se lo estoy contando a alguien. Me rio sola y volteo mi cabeza, cuando veo alguien frente a mi sonriendo.

—¿Quieres una salida?

Volteo la cabeza como un cachorro.

—¿Quieres callar esas voces en tu cabeza?

¿Quién no querría eso? Eso es lo que he intentado durante mucho tiempo.

—Sí.

—Toma —en su mano veo una pastilla de color rojo.

No lo hagas, escucho como me susurran al oído. Esa no es la pastilla. Te está engañando.

Por alguna razón, no le hago caso a la voz y tomo la pastilla en mi mano, cuando estoy por preguntar porque me la dio y miro, ya no hay nadie.

No tengo nada que perder. Ya lo he intentado todo.

No lo hagas. Es falso. No. No irás a ningún lado. No escaparas de mi. No sirve de nada. Nada tiene sentido. Todo es una mentira. Tu existencia no tiene sentido. No hay esperanza. Solo esto es real. A quién le importa. No hay nadie. No sirves para nada. Si me dejas, dejas de existir. No eres nadie sin mi.

¡Ya basta!

Me tomo la pastilla, y cuando abro los ojos me doy cuenta de que estoy en una cama. Es mi habitación. Miro a mi alrededor, paredes azules y puerta blanca, escritorio frente a la ventana y una computadora encendida. Me levanto de la cama mirando mis manos como si fuera la primera vez que las veo, todo está en silencio y la luz del exterior parece más brillante que nunca. Mi cabeza se siente liviana y no hay ruido en ella, se siente libre, en paz. Y por primera vez me siento agradecida de estar aquí en casa. Me siento frente a la computadora. En ella, hay una frase escrita.

Tú decides.



                                                        

                                                                                      

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