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LuHan se despertó y sonrió al ver a MinSeok a su lado. No se había ido, estaba cumpliendo su promesa. Y él aún estaba vivo. Sin embargo, la hora en el reloj le indicaba que debía levantarse. JongIn llegaría en cualquier momento.

Deseó no tener que enfrentar aquel día. Deseó incluso que una bomba explotara en su casa y le evitara enfrentar el desastre que había creado al pedir algo tan superficial.

No fue hasta que sintió las caricias de MinSeok que se dio cuenta que había despertado.

—No estés tan serio. Estoy aquí.

—Pero aún tengo que ver a JongIn. —Contestó, tomando la mano de su demonio entre las suyas.

—No me gusta. Pero no puedes dejarle, se suicidaría, y complicaría más las cosas.

— ¿Tengo que terminar este día de escuela?

— ¿La verdad? No necesariamente. Pero anoche mi hermano y SeokJin tenían cosas que arreglar. No creo que estén despiertos todavía... Déjame preparar el desayuno.

LuHan observó a MinSeok preparar el desayuno, ni siquiera se percató de cuando éste dejó de hacerlo y le miraba con los ojos abiertos, no hasta que alguien tapó su vista y se sobre saltó.

—Tranquilo —Le dijo alguien a su espalda. Era la voz de SeokJin—, no quieres enfrentar este día, y no tendrás que hacerlo. ¿Estás preparado, LuHan?

El ritmo de los latidos del corazón del rubio se disparó, pero asintió, convencido.

—Lo estoy.

Y todo sonido desapareció así como cada pequeña pizca de luz a su alrededor.

Sintió su cuerpo ligero. No hubo dolor. No hubo nada.

— ¿Deseas convertirte en la pareja de Kim MinSeok, un demonio de categoría especial? —Seguía siendo la voz de SeokJin, pero ya no estaba a su espalda, estaba en todos lados.

—Sí.

— ¿Estás dispuesto a convertirte en un demonio por él?

—Sí.

—Muy bien, entonces... es hora de que nos demuestres que tipo y clase de demonio serás, LuHan.

Esta vez, sintió el piso duro bajo sus pies. Y la voz de SeokJin estaba a su espalda nuevamente, quitando las manos que le tapaban la vista.

¿Ya estaba muerto? Vaya, se dijo, no había sentido nada, pero lo cierto era que no tenía idea como iban a asesinarlo.

Miró lo que tenía enfrente. El piso era blanco, y estaba oscuro, pero lograba ver enormes paredes grises y un hueco frente a él. Su ropa también había cambiado. Su pijama no estaba, ahora tenía una camisa blanca, demasiado grande para él, y unos pantalones negros. También sentía el cabello tieso, como si tuviera kilos y kilos de gel.

—No tengas miedo si no te sientes tú, recuerda que ya no estás en tu cuerpo humano. —Le aconsejó SeokJin.

— ¿Qué debo hacer? —Preguntó, dándose vuelta, pero allí, ya no había nadie. Tragó duro, recordando lo que los otros le habían dicho.

JiMin no había visto nada. Así que supuso no sería un demonio de travesuras. Y si no se equivocaba, lo que tenía enfrente era un laberinto.

Reuniendo valor y coraje, LuHan dio un paso, luego otro, y otro, hasta adentrarse.

¿Se supone que sólo debía caminar? Sonaba tan... simple y absurdo. En las películas siempre salen obstáculos que el protagonista debe superar ¿Aquí sería igual?

Pacto con un Demonio [XiuHan / LuMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora