13

87 15 13
                                    

Al mirarse al espejo, LuHan observó las ojeras debajo de sus ojos. Apenas había logrado dormir un par de horas. Demasiadas cosas habían pasado, y las pesadillas durante la noche le terminaron por agotar.

Se lavó los dientes con lentitud, tomándose todo el tiempo del mundo. Necesitaba reunir fuerzas para mostrar una sonrisa y esconder el dolor que su pecho aún albergaba. Y también para interrogar a MinSeok.

Camino a la cocina una mueca adornó sus labios ¡Odiaba tanto cocinar!.

Pero, oh, sorpresa. MinSeok estaba ya sentado, con un desayuno sobre la mesa y el uniforme escolar puesto.

Por alguna razón, LuHan le vio distinto aquella mañana, pero no lograba saber por qué.

—Gracias —dijo, sentándose a la mesa.

El demonio puso los ojos en blanco.

—No lo agradezcas, es lo menos que puedo hacer. Además, no estoy de ánimo para ver cómo se queman unos pobres huevos.

LuHan debió hacer un esfuerzo para no atragantarse al comer, era increíble el apetito que tenía pese a todo lo sucedido. En un intento por comer más moderadamente, decidió mirar a MinSeok y empezar a preguntar.

— ¿Cuánto tiempo tienes antes de tomar mi virginidad?

—Cinco meses.

Los palillos del rubio quedaron suspendidos a mitad de camino hacia su boca. Se dio cuenta, un poco tarde, que fue la pregunta equivocada. Ahora tenía un tirón en la boca del estómago y el apetito se esfumó.

—Eso... eso es muy poco tiempo.

Algo extraño pasó. MinSeok también dejó de comer y le miró con la mirada más seria que le había visto hasta el momento.

—Eres el novio de Kai, el cual era tu deseo... pero dime ¿Sigue siendo ese tu deseo? ¿Eres feliz?

No entendió a que venían tales preguntas, y no se supone que fuera MinSeok quien interrogara, pero LuHan se vio negando.

—La verdad, no lo sé. Cuando Kai me pidió ser mi novio, fue maravilloso. Cuando me acompañó a casa, cuando me dio mi primer beso... pero algo ayer cambió, y... por extraño que parezca, y por más que entienda que querer que alguien me quiera no está mal, me sentí... egoísta. Me di cuenta que mi deseo fue tan... superficial. Tan vano. ¿Y qué clase de pregunta es si soy feliz? ¿De verdad? ¡Mírame!

No. No era feliz. Por más que JongIn le esperara en la escuela, no era feliz. Sus padres estaban muertos, su hermanastra le dejó. ¿Cómo podía ser feliz?

—No está mal ser un poco egoísta. Nadie puede reprocharte el serlo un poco. De hecho te aplaudo. Voy a tomar mi pago, porque no voy a morir por algo así. Pero antes, quiero verte ser egoísta —LuHan frunció el ceño—. Quiero verte ser feliz, quiero que no te duela tanto. Quiero que aproveches cada momento junto a JongIn. Porque ese fue tu deseo, y es a él a quien tienes ahora de tu lado. Se egoísta, y no mires atrás. El mundo se pierde la hermosa persona que eres.

LuHan quiso poder decir algo, contar sobre los gritos desesperados de JongIn en sueños durante la noche le habían atormentado. Pero también se encontró con tener ganas de seguir el consejo del demonio.

—Anoche, deseé haber deseado algo distinto.

—No lo hagas. No te arrepientas. No vivas tu vida así. Si sigues por ese camino, habrás gastado un deseo en vano. Se supone los deseos deben hacerte feliz. Así que... demuéstrame que valió la pena nuestro pacto, LuHan.

Un escalofrío recorrió la espalda de LuHan, producto de haber escuchado su nombre en la boca del demonio.

—Pero... ¿JongIn no está sufriendo? ¿Muy dentro de él, no se siente prisionero en su propio cuerpo?

Pacto con un Demonio [XiuHan / LuMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora