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Eran las manos de MinSeok. LuHan lo supo de inmediato. Si bien era cierto que lo había tocado sólo una vez, jamás podrá olvidar aquel tacto, placentero y cariñoso a la vez.

Poco le importó aparecer en un lugar desconocido, al parecer una plazoleta desolada, lejos de su ubicación original.

Poco le importó el perderse las siguientes horas de colegio. Todo lo que a LuHan le importó fue girar y envolver en sus brazos al demonio que le había dejado incompleto.

— ¡MinSeok! ¡MinSeok! —Lloró, escondiendo su rostro en el pecho del otro.

— ¿LuHan?

¡Oh, por Dios! Su nombre en la voz de MinSeok era música para sus oídos.

— ¿LuHan, estás bien? ¿Ellos te hicieron algo? —Con ellos, LuHan supo a quienes se refería. Negó, incapaz de hablar por los sollozos que dejaba salir —¿No? ¿Entonces, por qué te encuentras así?

El rubio hizo un esfuerzo en calmar su llanto y mirarle a la cara.

—Por ti.

— ¿Por mí?

—Sí. Cuando te fuiste, no lo noté, o no quise hacerlo, o lo hice pero me aferré a la promesa que te hice. La de ser egoísta. Pero luego, comprendí que tenías razón, que no mentiste. Yo te importo. ¿Y sabes que más descubrí? Que tú me importas. Más que JongIn, más que todo en este mundo.

MinSeok se quedó en su lugar, incapaz de decir algo, con los brazos colgando a sus costados. Al no ver reacción, LuHan llevó las manos hasta el rostro demonio al igual que los sus labios, besándole.

El demonio tardó en corresponder el beso, pero lo hizo, igual o más necesitado que el de LuHan. Ahora estaban completos. Ahora no había fallas. Ahora nada faltaba.

No fue hasta que MinSeok se apartó, buscando algo de aire, que LuHan volvió hablar.

—Les pregunté, a JiMin y compañía, si había alguna forma de deshacer mi deseo... —MinSeok comprendió al instante que había una forma, pero enseguida empezó a negar y decir cosas incoherentes.

—No. Esto no está bien. Tú estás con JongIn. Tú le quieres a él. Tú...

— ¡Basta! —Gritó LuHan, buscando cortar todas aquellas cosas que ya no sentía por JongIn—. No es así. Esto está bien. Sin ti, algo no estaba bien. No lo estuvo hasta que pusiste tus manos en mi cintura. Soy un zombi todos los días de mi vida. MinSeok, no soy feliz. Pero ahora que estás aquí, el pecho ya no me duele. El sueño se ha disipado. Y me siento completo, no me falta nada. A no ser que... —Y el rostro de LuHan se descompuso, alejándose de repente—, que ya no valga nada para ti...

Las lágrimas volvieron a caer por sus mejillas, pero esta vez eran de dolor. Al menos, hasta que los brazos de MinSeok volvieron a rodearle.

—Dime que no mientes —Le exigió—. Por favor, dime que no mientes.

—No miento.

—Todos estos meses, me he sentido tan perdido sin ti... ¡Maldición! LuHan, no sé qué me hiciste, pero no pude evitar romperme por dentro, sentir que no estaba completo, y cuando te vi... oh... ¿De verdad no mientes?

LuHan dejó de llorar y abrazó a aquel demonio que se había convertido en alguien muy importante para él, tan importante como para...

—De verdad no miento. No he podido olvidar como se sienten tus manos en mi piel, nada... y estoy dispuesto, MinSeok. Estoy dispuesto a tomar la oportunidad que hay para liberar a JongIn y estar a tu lado.

Pacto con un Demonio [XiuHan / LuMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora